El PNV quiere borrar el castellano en las aulas
La amenaza de la nueva ley educativa vasca: «El plan es reducir al español a dos horas semanales»
Jon, profesor de instituto en Vizcaya: «Hace dos cursos, se daban cuatro horas semanales de castellano; actualmente, tres, y en la previsión acabarán siendo solo dos»
El español, cada vez más marginal en las aulas del País Vasco. Se acaba de encender la alerta roja en los colegios e institutos de esta comunidad autónoma. El Gobierno del PNV ha aprobado, con el beneplácito del PSE-PSOE, que forma la coalición, el proyecto de Ley de Educación, que ha sido tachado por sus críticos como un ataque frontal «a la poca libertad que ya tenían las familias para decidir sobre la lengua en la que quieren que sus hijos sean educados».
Al otro lado del teléfono suena la voz cansada de Jon, un profesor de instituto de la provincia de Vizcaya que prefiere no dar su nombre completo. «En el centro tenemos que dar una serie de talleres y desde el departamento quisimos crear un periódico en castellano, pero se nos contestó que no, que tenía que ser en euskera», cuenta, a modo de ejemplo.
Y es que el Ejecutivo de coalición de PNV y PSE-EE (Partido Socialista de Euskadi-Euskadiko Ezkerra) ha evidenciado así sus intenciones, que pasarán por relegar –aún más– al español de las aulas.
Los modelos lingüísticos existentes, que garantizaban aunque solo fuera en la teoría, la pervivencia de la lengua común, han desaparecido con la reforma de la Ley de Educación. Gloria Lago, presidenta de Hablamos Español, dice que de esta manera se impondrá definitivamente la lengua local: «Estamos ante un proyecto de ley hispanófobo porque el euskera será el encargado de vertebrar la enseñanza», resume para El Debate.
«No hay ninguna garantía de que al menos alguna asignatura se estudie en español. Además, el proyecto se inmiscuye en la vida de las personas, al hacer de las familias cooperadores necesarios de eso que han venido a llamar la ‘normalización’ de la lengua vasca en ámbitos como el de la actividad extraescolar».
Para esta asociación, nos enfrentamos a una especie de Cataluña bis: «El plan es dejar, al igual que ya pasaba allí, el español reducido a dos horas semanales. El PSE lo sabía, por lo que sus aspavientos de luego no nos convencen».
Quisimos crear un periódico en castellano como parte de un taller, pero se nos dijo que solo podía ser en euskeraProfesor de instituto de Vizcaya
Ante esta situación, se pone en una delicada tesitura tanto a las familias que tienen al español como su lengua materna, por la posición de inseguridad jurídica para reclamar asignaturas en su idioma, como a los docentes que no dominan el euskera, pero que quieran seguir ejerciendo en este territorio su actividad: «Es llamativo que en el capítulo IV de la ley, que se refiere al uso de las lenguas, se utilice la palabra euskera 16 veces y, en cambio, la palabra castellano o español, a la que se refieren como la otra lengua, cero».
El español, invisible
Lo que denuncia la presidenta de Hablamos español pudo este medio comprobarlo un día antes.
Así, la palabra «lengua» –o «lenguas»–, queda reflejada en dicho proyecto de ley hasta en 95 ocasiones, «euskera», 54 y «castellano» tan solo una vez. «Español» o «lengua española» no se mencionan ni una sola vez, como ha comprobado este periódico.
A su vez, el texto añade a que «el Sistema Educativo Vasco tiene dos lenguas oficiales: el euskera y el castellano, como parte de nuestra identidad y medios de expresión y convivencia», pero resalta que «se prestará una atención especial al euskera, nuestra lengua propia, necesitada de actuaciones eficaces para avanzar en su conocimiento y en su uso como medio de identidad, expresión y convivencia».
La fórmula es que cada centro se adapte a la realidad sociolingüística con el fin de que al término de sus estudios todos los alumnos tengan un nivel B2 tanto de castellano como de euskera.
Estamos ante un proyecto de ley hispanófobo porque la lengua vasca será la encargada de vertebrar la enseñanza»Presidenta de Hablamos Español
Testimonios reveladores
Vuelve a hablar Jon, gran conocedor por su trabajo de la realidad educativa: «Hace dos cursos, yo daba cuatro horas semanales de castellano en primaria y otras cuatro en secundaria. Actualmente, son tres, y en la previsión apuntan a que serán solo dos», nos dice.
Su testimonio es revelador: «Hay una imposición tanto para el alumnado –por ejemplo, en los patios el euskera es obligatorio– como para el profesor, ya que está mal visto hablar el castellano en las reuniones de profesores. Todo esto hace que muchos nos estemos planteando pedir el traslado a otras comunidades».
Y continúa: «Hasta entre los alumnos con necesidades educativas especiales y con cierta discapacidad que piden aprender la lengua materna, se les educa igualmente en euskera, algo que les y nos resulta frustrante».
Llueve sobre mojado
Aunque en el borrador del proyecto de ley todo parece muy ecuánime, la realidad es muy diferente.
Analizamos el curriculum, ahora conjunto, del Euskera y la Lengua Castellana. En la página tres, se observa cómo, a pesar de ser un currículum conjunto (por primera vez), se acabará centrando en la adquisición del euskera.
Dicho documento comienza asegurando que «uno de los objetivos prioritarios de la institución escolar de la CAPV es conseguir alumnas y alumnos bilingües en las dos lenguas cooficiales», pero según avanza este, el castellano acabará claudicando ante la lengua vasca.
Otro punto polémico es que el proyecto de ley de Educación vasca omitirá el modelo que permitía a los padres matricular en castellano. Hasta ahora, los modelos que usaba el Gobierno autonómico para vender la teoría de que el español no estaba arrinconado eran los siguientes: el A, que tiene al castellano como lengua vehicular; el B, una supuesta mezcla entre euskera y español; y el D, que tiene al vascuence como lengua vehicular.
Pues bien, dato mata relato. Según ha podido comprobar este medio: de 585 centros de educación infantil y primaria en Euskadi, hay solo 11 que ofertan modelo A en castellano. Con la nueva norma, podemos estar ante su desaparición de la oferta.