Turquía
Del barracón al colegio de élite: así es la esperanza de miles de escolares turcos tras el terremoto
Empresas españolas impulsan la creación de dos centros educativos en Antioquía para más de mil niños: «La educación es el pilar fundamental de nuestro futuro», dice a El Debate una de sus promotoras, Leticia Dorsch
Fue el epicentro del terremoto en Turquía el pasado mes de febrero. Una tragedia que, aparte de causar grandes daños materiales y humanos, dejó a miles de niños en condiciones muy precarias para poder iniciar este curso escolar. Se calcula que 1,6 millones de escolares comenzaron sus clases en barracones o contenedores en septiembre.
En este contexto, y para hacer frente a esta situación, ha visto la luz el Proyecto Antioquía: «Es un proyecto de inversión educativa en esta zona, la región del sur de Turquía y fronteriza con Siria. Gracias a una colaboración público-privada y a través de la unión de varias organizaciones y empresas españolas, francesas y turcas, llevaremos a cabo la construcción de dos colegios», dice al otro lado del teléfono Leticia Dorsch, CEO de una de las empresas promotoras, Otep Konsultin.
Ambos centros educativos se convertirán en una referencia en la zona gracias a que se levantarán con materiales innovadores, resistentes y con elementos antisísmicos. El primer colegio constará de dos plantas de 3.000 metros cuadrados y 20 aulas abiertas, albergará a 600 niños y estará finalizado en ocho meses. El segundo se construirá sobre un terreno de 8.000 metros cuadrados para un total de 480 niños.
«Queremos que sea un proyecto piloto que, gracias a la colaboración público-privada, mejore la sociedad», añade Dorsch, una periodista hispano-turca que se encontraba sobre el terreno cuando la tierra comenzó a temblar.
«Coincidió que había llegado a Turquía el día antes del terremoto y al día siguiente ya pude acceder a esa zona. Estuve ayudando con los equipos de rescate que llegaron de España en las labores de traducción», recuerda. «La situación era dantesca, nos encontramos una ciudad destruida y llena de cadáveres por las calles y edificios volcados».
Zona estratégica
En este punto de partida, es fácil imaginar que el inicio de este curso escolar fue lo más complicado posible. Se estima que unos cinco millones de niños turcos resultaron afectados por el terremoto. «El drama en Antioquía es que el 50 % de la población es menor de 29 años, y ahora mismo tienen a los niños en contenedores donde a lo mejor puede haber cien de ellos metidos en uno. La educación es el pilar fundamental de nuestro futuro y esta es una zona estratégica, de gran concentración de sirios-turcos. Si no educamos a los niños desde el inicio, no vamos a poder cambiar nada».
Por ello, se ha apostado por construcciones de alto impacto económico, social y medioambiental pensadas para aguantar los vaivenes de un terreno sísmicamente activo. «Los nuevos asentamientos se están situando sobre las colinas, que es zona menos sísmica. Además, se han instalado fábricas para reciclar los propios escombros y poder utilizarlos para nuevas construcciones. Las ciudades no se pueden rehacer con contenedores y barracones».
Dorsch, que incide en que es «fundamental la planificación integral y holística» para «normalizar lo antes posible la vida económica y social de la región», cree que el Proyecto Antioquía irá más allá de estos dos colegios: «Las empresas tenemos mucho que ganar. Esta región aportaba el 9,8 % del PIB nacional de Turquía antes del terremoto y el 35 % de las exportaciones textiles del país», sostiene. «Es una apuesta que beneficia a todos».
«Esto es el inicio y puede parecer poco, pero si empezamos con mil niños, al final se repiten los modelos de éxito. No podemos permanecer en una postura inmovilista, porque este tipo de catástrofes nos afecta a todos», finaliza.
Proyecto innovador
El edificio albergará a alumnos de infantil, primaria y secundaria y ha supuesto una inversión de 1.876.863,24 euros. En su planificación se ha tenido en cuenta aspectos importantes como la accesibilidad, iluminación, calefacción, ventilación y las necesidades de la población, mediante la inclusión de avanzada tecnología como la inteligencia artificial y el Big Data.
Se espera que la región se beneficie en una doble vertiente: la educativa, garantizando la educación presencial y el acceso a la misma a todos los niveles; y la económica, con la contratación de personal laboral para la construcción y posteriormente con la contratación del personal educativo.