Educación justifica su «olvido» de la Historia: «Es insólito en un curso»
El Ministerio asegura que sigue criterios de otros países en Bachillerato, a pesar de que hace lo contrario en Secundaria
El nuevo currículo de Bachillerato ha provocado un importante revuelo ya que solo se estudiará la Historia de España a partir de 1812, una decisión que el Ministerio ha justificado al entender que es «insólito» estudiar todo el conocimiento de un país desde sus orígenes a la actualidad en un solo curso escolar.
Según Educación, lo habitual es avanzar desde los primeros cursos de la ESO hasta los correspondientes a Bachillerato de forma cronológica. En el currículo de otros países de nuestro contexto cultural, explican a EFE fuentes ministeriales, lo habitual es que el contenido se centre en parte del siglo XX y el XXI. Señalan que el currículo de este año se centra en los hechos a partir de 1812 sin eludir que hay que ir a etapas históricas anteriores –desarrolladas en cursos previos– para comprender el momento actual.
Sobre este asunto, el secretario de Estado de Educación, Alejandro Tiana, ha asegurado que «la Historia en conjunto se hace en la enseñanza obligatoria, la que estudia todo el alumnado», por lo que, en Bachillerato, «tiene un condicionante más historiográfico, de conocer más cómo se construye». «Un bachiller necesita saber cómo se elabora, cómo se construye y, para eso, si le ponemos un programa que tiene que cubrir muchos siglos y muchos temas, es imposible», ha añadido.
Sin embargo, resulta paradójica la concreción que ofrece el currículo de Bachillerato respecto a la asignatura de Geografía e Historia de Secundaria. Mientras que en el primero especifica el estudio de «las grandes reformas estructurales que acometió la II República» o «el estudio de los sistemas totalitarios a través de la interpretación de la evaluación del Franquismo», el decreto curricular de la ESO es mucho más vago en cuanto al desarrollo de su contenido.
De hecho, en el texto de Secundaria no hay ni una sola referencia a ningún acontecimiento histórico salvo una mención al Holocausto y, sorpresa, a la Constitución de 1812 y la de 1978. El resto son generalidades con el objetivo de dejar a los docentes el desarrollo del contenido de la asignatura.
Esta medida fue muy criticada por el sector docente al entenderse más como una medida de complacencia hacia los socios de Pedro Sánchez que como una mejora al profesorado, especialmente cuando esta misma ley permite pasar de curso con asignaturas suspensas.