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Entrevista a Joaquín Goyache, rector de la Complutense

«No me gustan las pintadas y amenazas en Políticas, pero las facultades son las que gestionan su espacio»

El actual dirigente de la UCM se presenta a la reelección: «Los escraches a Ayuso y la embajadora de Israel no tienen cabida en el espíritu de la Complutense»

Joaquín Goyache vive días frenéticos. A su labor habitual como rector de la UCM, cuyo campus presencial es el más grande de España, se suman otras tareas propias de candidato a la reelección ante las inminentes elecciones, cuya primera vuelta será el 21 de marzo.

Precisamente el día que recibe a El Debate en su despacho de la Facultad de Odontología, en el campus de Ciudad Universitaria, viene de tener una comida. «De hacer política», nos confirma un miembro de su candidatura.

Como corredor aficionado y gran amante del atletismo, sabe que esto es una carrera de fondo, en una competición en la que por primera vez, hay hasta ocho candidatos.

Goyache promete aportar la experiencia que le ha dado haber gestionado una universidad como la Complutense «durante estos años duros». Reconoce que si bien la comunidad universitaria está implicada en estos comicios, solo se vuelcan con ellos los docentes o el personal administrativo, ya que aunque el voto de los estudiantes vale mucho, hay mucha abstención entre ellos. «Alguno no sabe ni lo que es un rector», resume.

A lo largo de nuestra cita, desliza su disgusto porque los medios prestemos mucha más atención a hechos polémicos como el escrache a Díaz Ayuso o el intento de agresión a la embajadora israelí, y no tanto a los retos, premios y reconocimientos. «La Complutense es mucho más».

–¿Por qué debería el electorado de la Complutense renovarle la confianza que ya le otorgó en 2019?

–Creo que puedo aportar la experiencia, después de cuatro años muy difíciles con la pandemia y la crisis actual. Puedo ofrecer ilusión, ganas y conocimiento de los problemas de esta universidad, porque haber gobernado la Complutense, con sus demandas y grandes exigencias en investigación, formación e interacción con la sociedad me ha dado el bagaje suficiente para poder aspirar a un nuevo mandato.

–Pasamos de unas elecciones, las de hace cuatro años [en 2019 derrotó al anterior rector, Carlos Andradas], a unos comicios con ocho candidatos, cuatro de ellos mujeres...

–Crea incertidumbre, porque no estamos acostumbrados a eso, aunque es verdad que en las anteriores solo hubiera dos, fue una rareza. Al repartirse mucho más el voto, pasar a segunda vuelta estará más caro y la diferencia la marcarán los detalles. Además, por primera vez se presentan a rectora cuatro catedráticas. Y eso es muy buena noticia.

Economía precaria

–La Complutense es enorme, es una ciudad, con sus enormes complejos y un gran número de trabajadores. ¿Cuál es son las dificultades y los retos a nivel económico?

–El presupuesto, no solo de la Complutense, sino de todas las universidades públicas, es insuficiente. Estamos muchos escalones por debajo de otras universidades europeas cuyos países apuestan por un modelo universitario público bien financiado y de gran potencial investigador. La complejidad de la UCM está en la economía, la infrafinanciación nos dificulta asumir proyectos muy necesarios. El talento y las ganas están, así como la riqueza de ofertas, pero falta mejor financiación.

–¿Logrará resolver algunos de estos problemas la LOSU (Ley de Universidades)?

–Es verdad que el borrador inicial de la LOSU nos dio mucha ilusión a los rectores y rectoras de España porque se hablaba de intentar llegar en los próximos años al 1 % del PIB, lo que nos supondría llegar a Primera División, aunque aún por debajo de otros países de nuestro entorno. En las modificaciones a la que la han sometido los partidos en su tramitación tanto en el Congreso como en el Senado se ha puesto la coletilla de que solo sucederá esto si existe suficiencia presupuestaria, que es como decir que entonces no nos lo van a dar. Es otra oportunidad perdida, aunque como digo, es una ley que en su primer borrador nos gustaba bastante, pero ha acabado por deteriorarse hasta el punto de quedar como la ley que no necesitamos. Tiene puntos positivos como la estabilización de los profesores asociados, pero al final volvemos a lo anterior, si no se nos garantiza la financiación, se ha quedado otra vez a medio camino.

Joaquín Goyache opta a la reelección en las urnasAlfonso Úcar

–En su programa lleva el compromiso de que ningún alumno se quede atrás por razones económicas, pero es un hecho que las tasas son cada vez más caras en la pública y que los alumnos de Madrid y Barcelona destacan negativamente en este apartado…

–Desde la Complutense, me voy a volcar en que nadie quede atrás para poder terminar sus estudios. Habrá ayudas y apoyo, haciendo lo imposible para que nadie se quede sin acabar la carrera por razones socioeconómicas. Pero quiero decir que, considerando lo que se paga por sus estudios, estos están muy financiados, y aunque suponga un esfuerzo para cualquier familia, los precios públicos han bajado en los últimos años a pesar de que ya sabemos que las matrículas de Madrid y Barcelona sigan por encima de la media del resto del territorio nacional. Mi modelo de universidad se acerca más al francés y alemán, que son casi gratuitos. Existe otro que consiste en cobrar los precios reales, pero que una gran mayoría de los estudiantes tengan una beca que los sufrague, para que solo paguen los más pudientes. Elijamos el que elijamos, la educación universitaria debería ser una cuestión de Estado.

Capillas en la universidad

–¿Cuál es la situación de las capillas en la Complutense?

–Yo fui vicerrector con el rector (José) Carrillo, que ya negoció algún cierre. Hay que intentar llegar a equilibrios. Cuando se negoció el cierre de Geografía e Historia, fue una decisión de la Facultad, que es la dueña del espacio. Creo que la Complutense debe ser un centro de libertad para todos, y esto incluye las creencias religiosas. Haremos lo que decida la facultad donde están esos espacios, tanto si deciden cerrar esos espacios como mantenerlos.

–La Complutense ha sido noticia por dos violentas protestas, la que sufrió Isabel Díaz Ayuso primero y el escrache a la embajadora de Israel en Somosaguas…

–Fue muy desagradable, y condeno estas posturas intransigentes dentro de un espacio que debe ser de respeto. La universidad pública debe marcar el debate. Estos dos incidentes no entran en el espíritu de la Complutense, un sitio generador de conocimiento y opinión.

–Si las facultades son 'dueñas' de su espacio, como gestoras del mismo… ¿No se puede hacer nada con la 'decoración' de la Facultad de Ciencias Políticas, llena de pintadas y mensajes amenazantes, mientras la decana lo permita?

–Y hay mensajes contra mí, ¿eh? Mi opinión como una persona formada aquí, esto no me gusta. Se ha intentado limitar a un espacio dentro de la Facultad, que sirva como aglutinador de esa libertad de expresión [se refiere al pasillo que está más allá de la biblioteca, aunque este medio comprobó que la degradación también es visible en los alrededores de la cafetería], pero esta se traspasa cuando se insulta y se amenaza. Son unas pocas personas las que se extralimitan en sus formas de expresarse. El patrimonio no se debe dañar. Por eso se limitó ese espacio para no dañar más el resto. Yo provengo de una Facultad, la de Veterinaria, donde esto no ocurre, pero insisto que es una decisión de ese centro. La decana está elegida democráticamente y es su potestad permitir esas formas de libertad de expresión.