Universidad Complutense
Así justifican los estudiantes de Políticas la suciedad de su centro: «Las paredes son lugares de reflexión»
Los alumnos que apoyan a la actual decana en su candidatura a rectora dicen que las pintadas son la respuesta cuando se intenta «acallar» a la «comunidad universitaria»
A los autodenominados estudiantes que apoyan a Esther del Campo, decana de la Facultad de Políticas, que se presenta a las elecciones a rector de la Universidad Complutense, les hace mucha gracia el estado de suciedad de su propio edificio, que califican de «pinturas rupestres».
En El Debate hemos denunciado, a través de reportajes y testimonios, el estado habitual de degradación de este edificio público, cuya mayor responsable es Del Campo. Pues bien, el núcleo de alumnos que apoya su candidatura, ha lanzado un vídeo en sus redes sociales donde se justifica esta inaudita situación.
«Una primera mirada al edificio nos podría dejar horrorizados y el tema del debate gira sobre la supuesta mala calidad de las instalaciones», dice el encargado de poner voz al mencionado vídeo, que añade: «No es grafiti todo lo que luce».
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«La mala situación de algunas facultades, eternamente relegadas a segundo plano en cuanto a financiación, podría estar detrás de pintadas como esta», se llega a exponer. Es decir, que si la Facultad de Políticas está llena de pintadas y mensajes de ultraizquierda, con expresiones amenazantes o de mal gusto, y alguna incluso denunciable, es para quejarse de que el centro no está del todo bien financiado.
Sesgo interesado
«Estas pintadas van más allá» –continúa la persona que protagoniza el vídeo, esta vez desde una posición estratégica, una pintada reivindicativa, pero sin insultos y a favor de una educación que enseñe a pensar y no a obedecer– «y son la respuesta a muchos años de olvido basándose en la premisa de si se intenta acallar las voces de la comunidad universitaria, las paredes hablarán por sí solas».
Como no podía faltar en todo buen argumento sesgado, se apunta directamente al mensajero: «Esta imagen de la Facultad está iluminada por un foco interesado. Al hablar de las pinturas que recubren estas paredes, nos olvidamos de hablar de los proyectos de investigación punteros que alberga esta Facultad, o de sus recursos bibliográficos. O de su movimiento asociativo, que permite el desarrollo educativo más allá de ir a clase. Aquí no vamos a negar que existen pintadas feas, pero existen al igual que existen ideas más valiosas que otras o preferencias a la hora de ejecutar los presupuestos. Por esto se puede entender que la estética de sus paredes no esté la primera en la lista de prioridades a la hora de ejecutar los escasos fondos que la Comunidad de Madrid da a sus universidades. Más aún, el hecho que las paredes sean un lugar para la reflexión, hace que empleemos mejor los espacios que cuidamos (¿?) y pagamos entre todas».
¿Quién lo permite?
El visitante ocasional o el estudiante exterior asiste con asombro a la degeneración del centro, un edificio público. A este respecto, este medio cuestionó al actual rector de la Complutense, Joaquín Goyache, por este asunto, señalando que lo que allí sucedía era responsabilidad exclusiva de la decana, Esther del Campo.
«Se ha intentado limitar a un espacio dentro de la Facultad que sirva como aglutinador de esa libertad de expresión [se refiere al pasillo que está más allá de la biblioteca, aunque este medio comprobó que la degradación también es visible en los alrededores de la cafetería], pero esta se traspasa cuando se insulta y se amenaza. Son unas pocas personas las que se extralimitan en sus formas de expresarse. El patrimonio no se debe dañar. Por eso se limitó ese espacio para no dañar más el resto. Yo provengo de una Facultad, la de Veterinaria, donde esto no ocurre, pero insisto que es una decisión de ese centro. La decana está elegida democráticamente y es su potestad permitir esas formas de libertad de expresión», comentó sobre esta problemática.