SOCIEDAD
Profesionalidad y afecto:la mejor manera de cuidar de nuestros mayores
La alta especialización y el aspecto humano de los profesionales de la red de residencias CleceVitam son indisociables. El elevado componente vocacional, de servicio y de entrega de sus trabajadores consigue la satisfacción de los usuarios y de sus familias.
En pocos ámbitos como el de las residencias de mayores la frase «sentirse como en casa» adquiere tanto valor e importancia. Y este es, precisamente, uno de los principales objetivos de los profesionales de CleceVitam, además de aportar sus conocimientos y experiencia para que los residentes estén atendidos de la mejor manera posible. «Todas las necesidades del usuario se ven contempladas en los perfiles profesionales que tenemos en el centro: medicina, enfermería, fisioterapia, psicología, animación sociocultural… Hay un gran equipo humano multidisciplinar que vela para que pueda estar atendido en todas las áreas: psicológica, emocional, física y sanitaria», introduce Concepción, trabajadora social de la residencia CleceVitam Carmen Conde, situada en Cartagena. «Hay que ofrecerle diferentes actividades adaptadas para mantener sus capacidades físicas e intelectuales y prevenir su deterioro», añade su compañera Lucía, trabajadora social del mismo centro.
Garantizar el mejor cuidado posible a los mayores, en el caso de las residencias CleceVitam, va unido a hacer que cada día se sientan «en familia». Y es que, tan importante como la cualificación es el aspecto humano de los trabajadores que se dedican al cuidado de personas. «Uno de los principales valores de nuestra residencia es que trabajamos para satisfacer las necesidades del usuario en base a sus gustos, costumbres, preferencias y rutinas. Y, sobre todo, fomentamos su capacidad de decisión desde que entra en el centro. Somos flexibles y nos adaptamos todo lo que podemos a ellos», añade Concepción.
Dedicación y entrega
Cada una de las residencias CleceVitam cuenta con un equipo que no solo se limita al aspecto técnico de su trabajo, sino que se esfuerza para que los usuarios se encuentren lo mejor posible. «Este trabajo es vocacional. Somos profesionales a los que nos gusta trabajar con personas mayores y crear ese ambiente acogedor, confortable, para que ellos se sientan como en casa. Es fundamental. Al no convivir con sus seres queridos, es importante que dispongan de figuras de referencia que los acompañen cada día para que se sientan arropados», señala Victoria Cano, directora de CleceVitam Carmen Conde.
Para ello, el equipo de CleceVitam cuida de todos y cada uno de los usuarios a través del modelo de Atención Integral Centrada en la Persona (AICP). Una dedicación muy personalizada que también recibe la familia. «La trabajadora social hace una gran labor de acompañamiento a los familiares, orientándoles respecto a la burocracia que haya que tramitar, a la hora de solicitar todo tipo de ayudas…», asegura la directora. En este sentido, además, destaca la figura tan necesaria de la psicóloga: «Juega un papel fundamental. Desde que llegan por primera vez al centro pidiendo información, ella los acompaña y está presente en todo el periodo de adaptación, tanto con la familia como con el usuario. Es un trato muy humano y cercano».
Todo este servicio de calidad y confianza es posible gracias al alto grado de entrega del equipo de profesionales, que aporta sus conocimientos y cariño en cada una de las residencias CleceVitam. «Es un privilegio trabajar con personas mayores. Hacer este trabajo te aporta cosas buenas tanto a nivel profesional como personal. Queramos o no, estas dos esferas siempre se mezclan porque son personas con sus vivencias, y eso a nosotros también nos hace crecer», subraya Concepción.
Una gran vocación
En un ámbito que se centra en los cuidados, la vocación se vuelve absolutamente necesaria. «Te tiene que gustar dedicarte al cuidado de mayores. Si no, es poco probable que puedas hacer un trabajo de calidad», apunta la directora. La empatía no es menos importante. «Te cuentan su vida y sus historias, y tienes que entenderlos para poder ayudarlos», puntualiza María José, animadora sociocultural de CleceVitam Carmen Conde.
«Mi trabajo es que no hagan lo mismo todos los días, que no se queden sentados en el sillón; que, dependiendo de sus necesidades, de si son más o menos dependientes, participen en juegos de motricidad fina o gruesa, o en otros más didácticos como puzles, juegos de números, de cuentas… Hacemos hasta talleres de costura y de cocina. De lunes a domingo, realizamos dos actividades por la mañana y dos por la tarde, muy diferentes unas de otras para que puedan escoger lo que les apetece», describe María José. «Además, las animadoras dan protagonismo a los usuarios para que puedan proponer actividades de tiempo libre. Se les pregunta y deciden qué hacer y cuándo», apunta Concepción.
Los usuarios, viéndose atendidos de manera tan personal, no escatiman en agradecimientos. «Nos expresan su cariño de todas las formas posibles. Con abrazos, besos, de forma verbal…», celebra la directora de la residencia. «La implicación que tú pones y el reconocimiento que ellos te dan crecen juntos. Van de la mano. Desde el minuto uno, te lo entregan todo», señala Lucía, trabajadora social de CleceVitam Carmen Conde