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La sociedad civil, representada por diversos foros, ha puesto la educación en su hoja de rutaR.Marbán

«Una agenda de cambio para España»

Réquiem por la educación española: un modelo que ha antepuesto los valores para enterrar el conocimiento

Libertad y Alternativa, España Cívica y un centenar de asociaciones adheridas reclaman un sistema educativo libre de parcialidad ideológica y basado en el mérito, el esfuerzo y la excelencia

Tras el éxito de la masiva convocatoria contra el Gobierno celebrada en la plaza de Cibeles el pasado 21 de enero, el Foro Libertad y Alternativa, España Cívica y un centenar de asociaciones adheridas han continuado presentando su agenda por el cambio para España.

Así, en este momento han decidido abordar la situación de la educación en un acto celebrado este jueves en la Fundación Rafael del Pino de Madrid. Los ponentes han abogado por un sistema educativo libre de parcialidad ideológica, basado en el mérito, el esfuerzo y la excelencia que cuente con un profesorado competente pero que imparta la docencia sin adoctrinamiento político e ideológico.

Inma Castilla de Cortázar, vicepresidenta del Foro Libertad y Alternativa, fue la encargada de la apertura, recordando que el propósito de la sociedad civil que quieren representar es «crear un estado de opinión» para abordar los retos y los desafíos que acechan a la educación española «por la malicia de unos, la debilidad de otros y la falta de estado de los dos grandes partidos».

La moderación del acto corrió a cargo de Mariano Gomá, que tuvo que sustituir a Aina Aguiló en el puesto para presentar a los ponentes.

Calidad contra equidad

Montserrat Gomendio, antigua secretaria de Estado de Educación, utilizó su experiencia para hablar de la situación de nuestro sistema educativo: «Se suele decir que la derecha tiende a posicionarse a favor de la calidad, y la izquierda lo hace en la equidad».

«Para mi entender, estamos en un sistema que ni tiene calidad ni equidad», sentenció. «El espíritu que ha prevalecido en estas décadas es el de la LOGSE, que intentaba imitar la comprensividad de los países nórdicos, es decir, tratar a todos los alumnos por igual en la etapa obligatoria, a pesar de que la sociedad española no es tan heterogénea como por ejemplo, la finlandesa».

«Eso nos ha llevado –continuó– a un modelo de calidad mediocre, que nos ha hecho estar por debajo de la media de la OCDE, y con un país estancado desde el año 2000», recordó.

La que fuera secretaria de Estado de Educación bajo los gobiernos de Mariano Rajoy dijo también que hay países que han sabido adaptar mejor sus sistemas educativos a los vertiginosos cambios que ha habido en los últimos años. «Nos hemos quedado estancados en un mundo que está yendo muy deprisa», arguyó.

«El nivel uniforme y mediocre se está interpretando como muy equitativo. Tratar a todos los alumnos por igual en una sociedad como la nuestra pone el foco en la media y deja abandonados a los extremos. Es decir, el escaso porcentajes de alumnos excelentes por un lado como el de los chicos con muchos problemas (inmigración, entornos económicos muy desfavorables) lo que deja es una tasa de repetición altísima. Es un drama que el 40 % de los chicos esté repitiendo o abandonando los estudios».

«La LOMLOE argumenta que la ley anterior destruyó la equidad y por eso elimina las evaluaciones y prohíbe que las comunidades autónomas no las tenga a final de etapa, cuando son básicas para saber si un alumno titula. De esa responsabilidad se encarga el Gobierno central a través de una 'mini PISA' (Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes) sesgada y que no servirá para conocer el nivel de rendimiento», se lamentó.

«Se pasa de curso con suspensos y al ser una ley negociada durante la tramitación de los presupuestos, contiene un componente ideológico como nunca se había visto en España», dijo, en referencia a la actual ley educativa. «Será el principio del fin de la concertada», finalizó.

Valores que entierran conocimiento

A continuación, tomó la palabra Inger Enkvist, catedrática de español de la Universidad de Lund, en Suecia.

«Para que un sistema educativo funcione, los alumnos tienen que adoptar una conducta adecuada, que en resumidas cuentas, es el esfuerzo. Si ello no existe, jamás funcionará nada. La primera tarea de la escuela es conseguirlo», empezó.

La sueca antepuso la escuela tradicional con la escuela de vanguardia. Para ella, la primera «pensaba la escolaridad como algo escalonado, el niño aprendía a comportarse en familia, así como la socialización, y después ya era el turno de aprender a ser alumno y a leer».

«Después, se utiliza esta capacidad para aprender. No entiendo cómo se puede aspirar a aprender sin saber leer bien», terció. «Es típico de la escuela tradicional contemplar la escolarización como algo sucesivo donde hay que completar todos los peldaños del aprendizaje».

«Ahora, la mayoría de los países occidentales, van en la línea de empezar desde cero, sea cual sea la situación. Eso ha llevado a países con un buen nivel de educación a dejar de aplicar lo que funcionaba. Si los conocimientos no son tan importantes, se abren espacios en la escuela para otras cosas. Es decir, utilizar la escuela para el constructivismo social. O dicho de otra forma, el uso de la escuela para dedicarla más a los valores, como la convivencia, que al conocimiento».

«Sin peldaños, la evaluación se diluye. Todo empieza a derretirse. Y parece que vamos en esa situación aquí en España. Por ello opino que la LOMLOE no funcionará porque está de parte del constructivismo social, de los valores, por encima del conocimiento. Yo creo que hay que volver a reintroducir los escalones», argumentó la catedrática, que al igual que Montserrat Gomendio, se mostró favorable de las evaluaciones. «¿Qué significan los certificados entonces si no se sabe qué certifican?».

Imposible un nuevo pacto educativo

El tercer turno fue para Alicia Delibes, ex viceconsejera de Educación de la Comunidad de Madrid, que comenzó reclamando un pacto de la Educación aun a sabiendas de que, con la situación política española, es inviable «a no ser que la derecha se resigne a lo que la izquierda se decida a hacer».

«Las evaluaciones son clave. En España no hay calidad porque no se quiere calidad. La escuela se ha convertido en un centro de adoctrinamiento, cuando no una guardería que llega hasta la universidad», criticó.

«La diferencia de talentos existe, y se empiezan a notar en la adolescencia. Daremos muchos certificados de escolaridad, pero los profesores no estarán a gusto porque no pueden transmitir conocimiento estando las aulas como están».

Delibes recordó que entró en la CAM en 2003, junto a Esperanza Aguirre. Y recordó «lo que se intentó hacer desde la Consejería de Educación» para paliar algunos defectos que, a su juicio, impedían la mejora del sistema educativo. «Las enseñanzas de la ley de calidad nunca se aplicaron».

«Cada vez que se aprueba una ley, las comunidades hacen un trabajo ímprobo», porque cambia hasta el lenguaje de lo que se queda igual», rememoró, y atacó los aspectos más controvertidos de la LOMLOE. «La primera orden de Pedro Sánchez ha sido quitar los exámenes y los itinerarios al final de la ESO. En cuanto hay alguna dificultad, fuera, no vaya a ser que el alumno se traumatice...», deslizó con sorna. «La LOMLOE no tiene un solo contenido. Para aplicar competencias, primero hay que tener conocimiento».

«La nueva ley prohibe diplomas y menciones honoríficas en la ESO», dijo Delibes, comentando que a la izquierda parece que no le gusta la excelencia. «Y lo que no entiendo», finalizó, «intentan que no exista la libertad de elección de centro», añadió a modo de despedida.