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Análisis económicoJosé Ramón Riera

¿Se puede sostener un estado de bienestar bajando la productividad?

España es unos de los países importantes europeos que más ha subido la presión fiscal en estos 6 años y, a pesar de ello, se ha endeudado en más de 450.000 millones en este período

El día que escribo este artículo empieza la venta de mi último libro, escrito con mi socio y amigo Ignacio Basco, titulado El ocaso del Estado del Bienestar, que ha prologado el gran periodista y director del este diario Bieito Rubido y en el que el epílogo es obra del mejor economista de este país, considerado uno de los top 10 del mundo, Daniel Lacalle.

En este libro, donde analizamos 37 variables económicas para descubrir que ha ocurrido en España con el gasto público y cómo hemos llegado a la situación actual, —en que casi todo es un desastre, la vivienda, las infraestructuras, la seguridad ciudadana, las medicinas incluidas en la receta de la Seguridad Social, la listas de espera en la Atención Primaria o para ser operado en un hospital público y donde el gasto político ronda los 160.000 millones—, lo cierto es que no incluimos el factor de la productividad y si este permite sostener el Estado del Bienestar.

Así que dado que ahora acaba de publicar Eurostat la estadística de los costes laborales por hora trabajada a cierre de 2024, es clave saber qué es lo que está pasando en España y en la Unión Europea con un indicador tan claro como este, sobre todo al compararnos con nuestros amigos, a la par que competidores, en los productos que producimos.

Si los costes laborales en nuestro país aumentan más rápido que los de nuestros competidores, las empresas pierden competitividad en los mercados internacionales y, por lo tanto, tendrán problemas para exportar, que es lo que efectivamente nos está pasando. Además seguimos por debajo en valores nominales a las exportaciones de 2022, lo que implica que en términos reales podemos estar entre 25.000 y 30.000 millones menos.

Pero el incremento de los costes laborales puede también reducir los márgenes de beneficio de las empresas, lo que puede limitar su capacidad para invertir en nuevas tecnologías, equipos y formación de los trabajadores, dejando poco a poco obsoletas a las empresas. Cuando una empresa se queda obsoleta termina cerrando.

Para que exista un estado del bienestar se necesita un potente sistema empresarial que genere muchos puestos de trabajoJosé Ramón Riera

O puede pasar lo que siempre más criticamos, la deslocalización de la producción, que es cuando las empresas optan por trasladar su producción a países o regiones con costes laborales más bajos, lo que lleva a una disminución de la producción y el empleo.

En nuestro caso, en que nuestras principales industrias ni siquiera son propias como la del automóvil, que está en un proceso muy complicado de competitividad con los chinos. Ya vimos el cierre de la planta de Nissan en Cataluña, que costó más de 2.500 puestos directos y muchos más indirectos.

Para que exista un estado del bienestar se necesita un potente sistema empresarial que genere muchos puestos de trabajo, que emplee al mayor número posible de trabajadores y que sea competitivo, para así aportar, a través de los impuestos de los trabajadores y de los empresarios, lo suficiente como para no llegar cómo hemos llegado a El ocaso del Estado del Bienestar.

Para que vean que nos está pasando, desde que llegó Pedro Sánchez mirando un índice igual a 100 en 2015, aunque dentro de poco llegará en términos nominales que es como de verdad podemos saber el coste real de la mano de obra.

Lo que voy a mostrar es lo que se ha incrementado ese coste. Cuando disponga del coste exacto por hora publicaré todos los datos de la UE. Hoy he seleccionado 10 países para que veamos cómo estamos:

Mientras en la Unión Europea los costes laborales por hora trabajada desde diciembre de 2018 hasta diciembre de 2024 han crecido un 22,4 %, la Zona Euro ha conseguido retener un poco más el crecimiento de esta variable y lo ha hecho en un 21,3 %.

En España, este dato ha crecido un 27,3 % y de los países mencionados solo nos gana Portugal, que se ha disparado un 32 %, y los Países Bajos, que han subido sus costes un 27,5 %.

Es muy importante tener en cuenta que en España la inflación en este período de tiempo ha subido un 19,7 % y, por lo tanto, los costes por hora trabajada han subido mucho más que la inflación y esto nos está bajando de forma directa la productividad de nuestro sistema.

Fíjense que está pasando en el resto de países: Alemania, que está en un proceso de declive industrial, sus costes laborales han subido mucho un 24,6 %, pero menos que los de España, Francia, que está pasando también serios problemas solo crecen sus costes laborales en un 16 %; Chipre, que nos ha pasado de forma espectacular en PIB per cápita en términos reales, sus costes solo crecen un 15,4 %; en Italia, que poco a poco se está recuperando y sí que empieza a tomar un camino de volver a ser un líder en la UE, estos costes crecen nada más que un 12,8 %, menos de la mitad que España.

Para terminar, dos países que lo está haciendo bien: Irlanda, que ya sabemos que en Industria ha superado en valor a España y en PIB per cápita mientras nosotros crecemos un 3,1 %, ellos casi un 20 % y superan ya los 82.000 euros por habitante mientras nosotros estamos en 26.300 euros; y Grecia, que sufrió un terrible rescate y que aprendió, aquello de que «la letra con sangre entra» que es horroroso y que sus pensionistas vieron como en 10 años les bajaron 15 veces las pensiones, sólo ha subido sus costes laborales en estos 5 años en un 9,4 %.

Somos unos de los países entre los grandes que más ha subido la presión fiscal en estos 6 años y, a pesar de ello, nos hemos endeudado en más de 450.000 millones en este período y además uno de los que más ha tenido que subir los salarios para que los trabajadores lleguen muy justos a fin de mes y sin capacidad de ahorro.

Estamos fabricando la tormenta perfecta para definitivamente en lugar de estar en El ocaso del Estado de Bienestar, lleguemos al fin de este.