La economía europea «no tira», y la solución está o en el BCE o en Ucrania
Un final de la guerra en el contexto actual no solo pasaría por ceder buena parte de los terrenos invadidos por Rusia sino también por levantar las sanciones y desbloquear estos activos
El jueves 30 de enero se inaugurará la serie anual de reuniones del Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo (BCE). Con una inflación relativamente bajo control (aunque inquieta por el repunte del precio del gas natural y del petróleo), los técnicos debaten sobre si a lo largo del año situará el tipo de interés de referencia por debajo del denominado tipo de interés neutral.
Se trata de un valor –el neutral– que no estimularía ni contraería la economía; ni actúa como una política monetaria expansiva ni como freno a la demanda buscando estabilizar los precios. El concepto es sencillo pero su estimación no lo es en absoluto. De hecho, es un dato inobservable y, además, tampoco es inamovible. Su valor cambia conforme lo hace la capacidad de crecimiento de una economía.
En Europa, los técnicos del BCE no alcanzan un consenso sobre el valor del tipo de interés neutral o R* en la jerga que manejan si bien, y en boca de la presidenta del banco en respuesta a una pregunta fina de la prensa especializada, se situaría entre el -0,5 % y el 1 %, una vez descontada la inflación objetivo (el 2 %).
El servicio de estudios del BBVA sostiene que el BCE bajará el tipo de interés de referencia por debajo del valor neutral entre 2025 y 2026. Esto técnicamente supone un regreso a los estímulos monetarios para reactivar la economía europea.
Lo cierto es que, en su conjunto, la economía europea «no tira». En la última década, la renta variable europea subió un 50 %, mucho menos que el S&P 500 estadounidense que lo hizo en un 187 %.
No son pocos los que especulan con una reactivación económica europea basada más en la reconstrucción de Ucrania que en los estímulos monetarios
En mitad de la brutalidad de la guerra de Ucrania, con un coste material estimado de 486.000 millones de dólares y un coste en vidas humanas que no admite comparación, no son pocos los que especulan con una reactivación económica europea basada más en la reconstrucción de este país que en los estímulos monetarios.
En la Conferencia Internacional sobre la Reconstrucción de Ucrania, celebrada en Londres en junio de 2023, se hicieron anuncios sobre la ayuda internacional para la reconstrucción del país. Los participantes se comprometieron a realizar contribuciones de hasta 411.000 millones de dólares a lo largo de varios años para reparaciones de infraestructuras y recuperación económica. Naturalmente, estos cálculos envejecen con cada día adicional de guerra.
En cualquier caso, si el desarrollo de la guerra y los planes que se anuncian desde la Casa Blanca no son precisamente favorables a Ucrania, no es creíble pensar que la reconstrucción del país y, el impulso económico a lo Plan Marshall, vaya a venir del uso de los activos rusos congelados. Un final de la guerra en el contexto actual no solo pasaría por ceder buena parte de los terrenos invadidos por Rusia sino también por levantar las sanciones y desbloquear estos activos. ¿Quién entonces y con qué dinero financiaría la reconstrucción?
- José Manuel Cansino es catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Sevilla, profesor de San Telmo Business School y académico de la Universidad Autónoma de Chile / @jmcansino