«No a la guerra, sí a que nos frían a impuestos»
Montero recaudó el año pasado el récord de 293.000 millones, 85.000 más que cuando llegaron al poder, de la mano de las 97 subidas de impuestos y cotizaciones
Tendrán que darse prisa porque la campaña de la Renta empieza este mismo miércoles. El PP registrará una proposición no de ley en el Congreso para instar al Gobierno a deflactar el IRPF a los españoles que ganen menos de 40.000 euros, como viene defendiendo en los últimos años. Feijóo anunció ayer esa PNL en la clausura de la Interparlamentaria de su partido. E hizo bien en elegir un tema, que no sólo divide a Sánchez con sus socios sino con los españoles de clase media, que aunque vayan a menos, siguen siendo la gran mayoría.
Y la gran mayoría llevamos demasiado tiempo sufriendo ese impuesto invisible llamado inflación, que nos obliga a gastar más comprando menos. La decisión de la ministra Montero de no ajustar el IRPF a los precios ha tenido un impacto significativo en el poder adquisitivo de los trabajadores. Tan significativo como que el contribuyente medio paga 2.073 euros más por esa razón, según el Instituto Juan de Mariana. Feijóo se encargó de recordar también ayer en Sevilla un dato de Funcas: las arcas del Estado acumulan alrededor de 9.700 millones de euros por el empecinamiento en la no deflactación.
En total, Hacienda recaudó el año pasado 293.000 millones, 85.000 más que cuando Sánchez se instaló en la Moncloa. Siendo una cifra escandalosa, no es de extrañar si se tienen en cuenta las 97 subidas de impuestos y cotizaciones con que nos viene castigando el Gobierno. Y ojo, que está al caer la número 98, el ‘dieselazo’, que en pocos días sufrirán la mitad de los conductores. Para un depósito medio de unos 45 litros, el repostaje se encarecerá 5 euros. La medida, que se ha ido posponiendo, ya es irreversible porque la equiparación de tributación entre el diésel y la gasolina es condición sine qua non para desbloquear los 23.900 millones del próximo desembolso de fondos europeos.
Entre impuestos, cotizaciones, tasas, nuevas cuotas, recargos sociales, gravámenes temporales y eliminación de desgravaciones, nos ponemos en la locura de 97 subidas fiscales
Dice la vicepresidenta Montero que el PP hace trampas porque incluye en esa lista de casi un centenar de incrementos impositivos, las tasas de los ayuntamientos. Y lleva razón en eso. Ahora, que el primer partido de la oposición acierta al sumarlas, toda vez que las tasas municipales han subido por culpa de la actualización sucesiva del catastro. Así que sí. Entre impuestos, cotizaciones, tasas, nuevas cuotas, recargos sociales, gravámenes temporales que luego se convierten en fijos, y eliminación de desgravaciones, nos ponemos en la locura de 97 subidas fiscales. Y a punto de 98.
Menos mal que al final, los perceptores del Salario Mínimo Interprofesional que debían tributar por IRPF tendrán una deducción en la cuota del impuesto. Después del circo de una bronca supuestamente descomunal, ésa es la fórmula que han acordado Hacienda y Trabajo para evitar que la Agencia Tributaria se lleve hasta el 43 % de la subida del SMI. Hay quienes han interpretado que la batalla la gana Yolanda Díaz y la pierde María Jesús Montero, aunque el apaño sea sólo para 2025. Se equivocan, ya que la primera renuncia a los casi 2.000 millones de euros que costaría elevar el mínimo exento, mientras que la dueña de la caja apenas pierde 200 millones. Menuda es la mano derecha de Sánchez en el Gobierno y el PSOE. Y más ahora, que el vuelco de la geopolítica mundial ha puesto todas las miradas en su departamento, a pesar del fracaso que supone no llevar unos nuevos Presupuestos al Parlamento. Todo el relato en torno al incremento del gasto militar pasa por las manos de Montero. Y ya se nota, porque resulta difícil acumular más incongruencias en menos tiempo.
Con tal de no reconocer que nos subirán los impuestos, Hacienda dice contar con varias vías para alcanzar el 2 % del PIB en Defensa
Con tal de no reconocer que nos subirán los impuestos, Hacienda dice contar con varias vías para alcanzar el 2 % del PIB en Defensa. Una es utilizar el Fondo de Contingencia, que se consume cada año en gastos recurrentes, como las misiones de nuestro Ejército en el exterior, y no sólo en imprevistos. Otra opción, la más compleja desde el punto de vista legal, pasaría por trasladar al Departamento de Margarita Robles los excedentes de las partidas no ejecutadas de algunos ministerios. Y la tercera fórmula tiene que ver con la rapiña de las dos décimas por debajo del 3 % en que se quedó el déficit público en 2024, que darían un margen de otros 3.200 millones para subir el gasto militar.
Las tres cosas se pueden hacer sin tener que pasar por el Parlamento, que es la pesadilla del Gobierno más débil de toda Europa. El problema es que los números no salen; no se alcanzan los casi 11.000 millones de euros anuales que hacen falta. Así que dentro de poco, apuesten lo que quieran, escucharemos a Sánchez y sus ministros recordar que durante la II Guerra Mundial, Francia y el Reino Unido introdujeron impuestos extraordinarios a los ricos para financiar el sobresfuerzo militar. Para ir calentando motores, el Observatorio Fiscal de la Unión Europea ya ha dicho que un «impuesto mínimo del 2 %» a los que más tienen, permitiría recaudar alrededor de 67.000 millones de euros para financiar inversiones en Defensa y reindustrialización. Cuando las barbas de los ricos veas pelar, pon las tuyas a remojar.
Un grupo de activistas de la cultura –la de izquierdas–, ha rescatado estos días la pancarta del ´no a la guerra’. Eligieron la escalinata del Congreso para concentrarse en lugar de la embajada de Rusia en Madrid. Qué cosas, ¿verdad? En su declaración claman contra «el aumento desenfrenado del gasto militar que se proponen aprobar los gobiernos europeos». Pero del hachazo fiscal que se nos echa encima, ni mu. ‘No a la guerra, sí a que nos frían a impuestos’.
- Susana Burgos es periodista especializada en economía y empresas y formadora de portavoces