informe PISA
Por qué el histórico batacazo de España en matemáticas anuncia un drama en nuestra economía
Los alumnos españoles siguen empeorando en su desempeño en esta materia, una situación que se agrava con la bajada de universitarios en esta especialidad y el déficit de docentes. Nuestro progreso económico se resentirá
España ha obtenido su peor resultado de la historia del Informe PISA en matemáticas. Según los datos elaborados por la OCDE en el estudio que publica cada tres años, los estudiantes nacionales se han quedado en 473 puntos, lo que es ya el peor baremo registrado, ya que desde 2003, siempre se obtuvieron en este apartado al menos 480 puntos.
Los resultados de España, eso sí, son similares a los de la media de la OCDE, que en esta ocasión se ha quedado en 472 puntos en matemáticas, lo que confirma el derrumbamiento en muchos países entre otras cosas, a causa de la pandemia, ya que este tipo de conocimientos son los que, según los expertos, más suelen requerir el acompañamiento directo del profesor al ser una materia que puede costar más aprender desde casa.
Países del entorno europeo han sufrido un descalabro. España, Portugal, Suecia y Dinamarca se han dejado 20 puntos respecto al anterior estudio; Francia, 21; Finlandia, 23; Alemania, 25; Países Bajos, 26; Polonia, 27 y Noruega, que se queda por detrás de nuestro país, 33. Nada que ver con el éxito de las naciones. Casi todas las asiáticas, a pesar de este contexto –no olvidemos que la pandemia impactó primero sobre ellas al tener su origen en China–, mejoran sus resultados. La ciudad-Estado de Singapur, uno de los lugares más ricos del mundo, se lleva la primera posición con sus 575 puntos en matemáticas. Por detrás vienen Taiwan, Japón y Corea.
Y la brecha educativa, no solo en la comparativa entre países, sino entre diferentes zonas del mismo Estado, parece consolidarse, si no agrandarse. PISA certifica que dicha fisura está provocada, por lo general, por el nivel socioeconómico de las familias. No hay más que ver los resultados de España, con las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla a la cola y con unos resultados que invitan a la desesperanza.
Solo Castilla y León, para bien, y Cataluña y el País Vasco, para mal, desmienten la conclusión generalizada de la OCDE de relacionar economía y rendimiento educativo. Las dos autonomías en manos del nacionalismo, han apostado por la inmersión y el arrinconamiento del castellano en las aulas, lo que les ha llevado a protagonizar una bajada sin precedentes. La primera, sin embargo, ha conseguido solo en matemáticas 499 puntos, 26 más que la media española y 26 por encima de la media de la OCDE. «Si Castilla y León fuera un país, estaría en el top 10 de los 80 mejores países de la UE y la OCDE», se ha enorgullecido su presidente, Fernández-Mañueco.
Impacto sobre la economía
Volviendo a España, hay particularidades ajenas al contexto general que explican la situación educativa y lo que es más preocupante, vaticinan turbulencias sobre su sistema económico.
Las manos del poder llevan años provocando un caos en el aprendizaje del cual las matemáticas no se han librado. Así se puede mencionar el Proyecto de Orden del Ministerio de Universidades, que pretendía la reducción de la formación obligatoria en esta materia para los titulados de Magisterio para primaria.
El ministerio que en ese momento dirigía Joan Subirats –Universidades se acabó integrando en el de Ciencia–orillaba esta disciplina a una sola asignatura de seis créditos y 60 horas de un total de 240. «Es una decisión que reduce la formación total (del docente) a lo anecdótico», lamentaba José María Marbán, profesor titular de la Universidad de Valladolid en el área de Didáctica de la Matemática.
«Una sociedad con buena competencia en matemáticas comprenderá el PIB, los desequilibrios sociales y las brechas. El conocimiento en matemáticas hacen de la sociedad algo más justo. Sin ellas, será más manipulable, porque ya estamos acostumbrados a la manipulación de los datos y estadísticas».
No acabaron ahí los palos en las ruedas. El Gobierno socialista incluso recogía su defensa de unas matemáticas «con perspectiva de género», tal y como se recoge en la vigente ley, la LOMLOE.
En el currículo de primaria, se defendía la inclusión de unas matemáticas con competencias socioemocionales y perspectiva de género. Y es que desde el Ejecutivo detectaron que las carreras STEM –Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas– casi siempre albergaban varones, por lo que había que trabajar en favor de la paridad en esos grados más técnicos.
Por todo ello, se ha creado un caldo de cultivo que ha desembocado en un mal resultado en PISA, que vaticina un escenario económico de color cárdeno.
Menos ingenieros y profesionales
El hecho de que España no levante el vuelo en PISA lleva aparejadas derivadas tanto educativas como económicas. Las matemáticas se le atragantan a una buena parte del estudiantado, lo que puede conllevar a un progresivo descenso de estudiantes de los bachilleres tecnológicos y de las citadas carreras STEM, tan necesarias para generar profesionales técnicos.
El informe de la Universidad Española en Cifras revelaba una caída del 38 % de alumnos en las ingenierías, que ya no resulta una carrera atractiva para muchos. Otro trabajo del Observatorio de la Ingeniería de España aseguraba que España necesitará incorporar como mínimo a unos 200.000 ingenieros. Por ello hace falta adolescentes no solo interesados, sino que dominen las matemáticas.
«Si tenemos a cada vez más niños con confianza en las matemáticas en primaria, los habrá luego con más seguridad en secundaria y tendremos a más alumnos en el bachillerato tecnológico y en ingenierías. Está claro que ninguna de las reformas educativas lo está consiguiendo», ha declarado a El Debate Daniel González de Vega, fundador de Smartick, que ha desarrollado una metodología de enseñanza online en matemática.
A las calificaciones de PISA, en las que España ha caído 11 puntos desde 2012 (de 484 a 473) se le une un problema del que lleva alertando años la Real Sociedad de Matemáticas de España:el déficit creciente de matemáticos en la docencia. En España se están quedando plazas desiertas para enseñar matemáticas en oposiciones convocadas por distintas comunidades autónomas, dadas las salidas laborales que tienen en el ámbito privado.
«Hace falta mejorar la formación del profesorado en primaria, atender a las mejores prácticas de la didáctica de las matemáticas, evaluaciones externas, mejorar la disciplina en la clase y dar más autonomía a los centros para que sean los que elijan a sus equipos y profesores y tengan equipos estables. Se sabe lo que se puede hacer y no se hace», concluye González de Vega.