ChatGPT en la educación: ¿enemigo o aliado de los profesores?
La irrupción de la inteligencia artificial en las aulas provoca un maremoto que estriba entre los que se decantan por verla como una aliada o aquellos que temen que sea una enemiga
Parece que ChatGPT o cualquier tecnología que se sirva de la inteligencia artificial (IA) ha llegado a las aulas y algunos expertos concluyen que para quedarse. Sus defensores añaden que, a medio plazo, será imposible prohibirlo, como tampoco lo es limitar el uso de internet o de la calculadora a partir de cierta edad.
Sin embargo, no son pocos los que asisten con inquietud al impacto que la herramienta puede acarrear sobre el sistema educativo. ChatGPT es capaz de crear textos únicos, trabajos sobre un determinado autor, tema o libro que hasta ahora no se encontraban por internet –lo que hará un sinsentido mandarlos– y otras prebendas que hasta puede acabar con la evaluación tal y como la conocíamos hasta ahora.
Pero sus defensores arguyen que ChatGPT puede ser una muy buena asistencia en el aprendizaje, propia de la educación del siglo XXI. Entonces, ¿es un enemigo o un aliado de profesores y alumnos? Hay visiones para todos los gustos.
Terremoto en las aulas
A finales de 2022, OpenAI estrenó ChatGPT, un sistema dotado de inteligencia artificial, con una capacidad inaudita de generar textos originales y contestar preguntas.
¿Recuerdan el popular portal 'El rincón del vago'? Pues ni en sus mejores sueños pudieron imaginar los plagiadores la llegada de un instrumento tan eficaz. Fue cuestión de tiempo que universidades americanas y australianas prohibieran el uso de esta herramienta para lograr que sus estudiantes copiasen.
Dado que la historia nos enseña que la evolución tecnológica es casi imposible de contener, hubo visiones que preferían que se afrontara el debate de cómo incorporar el uso de ChatGPT a las aulas y al aprendizaje.
La inteligencia artificial revolucionará, de alguna manera u otra, el papel del profesor. Ahora el conocimiento ya no pertenece exclusivamente al maestro, sino que está por todas partes. Pero evidentemente, el docente es y seguirá siendo la persona adecuada que ayude a los alumnos a interpretarlo.
Más dudas rodean a la forma de evaluación, pues esta tecnología viene para acabar con el modelo tradicional de examen. Más que repetir conocimientos, los estudiantes deberán someterse a pruebas donde predomine el razonamiento, la argumentación y el análisis.
Peligros y desafíos
Además, docentes y educadores se enfrentan a la dificultad de detectar los plagios en cualquier materia, por lo que, insistimos, ya no tiene sentido encargar trabajos y poner exámenes que simplemente pasen por repetición de conocimientos.
Pero sus defensores exponen que los docentes pueden verse beneficiados en otros puntos como la creación de contenidos repetitivos o aprovechar las pautas dedicadas a la comprensión de un determinado tema.
El debate está abierto.