Universidad
Caos en la Complutense: un escolta de la embajadora de Israel sacó su arma para que no fuera linchada
Activistas propalestinos, que rodearon a Rodica Radian-Gordon cuando se disponía a participar en una charla en la Facultad de Filología, difunden un vídeo donde un encargado de su seguridad parece mostrar su pistola para disuadirlos
La embajadora de Israel denuncia la «provocación violenta» en un acto en la Complutense
Los Acuerdos de Oslo fueron, para el crudo enfrentamiento entre Israel y Palestina, lo más cerca que estuvieron ambas entidades de encontrar una solución al conflicto. Un proceso de negociación para Oriente Próximo donde aquellas conversaciones clandestinas en la capital noruega fueron rubricadas con aquella posterior foto que esperanzó al mundo entre el líder palestino Yasir Arafat y al primer ministro israelí Isaac Rabin, con el entonces presidente norteamericano Bill Clinton apadrinando el encuentro.
Dicen las crónicas que aquel apretón de manos se produjo entre dudas de ambos líderes, temerosos de que sus críticos utilizaran aquel acercamiento con el eterno enemigo como munición contra ellos, pero al fin y al cabo, lo importante es que simbolizó el intento de paz entre los irreconciliables enemigos.
Los pasados días 7 y 8 de febrero, la Facultad de Filología de la Complutense acogía un ciclo llamado Acuerdos de Oslo: una conmemoración. Otra vez la universidad pública intentando ser ese lugar de debate y encuentro entre posturas diferenciadas y otra vez los de casi siempre, es decir, los que quieren imponer su unilateral visión del mundo, haciendo lo imposible por evitarlo.
El sector más radical que anida en la Facultad de Políticas calentó el acto los días previos. Como comprobó este medio, los autodenominados «antifascistas» empapelaron el campus de Somosaguas, donde se sitúan ambas facultades, con amenazas a la embajadora de Israel, invitada al ciclo, al grito de «fuera sionistas de la Universidad». Y es que algunos siguen sin entender que no todo el Estado de Israel es sionista.
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A punto de prender la mecha
La primera jornada contó con la presencia del embajador palestino en España, y al día siguiente, se había convocado a Rodica Radian-Gordon. El ambiente, cuentan a El Debate testigos presenciales, estaba demasiado caldeado precisamente por esa campaña de boicot iniciada días antes y denunciada por este medio.
Grupos de estudiantes supuestamente propalestinos –cuesta ubicar como 'pro' a quienes siempre juegan a la contra de algo o alguien– acabaron pasando de la simple protesta a organizar un enfrentamiento con el personal de seguridad de la universidad, que se las vio para evitar que la cosa fuera a mayores.
Lo sucedido se saldó con la intervención de la UIP (Unidad de Intervención Policial) y con varios arrestos, entre ellos los de dos mujeres que quedaron en libertad con cargos. Pero lo más esclarecedor es que en las últimas horas ha corrido por las redes sociales un video grabado teóricamente por los activistas propalestinos que muestra cómo un miembro encargado de la seguridad de la embajadora habría tenido que echar mano de su arma reglamentaria para disuadir a los violentos.
Lo sucedido llega al Senado
Aunque el acto pudo celebrarse con normalidad gracias a la intervención de la seguridad, el asunto ha llegado a la Cámara Alta. Cierta izquierda, lejos de condenar el ambiente de tensión y violencia contra la diplomática israelí, quiere poner el foco en la posible acción del escolta, que se está investigando.
Así, el senador Pablo Perpinyá, del grupo parlamentario de la Izquierda Confederal en representación de Más Madrid, ha solicitado explicaciones al Ministerio del Interior por lo sucedido: «¿En España una autoridad extranjera puede encañonar con un arma a estudiantes durante una protesta y no suceder nada?», se ha preguntado.
Y ha mostrado una captura de la pregunta escrita que ha dirigido a los miembros del Ejecutivo central: «¿Considera el Gobierno que se trata de un acción proporcionada y ajustada a Derecho? ¿Se ha adoptado alguna medida?».
Rodeada por activistas
Radian-Gordon fue rodeada por decenas de activistas alas puertas del evento, que finalmente pudo celebrarse.
«La Facultad de Filología de la UCM mostró que es posible tener un diálogo abierto, académico y equilibrado. Agradezco a la decana su valiente y decidido liderazgo», dijo la diplomática.