ESPAÑA
Rutas por Galicia que enamoran
Mar infinito o valles, ríos y montañas. Esta Semana Santa no te pierdas estos recorridos imprescindibles.
Ante todo, y sobre todo, Galicia es paisaje. Uno donde podemos subir las montañas del macizo de Pena Trevinca que superan los 2.000 metros, navegar por los cañones del río Sil o del río Miño, perderse en las playas casi desiertas de la Costa da Morte, Ortegal o la Mariña Lucense o fundirse con la naturaleza de los bosques como O Courel y Os Ancares.
Y también una tierra donde experimentar el vértigo de los acantilados, casi verticales, que superan los 600 metros de altura de caída sobre el mar, resguardarse en cálidos valles o aprovechar la riqueza pesquera de sus bellas rías. Por eso, en Galicia, cada viaje es una propuesta única para descubrir. Si buscas sensaciones diferentes, anota estos cinco recorridos por los mejores paisajes de la comunidad que no puedes dejar escapar en tu visita a Galicia esta Semana Santa. Son solo algunas de las rutas que nos ofrece Turismo de Galicia, de la Xunta de Galicia, en «Escenarios al volante».
Del faro de Fisterra al mirador de O Ézaro
Del fin del mundo al olimpo céltico, en la provincia de A Coruña. Fisterra representa ese lugar extremo en el que la tierra se termina. En esta ocasión, se convierte en el principio de una bonita ruta que bordea el litoral, pasando por lugares míticos de la Costa da Morte como Corcubión, Cee o la cascada del Xallas. Con un espectacular final en el mirador de O Ézaro, al lado del monte Pindo, el olimpo sagrado de los celtas.
Fisterra es un ejemplo categórico de lo que es un cabo: una larga península que finaliza en un potente promontorio en el que se situó el faro en el año 1853. Y también un lugar de referencia en la Costa da Morte. Saliendo del pueblo, la ensenada de A Langosteira alberga la playa del mismo nombre, un largo arenal de aguas transparentes que mira en la lejanía al monte Pindo.
El paso por Sardiñeiro deja vistas y accesos a nuevas playas, más pequeñas, como Restrelo o Estorde. Un desvío nos lleva hacia A Redonda y el cabo Cee, de hermosas vistas, donde se sitúa el faro conocido como faro de Cabo C. Tras pasar por el Castelo do Cardeal, construido en el siglo XVII, nos acercamos a Corcubión, que merece una parada por su cuidado Conjunto Histórico-Artístico, declarado así en 1985, en el que destacan las viviendas con galería tan típicas de las villas marineras.
La carretera va por la línea de costa hacia Cee, el principal pueblo de la comarca. En su casco urbano tomamos el desvío hacia O Ézaro (Dumbría), mientras contemplamos la playa Gures y asistimos a nueva perspectiva del cabo Fisterra. La mole granítica de O Pindo aparece frente a la carretera, cada vez más cerca.
O Ézaro es un núcleo pequeño, agrario y marinero. Sus playas conviven con la inmensidad de O Pindo y el cabo Fisterra en el horizonte. A la altura del puente de O Ézaro, un nuevo desvío nos conduce hasta la cascada del Xallas, un río que se funde con el mar sin tocarlo, cayendo desde una altura de casi 100 metros por las rocas graníticas. El estuario cuenta con una pasarela para facilitar el acceso a la cascada desde el Centro de Interpretación de la Electricidad, la antigua Central de O Castrelo.
Llegamos al punto final de la ruta, el mirador de O Ézaro y sus privilegiadas vistas: hacia el sur, O Pindo; hacia el oeste, en primer término, la desembocadura del Xallas con su última vuelta; y en la lejanía, el cabo Fisterra y la inmensidad del Atlántico. Todo un espectáculo.
Del cabo Udra al cabo Home
Esta es una ruta que conecta los espacios naturales del extremo sur de la ría de Pontevedra con los del extremo norte de la ría de Vigo, en la provincia de Pontevedra. Un fantástico itinerario costero que incluye la ría de Aldán y condensa los valores representativos de las Rías Baixas: naturaleza, buen clima y playas. El recorrido por la fachada continental atlántica de la península de O Morrazo no pierde de vista el Parque Nacional das Illas Atlánticas.
El cabo Udra (Bueu), punto de inicio del trayecto, se sitúa en el extremo sur de la ría de Pontevedra. Por sus valores naturales fue declarado Zona Especial de Conservación y forma parte de la Red Natura 2000, contando con un Aula de la Naturaleza. No solo el paisaje costero de peñascos, acantilados y mato tienen su relevancia, su hábitat submarino también destaca. En el alto, conserva restos de un castro y, bordeando el cabo, existen playas y calas.
La ruta transcurre, a continuación, por zonas pobladas que constituyen la típica imagen de las Rías Baixas como lugar residencial. Entre plantaciones forestales, se llega a Aldán (Cangas), tierra de marineros y piragüistas. Una pequeña ría que pasa desapercibida entre las de Pontevedra y Vigo, y que destaca por el mejillón y por sus pequeñas playas de aguas transparentes.
O Hío, la siguiente parada, presume de una iglesia con un espectacular cruceiro que le da fama. Un desvío nos dirige después hacia la Costa da Vela y pasamos, entonces, cerca de playas como Nerga o Barra. La llegada a Donón nos introduce en el último tramo del recorrido. El punto de referencia es A Buguina, una hermosa escultura en forma de caramujo que marca el inicio del trecho más salvaje de la Costa da Vela con un ancho camino de tierra elevado sobre los acantilados en dirección a los cabos. Pequeñas calas ofrecen senderos retorcidos para bajar hasta ellas.
