Fundado en 1910

José María Marbán, profesor de Matemáticas en la Universidad de Valladolid.Cedida

José María Marbán Prieto, profesor de Didáctica de la Matemática

«Si el Gobierno reduce la formación de los maestros en Matemáticas crea una sociedad más manipulable»

Reacción al proyecto de Orden del Ministerio de Universidades, que reduce la formación en Matemáticas de los titulados de Magisterio

Fuerte rechazo de las asociaciones de didácticas de lengua y literatura, matemáticas, expresión plástica, o ciencias sociales al proyecto de orden para la reforma de la formación de los docentes de Infantil y Primaria.

El planteamiento del Ministerio de Universidades, que recientemente acaba de conseguir aprobar en el Congreso la LOSU, pasa por reducir la formación obligatoria en materias como matemáticas para los titulados en Magisterio de Primaria, algo que ha provocado la reacción de la Real Sociedad Matemática Española (RSME).

El departamento que ahora dirige Joan Subirats dejaría esta disciplina orillada en una sola asignatura de seis créditos (60 horas) de un total de 240 créditos, aunque se añade una mención en Educación Primaria de otros seis. «El procedimiento no ha sido transparente, ni sosegado ni consensuado. Ha faltado un buen diagnóstico», asegura José María Marbán, profesor titular de la Universidad de Valladolid en el área de Didáctica de la Matemática y colaborador de Smartick.

«En la conferencia de decanos van a llegar a la conclusión de solicitar la retirada de estas órdenes, pues se ha concluido que esto es un despropósito», añade en esta conversación telefónica con El Debate, a la vez que advierte: «Una buena compresión de las matemáticas crea una sociedad más justa y menos manipulable, tal y como estamos acostumbrados a diario a la manipulación de los datos y estadísticas».

–¿Cómo han recibido la orden del Ministerio de Universidades?

–Creo que esto tiene que parar, pensarse con calma y de forma crítica y buscando el consenso. Es un cambio que puede tener un impacto muy relevante sobre todo el sistema educativo y no se puede hacer como se ha hecho.

–¿Considera que las matemáticas se van arrinconando cada vez más?

–Me gusta la expresión que ha empleado porque de hecho, ni siquiera con la situación actual podíamos decir que tuviéramos una carga adecuada de formación didáctico-matemática en la titulación tanto para Primaria como Infantil, teniendo en cuenta los retos a los que luego tienen que enfrentarse en las aulas. Y este nuevo movimiento reduce la formación total a lo anecdótico.

La importancia de las matemáticas

–¿Y la sociedad en general, tiene ciertos perjuicios con la disciplina y no repara en sus virtudes más allá de las aulas?

–Socialmente, conviven dos realidades: una es la de mucha gente, que no tuvo una buena experiencia escolar con las matemáticas, porque dicen haber tenido malos profesores. Es decir, el foco de atención está sobre el docente, que evidentemente necesitaría más y mejor formación en este campo. Y luego hay una segunda, que creo que nadie discute, que es el reconocimiento de la relevancia que tiene para la vida cotidiana de cualquier persona y es saber matemáticas. Porque es un mundo repleto de datos e información numérica. El mundo está rodeado de matemáticas. Solo con eso, nos damos cuenta lo importante que es lo que está sucediendo.

–¿Por qué son importantes para los niños?

–Aprender matemáticas tiene cuatro finalidades: una es formativa, porque nos ayuda a estructurar el pensamiento y razonar, está en la base de la solución de problemas; otra instrumental, porque las utilizamos en otras muchas materias; también está la aplicada, que es resolver problemas de la vida cotidiana, que requieren un proceso cognitivo complejo; y finalmente social, porque una buena comprensión de las matemáticas hace una sociedad más justa y menos manipulable, porque estamos acostumbrados a la manipulación de los datos y estadísticas. Una sociedad con buena competencia en matemáticas puede comprender el PIB, los desequilibrios sociales y las brechas. Hacen de la sociedad algo más justo.

–¿Ha habido negociación antes de esta propuesta del Ministerio de Universidades?

–Salvo a los promotores del documento, y alguna persona que tuviera algún dato, yo creo que nos ha pillado generalmente a todos por sorpresa. Un viernes a las 14 horas [fecha en la que se publicó la noticia] es el mejor momento para pillar a todo el mundo desprevenido. El secretario de Estado de Universidades, [José Manuel Pingarrón] cuando fue interpelado, llegó a decir que si no había «un consenso razonable», se congelaría el proyecto. Es significativo el escándalo social y académico que se ha despertado en solo horas. Lo único positivo es que ha conseguido unir a diferentes disciplinas didácticas que hemos visto que tenemos más en común de lo que nos diferenciaba.

–¿Si a usted le pidieran su punto de vista, qué consejos daría?

–Uno de los problemas que estoy detectando, es que está dando la sensación de que no hay la suficiente coordinación entre los dos ministerios, Universidades y Educación. Hablamos de la formación de maestros, algo que depende directamente de este segundo, que además diseñó la LOMLOE. Por tanto, ambos departamentos proponer sus cosas pero con coherencia, pero por el contrario, temo que van en sentidos opuestos. Porque este Proyecto de Orden es contrario a lo que se supone que propone Educación para los maestros de Infantil y Primaria. Quizás lo más sensato es que hubiera un solo ministerio. Si no es así, que al menos este tipo de temas sean trabajados de manera conjunta. Y después, hace falta hacerse preguntas: ¿para qué educamos? ¿Para qué enseñamos? ¿Qué tipo de sociedad queremos que se desarrolle? ¿Cuáles son los retos? Si detectamos que ser competente en materias como matemáticas no tuviera relevancia, entonces no tendría sentido formar a los maestros en esta línea. Pero si concluimos que sí, hay que poner la base para que los encargados de formar a los niños tengan las competencias suficientes para hacerlo.