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El presidente de INDRA, Ángel Escribano, a su llegada para comparecer ante la comisión Mixta de Seguridad Nacional, en el Congreso de los Diputados.

El presidente de Indra, Ángel EscribanoJesús Hellín - Europa Press

Indra avanza pero debe multiplicar su valor por cuatro para competir con otros campeones europeos en defensa

Airbus, Safran, BAE, Rheinmetall o Leonardo multiplican con creces el valor de la española, que acaba de anunciar la compra de una fábrica a Duro Felguera tras el intento fallido de hacerse con General Dynamics

España debe rearmarse. No hay opción para postergar los compromisos con Europa, pues la guerra está a las puertas de la Unión Europea. Actualmente Ucrania se ha convertido en el baluarte contra el que choca una y otra vez el ariete oriental. Sin embargo, España y la propia Europa no deben olvidarse del flanco sur. La Península Ibérica es el centinela que protege el Mediterráneo Occidental y su posición geoestratégica con Ceuta y Melilla de avanzadilla es esencial. A día de hoy, las dos grandes naciones que protegen las fronteras europeas son Polonia en el Este y España en el Sur.

El presidente del Gobierno ha hecho un llamamiento a todos los partidos del Congreso de Diputados. No obstante, sus conversaciones no han alcanzado el apoyo esperado por el resto de formaciones. Sin embargo, pese a ello, el Gobierno ya plantea diferentes vías para evitar que el Parlamento deba refrendar el aumento del gasto en defensa al 2 % del PIB desde el 1,28 % del 2024, es decir, 11.466 millones más o 24.000 millones hasta 2029.

En paralelo a las conversaciones políticas entre las diferentes formaciones, se encuentra la construcción de un proyecto a largo plazo, incluso se podría decir un proyecto de Estado, la creación de un campeón armamentístico que pueda competir con sus pares europeos. En otras palabras, aquí no sólo vale la política, se necesitan las capacidades industriales y tecnológicas para que España pueda codearse con los más grandes, pero la pregunta es, ¿Quién es ese futuro campeón?

Indra, la empresa intervenida por el Gobierno (la SEPI controla el 28 % de su accionariado) y actualmente presida por Ángel Escribano, se ha posicionado como el gran caballo ganador. El Gobierno quiere impulsar a Indra, pero, por desgracia la compañía se encuentra muy lejos de otros grupos militares. A pesar de ello, Escribano quiere que cuadruplicar su capitalización hasta más de los 10 mil millones de euros y alcanzar una facturación en 2028 de casi la misma cifra.

A día de hoy, la compañía española tiene una capitalización bursátil de más de 4 mil millones de euros, se ha incrementado en las últimas semanas, frente a los 133.500 millones del consorcio europeo de Airbus, en el cual España participa a través de un mero 4,2 % gracias a Construcciones Aeronáuticas (CASA), empresa fundadora de Airbus. En cambio Francia posee un 10,9 % y Alemania un 10,8 %.

Otro gran gigante, en este caso francés, es Safran con una capitalización bursátil de 106 mil millones y una participación del Estado francés del 11,2 %. Esta multinacional destaca por su equipamiento aeronáutico, sistemas de defensa y seguridad. Del lado inglés está BAE Systems que cuenta con una capitalización de casi 60 mil millones de euros. Por la parte alemana se encuentra Rheinmetall, una empresa que destaca por la fabricación de blindados, sistemas de armas, municiones y sistemas de defensa aérea. Además, esta empresa adquirió Expal, antigua filial española de Maxam vendida por 1.200 millones de euros y que se caracteriza por la fabricación de municiones de artillería, sistemas de mortero y propulsión de cohetes.

Francia posee más actores, como puede ser Thales con una capitalización de 47 mil millones en donde, de nuevo, el Estado francés participa con una cuota del 26,6 % y posee más del 36 % de los derechos de voto. Finalmente, Italia también cuenta con otro gran grupo en comparación a Indra, Leonardo, con una capitalización de casi 16 mil millones y en donde el Estado italiano posee aproximadamente el 30 % de sus acciones.

Un largo camino por recorrer

La revisión general del panorama europeo indica que Indra tiene todavía un largo camino que recorrer. No obstante, parece que ya se están dando los primeros pasos. En septiembre del 2024 Indra adquirió el 26,33 % del consorcio TESS Defence, un programa militar del Ministerio de Defensa para dotar al Ejército de Tierra del CVR 8X8 Dragón y el Vehículo de Apoyo de Cadenas, unos 3,740 millones de euros. Un paso que le hizo ser dueña del 51% de este consorcio. Las razones que le llevaron a ello fue querer ser el principal contratista de vehículos blindados del Ejército de Tierra, aumentar su cartera, fortalecer su presencia en Defensa Terrestre y consolidar los resultados financieros. No obstante, este programa está sufriendo importantes retrasos.

Otro avance significativo fue la adquisición de Hispasat a Redeia, también empresa participada por el Gobierno a través de la SEPI. En este caso, el objetivo de Indra con esta compra es convertirse en un referente en materia espacial; crear una nueva división, Indra Space, tanto para el sector civil como militar; y afianzarse como líder europeo de este sector en los programas del IRIS2, Galileo, EGNOS y Copernicus. Una compra que le costó 725 millones. Además, Indra quiere asegurarse el control de las comunicaciones del espacio, un espacio crítico tanto a nivel militar como civil.

Los últimos pasos que Indra ha cometido son la compra de una fábrica de Duro Felguera en Gijón, ya que General Dynamics, dueña de Santa Bárbara Sistemas, no quiso vender la planta de Trubia de Asturias. La cantidad exacta de la compra de Duro Felguera se desconoce, pero Escribano está decidido a hacerse, también, con la antigua empresa española que se vendió a General Dynamics en el 2000. El objetivo de Indra es reforzar la soberanía tecnológica evitando depender de proveedores extranjeros; reforzar su capacidad industrial y mejorar su cadena de valor.

Los pasos están claros, la decisión política también, parece que España ha decidido tomarse en serio la necesidad de crear un campeón militar. Ahora bien, sólo el tiempo dirá si política y necesidad están bien alineadas para evitar que España esté indefensa ante posibles amenazas futuras.

  • Gonzalo Gómez de la Calle es profesor de Economía y Relaciones Internacionales