Y llegamos, así, al final del itinerario: Cabo Home, un lugar mítico de las Rías Baixas. Donde las islas Cíes están más próximas a este punto que a cualquier otro. Donde su faro se alza a modo de torre cilíndrica de color blanco.
De A Fonsagrada a Negueira de Muñiz
Entre este principio y este fin, los valles suceden a las sierras, en un continuo subir y bajar. Las vueltas del camino ofrecen muchas perspectivas ante el imponente valle del Navia, que transcurre hacia Asturias. El paisaje de montaña contrasta con los profundos valles en los que se esconden cultivos y aldeas. Pura magia en la provincia de Lugo.
Con sus 949 metros sobre el nivel del mar, A Fonsagrada es una de las capitales municipales a mayor altitud de Galicia, por lo que disfruta de privilegiadas vistas y es reconocible desde diversas localizaciones de la montaña luguesa. Su casco urbano, recogido y abrigado pese a la altitud, se ordena en relación a una antigua capilla y a la plaza en la que se sitúa A Fonte Sagrada. Estas viejas tierras de Burón fueron, históricamente, lugar de paso, como atestigua la presencia del Camino Primitivo a Santiago. Esta variante jacobea es conocida como Vía de Alfonso II, ya que fue el itinerario seguido por el monarca asturiano, que pasó al imaginario como el primer peregrino.
Saliendo de A Fonsagrada hacia Asturias, está la aldea de Paradanova, cuyo topónimo nos remite a las antiguas ventas de los caminos, además de al lugar de descanso que era para los peregrinos. El camino hacia Fonfría descubre, en la lejanía, las Tierras de Oscos y gran parte del extenso municipio fonsagradino, el de mayor superficie de Galicia con 400 km2. El desvío hacia Liñares de Bidul convierte la ruta en un paisaje de pinares y matorrales representativos de estas sierras.
Hacia Vilar de Cuíña, la fuerte pendiente permite contemplar las primeras perspectivas sobre el valle del río Navia. El recorrido continúa junto al curso del río, acompañándolo desde lo alto, pasando por A Fornaza y por Arexo, con su imponente mirador.
La carretera va bajando hacia el río Navia, con sus aguas embalsadas por el pantano de Salime, buscando Ponte de Boabdil, único paso hacia Asturias en muchos kilómetros de río. El terreno de la ladera permite el paso por dos miradores habilitados, muy cerca ya de Negueira de Muñiz. Su capital es una hermosa aldea de arquitectura popular, integrada en medio de prados y cultivos, con el río Navia siempre presente.
Del monasterio de Santa María de Aciveiro al de Carboeiro
Es el puro centro de Galicia, en Pontevedra, caracterizado por un rico legado de valores naturales y patrimoniales. Las de esta zonas son comarcas ganaderas con un paisaje bien conservado, sucesiones de valles que conviven con áreas de media montaña, como la sierra de O Candán, y monasterios que nos trasladan a otros tiempos.
La orientación ganadera de comarcas como Tabeirós-Terra de Montes y Deza llevó a conformar un territorio que combina amplias zonas de pastos en los valles con superficies arboladas y de matorral en las sierras. Además, desde el medievo, proliferó la presencia de monasterios que actuaban como centros religiosos, productivos y jurisdiccionales, como Santa María de Aciveiro y Carboeiro.
El primero se localiza en el municipio de Forcarei, a los pies de la vertiente oeste de la sierra de O Candán. Es un lugar hermoso y frío que se acomoda en una vuelta del río Lérez. Su monasterio benedictino del siglo XII, que pasó a la Orden del Císter en el siglo XIII, fue objeto de importantes reformas y cambios. La iglesia de Santa María, posiblemente inspirada en la catedral de Santiago, es uno de los grandes ejemplos del prolífico románico pontevedrés, exceptuando la fachada, que fue totalmente remodelada.
Desde Aciveiro comienza el ascenso al puerto de O Candán, que permite contemplar paisajes de sierra con peñascos y matorrales que se combinan con pastos de montaña, en unas altitudes que bordean los 1.000 metros. La sierra de O Candán es un espacio singular y protegido como Zona Especial de Conservación desde el año 2014, Lugar de Interés Comunitario desde 2004 y forma parte de la Red Natura 2000.
A 854 metros de altura, el puerto de O Candán marca la división entre Forcarei y Silleda, dejando la comarca de Tabeirós–Terra de Montes atrás para entrar en Deza. El cambio de vertiente ofrece una amplia perspectiva de la comarca de Deza y la bajada se convierte en un mirador constante sobre el verde valle. La llegada a Laro marca el fin del descenso y el desvío hacia Silleda, que inaugura un tramo de típicos prados y robledales.
Este último es un núcleo relevante en plena Vía de la Plata. Las instalaciones feriales de la Semana Verde de Galicia otorgan a Silleda dinamismo. Además, no puedes irte sin probar sus famosos melindres ni sin admirar los castros de las inmediaciones como Toiriz (anexo al casco urbano) y A Copa do Castro (al lado de la hermosa iglesia románica de San Mamede).
Última parada de la ruta: el monasterio de Carboeiro, escondido en un frondoso bosque, perfectamente integrado en un meandro del río Deza. Su localización en un paraje lejano y abrupto nos traslada a épocas pretéritas. Fue fundado en el siglo X como monasterio benedictino y es una de las obras más representativas del románico gallego, con pinceladas de transición al gótico.