
Jubilados en un banco.
España sí es país para viejos: los jubilados ganan un 6,4 % más que la media europea
La renta anual media de las personas en edad de trabajar en España es de 19.545 euros, un 7,3 % por debajo de la UE
El sistema público de pensiones atraviesa una situación crítica. Las reformas recientes no han logrado estabilizarlo y el margen de maniobra se reduce a dos alternativas complejas: aumentar la presión fiscal sobre los trabajadores o recortar las prestaciones. Sin embargo, ningún partido político parece dispuesto a abrir este melón. Mientras tanto, las brechas de renta respecto a la media europea se amplían: los trabajadores españoles ganan menos que sus pares comunitarios, mientras que los jubilados perciben más.
La Fundación BBVA y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie) acaban de publicar Formación, transición digital y calidad de vida de los mayores en España, un extenso informe sobre la situación de los mayores de 65 años en nuestro país. El estudio examina el envejecimiento demográfico y compara las condiciones de vida de este colectivo con las del resto de países de la Unión Europea.
Uno de los apartados más reveladores del informe es el que analiza las condiciones de vida. En él se compara la renta mediana por grupos de edad, lo que permite identificar desigualdades significativas dentro del sistema. En el tramo de 18 a 64 años, la renta anual media en España es de 19.545 euros, un 7,3 % por debajo de la media comunitaria. En contraste, los mayores de 65 años perciben 19.320 euros, un 6,4 % por encima de la mediana europea (18.152 euros).
Esta dependencia de las pensiones como principal fuente de ingresos no es exclusiva de España. Según el informe, en la mayoría de los países europeos la situación es similar o incluso más acentuada. Solo en Hungría, Bulgaria, Irlanda y Malta las pensiones representan un porcentaje menor de la renta total que en España, aunque en todos los casos superan el 80 %. Por su parte, las transferencias sociales distintas a las pensiones tienen un peso mucho más reducido, que varía entre el 8,5 % en Irlanda y apenas el 1 % en países como Luxemburgo, Suecia o Finlandia.
Otro aspecto destacado del estudio es el nivel de bienestar percibido por la población mayor en España, que resulta más favorable que el de sus homólogos europeos. Los mayores de 65 años presentan menores tasas de pobreza subjetiva y una menor incidencia de carencia material y social severa. Mientras que el 23,2 % de la población entre 18 y 64 años declara tener dificultades para llegar a fin de mes, ese porcentaje desciende al 15,9 % entre los mayores.
El informe también destaca una mayor riqueza neta en los hogares encabezados por personas de mayor edad. Esta aumenta de forma progresiva: desde los 76.000 euros en el tramo de 35 a 44 años hasta alcanzar un máximo de 226.000 euros en los hogares cuyo cabeza de familia tiene entre 65 y 74 años. A partir de los 75, la cifra se mantiene en niveles similares, con una media de 221.000 euros.
Cotizantes
La inminente jubilación de la generación del baby boom plantea un escenario especialmente desafiante. Según estimaciones basadas en proyecciones del INE y del INSS, la proporción de la población mayor de 64 años pasará del 20 % en 2022 al 30 % en 2025. Este envejecimiento conllevará un aumento sostenido de la tasa de dependencia demográfica –la relación entre personas mayores y población en edad de trabajar–, que escalará del 31 % actual al 53,7 % en los próximos 25 años.
En este contexto, la sostenibilidad del sistema, ya tensionado por el déficit, se vuelve cada vez más incierta. Para alcanzar el equilibrio presupuestario hoy, se requeriría sumar 3,78 millones de afiliados a la Seguridad Social. Pero, si se cumplen las previsiones, en 2050 serían necesarios 6 millones más, lo que implicaría un incremento cercano al 30 % respecto al nivel actual. Una tarea imposible.