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Gonzalo Gómez de la Calle

El tesoro que se esconde bajo Groenlandia no es lo único que Trump quiere de la isla: por qué los daneses deberían preocuparse

Cuenta, según el Servio Geológico de EE.UU., con 17.500 millones de barriles de petróleo, 4,19 billones de metros cúbicos de gas natural, oro, uranio, aluminio y 1,5 millones de toneladas de tierras raras, la clave del control de la tecnología del futuro

Imagen aérea de la ciudad groenlandesa de AasiaatFreepik

La isla más grande del mundo es también el territorio con la menor densidad por habitante/km2, pues cuenta simplemente con una población de apenas 57.000 habitantes para un territorio de más de 2 millones de km2. Sin embargo, ¿qué puede ofrecer una tierra cuyo 84 % de su superficie está congelada permanentemente y que fue colonizada por Dinamarca en el S.XVIII? Todo, las claves de la geopolítica de las siguientes dos décadas: rutas comerciales, tierras raras, defensa, petróleo y gas.

En el 2019, durante el primer mandato de Donald Trump, el presidente estadounidense ofreció al Reino de Dinamarca comprar la isla de Groenlandia. Sin embargo, Dinamarca, tal y como ya lo hiciera en 1946 ante la oferta de 100 millones del presidente Harry Truman por la isla, rechazó el ofrecimiento. No obstante, la idea de comprar territorios para aumentar los EE.UU. no es nueva. En 1867 el presidente Andrew Johnson compró Alaska a los rusos y se barajó también la opción de Groenlandia, tanto en 1868, como en 1910, pero sin que fructificasen. Por este motivo, la isla danesa lleva viéndose como un activo estratégico desde hacer varios siglos con distintas implicaciones: militares, económicas y comerciales.

Militares

Con la invasión nazi de Dinamarca, EE.UU. consideró Groenlandia una región clave para protegerse de un posible ataque, al igual que un espacio estratégico. De ahí que enviase tropas en 1941 con el consentimiento de Dinamarca. Con el fin de la II Guerra Mundial y el inicio de la Guerra Fría, EE.UU. construye en 1951 la base militar aérea de Thule, ahora base espacial Pituffik. Además, EE.UU. levantó Camp Century, una base nuclear entre 1959 y 1960 que sirvió de refugio nuclear y control para los movimientos rusos. Finalmente, Camp Century fue abandonado en 1967.

En 1953, Groenlandia pasó a ser considerado como un territorio igual del Reino de Dinamarca, y en 1979 fue aprobada su autonomía y gobierno. Finalmente, en el año 2009, Groenlandia consigue el control sobre sus recursos naturales y asuntos internos, salvo la defensa, política exterior y política monetaria, las cuales seguirán en mano de Dinamarca. No obstante, Groenlandia obtiene el reconocimiento a una potencial independencia si así lo deseara, pero a día de hoy, sigue dependiendo de los subsidios daneses, puesto que el 20 % de su presupuesto (500 millones de 2.500 millones) proviene de Copenhague.

Trump afirma que Groenlandia es imprescindible para la seguridad económica de EE.UU. y los intereses nacionales

Según declaraciones de Trump, Groenlandia es imprescindible para la seguridad económica de EE.UU. y los intereses nacionales. De ahí que no descarte el uso de la coacción para lograr su objetivo. Trump lo tiene claro: no dudará en aplicar la Ley de Poderes de Emergencia Económica, IEEPA, por sus siglas en inglés, para aumentar los aranceles a Dinamarca para presionar al país escandinavo. Una amenaza que podría dañar a Dinamarca, cuyas exportaciones a EE.UU. representan el 19 % de las exportaciones danesas fuera de la UE. Además, esta ley permitiría a Trump no necesitar pasar por el Congreso para aplicar los aranceles al buscar proteger intereses económicos y la seguridad nacional. En 2019 Trump ya amagó con aplicarla contra México a raíz de la inmigración ilegal, aunque finalmente se llegó a un acuerdo.

Recientemente Trump Jr. visitó la isla de Groenlandia de la mano de Jørgen Boassen, un albañil groenlandés cercano a los círculos republicanos y con quien Trump Jr. ya se había reunido anteriormente. Boassen participó del movimiento American Strile Force y declaró que «sólo EE.UU. puede salvarnos», aunque matizó que «Dinamarca no puede defendernos. Tenemos que intentar cooperar comercialmente y económicamente, pero no se nos puede comprar. Nadie es nuestro dueño»; unas declaraciones que recogían el recelo ante la política danesa frente a Rusia y la invasión de Ucrania. No obstante, sí que estuvieron alineadas con con las declaraciones del cabeza del gobierno autonómico Mutte Edege, «no estamos en venta y nunca lo estaremos».

