Cataluña
Una profesora utiliza el beso de Rubiales para dar un «discurso político» a niños de 10 años
Alicia Tomás, de Vox Tarrasa, hace público lo que ha pasado en el colegio de su hija: «Le han quitado la clase de Religión y le han metido ‘valors’. El colegio no me ha consultado dicho cambio y yo no he autorizado dicha charla»
El ya famoso beso de Luis Rubiales a la futbolista Jenni Hermoso ha llegado a las aulas de los colegios. En una de ellas, en concreto, han debido preferir retirar la clase de Religión para hablar de valores, o de 'valors', si nos atenemos a que ha sucedido en Cataluña.
Allí, los alumnos, de solo 10 años –5º de primaria– han escuchado durante 60 minutos a la profesora de turno perorando sobre lo que sucedió entre el ya ex presidente de la Federación de Fútbol y la jugadora española durante la final del Mundial, que se ha llevado por delante a Rubiales en el cargo, víctima de sus excesos y de una oleada feminista que ahora busca revancha.
Todo ello lo ha denunciado Alicia Tomás, que es portavoz del grupo municipal de Vox en el Ayuntamiento de Tarrasa:
«A mi hija de 10 años le han quitado la clase de religión y le han metido «valors»», escribía en la red social X (antes Twitter). «La ‘maestra’ se ha tirado una hora hablando del beso de Rubiales y haciendo un discurso político. El colegio no me ha consultado dicho cambio. Yo no he autorizado esa charla. Me van a oír.»
Las particularidades de Tarrasa
Desgraciadamente, los sistemas de inmersión lingüística y la aparición de una determinada ideología en los centros educativos no son nuevos en Tarrasa.
Según destapó El Debate, una familia cubana tuvo que marcharse de aquella ciudad porque la intoxicación del nacionalismo le hacía la vida imposible a Adrián, un joven estudiante diagnosticado de autismo que sufrió en sus carnes los particulares rigores del sistema educativo.
«Allí no hay inmersión lingüística, hay imposición lingüística», resumió, en conversación con este periódico, su padre, Ahmed.
Dicha imposición significó una especie de muro que se le hizo imposible escalar. «Le costaba la educación con el catalán. Algo hizo clac en su cerebro. Se vio fuera de lugar en el colegio por el problema del idioma y aunque recibía ayuda de la llamada Aula de Acogida, no fue suficiente. Era una especie de ruido que lo perturbaba».