EE.UU. busca y aspira a consolidar su presencia como potencia en el Ártico, tanto económica, como militar

EE.UU. busca y aspira a consolidar su presencia como potencia en el Ártico, tanto económica, como militar (ha invertido 15 millones en la base espacial de Pituffik), especialmente frente a Rusia, quien desde el 2020 ha realizado 80 ejercicios militares en el Ártico. Al mismo tiempo, Rusia cuenta con 4 bases aéreas en islas árticas y 5 bases áreas en las costas, ya que está inmersa en un ambicioso proyecto de modernización y construcción de instalaciones claves del frente este ártico. El fin de la Guerra Fría provocó que muchas instalaciones fueran abandonadas, pero con el deshielo de los polos, el Ártico vuelve a recuperar importancia, especialmente con las dos nuevas autopistas comerciales.

Económicos

Groenlandia cuenta, según el Servio Geológico de EE.UU., con 17.500 millones de barriles de petróleo, 4,19 billones de metros cúbicos de gas natural, oro, uranio, aluminio y 1,5 millones de toneladas de tierras raras, la clave del control de la tecnología del futuro.

Las tierras raras son 17 elementos de la tabla periódica claves para la industria automotriz, las energías renovables, la electrónica y las armas. Según Ricardo Prego, doctor en Química y profesor del CSIS, China controla la producción de tierras raras desde el inicio de siglo evitando que otros países entren en la cadena de valor. China, a través de bajos márgenes y su competitividad de precios, controla toda la cadena, a pesar de no tener la tecnología más puntera y contar con el 36 % de las reservas mundiales, 44 millones de toneladas. A día de hoy, según Predo, «EE.UU. importa el 80 % de tierras raras de China y, de este porcentaje, el 5 % va dirigido a la industria de defensa estadounidense».

Las tierras raras son claves para la independencia tecnológica y económica. Trump no quiere Groenlandia por capricho: lo quiere porque es clave. Por ello, ve con recelo los intentos chinos de comprar una base abandonada en 2019 en Dinamarca, al igual que la presencia de la china Shenghe Resources con el 10 % del accionariado de la australiana Green Minerals, quien es la dueña del proyecto de Kvanefjeld. Este yacimiento es el 2º mayor de tierra raras en el mundo y el 6º de uranio. No obstante, las autoridades groenlandesas prohibieron su explotación en el 2021 por la nueva normativa medioambiental. Hay que recordar que el partido que gobierna la isla es el Ataqatigüit, un partido inuit, grupo étnico local) de izquierdas, verde y proindependentista.

Comerciales

Según el Consejo del Ártico, el tráfico marítimo aumentó un 37 % desde el inicio de la década hasta el 2024, ya que el deshielo está permitiendo la navegación de dos nuevas autopistas comerciales. La ruta del noreste, controlada en su totalidad por Rusia que conecta Asia con Europa, y la ruta del noroeste, que atraviesa aguas estadounidenses (Alaska), canadienses y groenlandesas (Dinamarca) y que une Asia con EE.UU. Ya en agosto del 2017 un barco mercante alcanzó Corea del Sur desde Noruega en sólo 19 días por la ruta noreste, reduciendo así en un 30 % la travesía a través del Canal de Suez. Asimismo, en el 2018, otro barco mercante realizó la misma ruta, pero esta vez en invierno, sin necesidad del uso de rompehielos. De este modo, el deshielo está permitiendo usar estas dos nuevas rutas comerciales reduciendo el coste económico (el no uso de rompehielos y la reducción del combustible a emplear) frente a las tradicionales rutas del Canal de Suez y Panamá, amenazadas por la inestabilidad política y las sequías.

Groenlandia se posiciona así como una isla clave y estratégica en lo militar, lo económico y comercial, especialmente para poder aislar a China, el gran enemigo de EE.UU. según la Administración Trump. El tiempo demostrará el desarrollo de nuevos acontecimientos que marquen el futuro del Ártico y de la geopolítica.

  • Gonzalo Gómez de la Calle es consultor de NTTData y profesor de Economía y Relaciones Internacionales en la Universidad Pontificia Comillas ICAI-ICADE