Reportaje
Estudiantes, profesores y empresas cartografían la FP dual: «Resolvería la carencia de perfiles técnicos»
El Debate recoge la experiencia y la opinión de alumnos, docentes y expertos sobre esta modalidad de la Formación Profesional que puede ser la alternativa a un paro juvenil desbocado
España va agrandando su brecha generacional. Mientras la generación anterior –siempre que se hable en términos generales– va manteniendo su nivel medio de vida gracias a las pensiones, que afortunadamente se actualizan, además de la garantía que les da la revalorización de sus activos (normalmente, la o las viviendas), hay otra, la de ahora, que se va separando porque no tienen ni una cosa, ni la otra.
Los jóvenes sufren, en demasiadas ocasiones, o bien precariedad, o al menos, unos bajos salarios cuyos dividendos pierden valor en un contexto inflacionista. Sus activos no se revalorizan porque, directamente, no existen. Pero la mayor lacra es la alta tasa de paro juvenil. Unos números que confirman su ruptura, en cuanto a calidad de vida, con la generación de sus padres. Es otra versión de las dos Españas.
Para AFI (Analistas Financieros Internacionales), España, en lo que llevamos de siglo, no ha crecido nada. La renta per capita por hogar se mantiene constante. Ese factor combinado de vivienda y pensiones junto a su revalorización explica la diferencia. Y la fisura entre ambas generaciones, lejos de coserse, se amplía más y más, porque a nuestros jóvenes les cuesta trabajo encontrar empleo de calidad y estable. Desde hace algún tiempo, se vuelve a mirar a la FP (Formación Profesional), otrora degradada y estigmatizada por una supuesta carencia de atractivo, como la posible solución. Y en concreto, a la modalidad dual, que lleva décadas mostrando buenos resultados en países como Alemania, Dinamarca, Austria y Suiza y de la que se cree que es clave para combatir este desempleo juvenil desbocado.
Sin embargo, la dual no acaba de arrancar en España por diferentes motivos, pero su carta de presentación dice que presenta una empleabilidad mayor que la de los universitarios, y sus salarios son superiores a los que provienen de la FP tradicional. El Debate habla con estudiantes, profesores y empresas que se han decidido ya por ella. Son varios de los ejemplos de casos de éxito educativo y empresarial.
Los estudiantes y profesores
Los dos estudiantes de FP dual con los que ha contactado este medio parecen coincidir en que su decisión se debió tanto a las buenas perspectivas laborales que les ofrecía como a una incuestionable delantera por comenzar las prácticas.
Así lo explica Joel Martínez, de 20 años, que trabaja en el departamento de Seguros de vida de Zurich: «Desde los 17 años que empiezas con las prácticas, ya estás abierto al mundo laboral. La FP dual te da esa oportunidad de comenzar con las prácticas muchísimo antes».
Al otro lado del teléfono suena ahora la voz de Jennifer Raimundo, 23 años, que al igual que Joel ya está trabajando tras acabar la dual, en su caso en Mapfre: «Una conocida cursó la FP dual y me llamó la atención lo de poder tener varios meses de prácticas, que considero que es donde más se va a aprender».
Que nadie se llame a engaño. La dual adelanta quizás plazos –de hacer prácticas, de inserción laboral– pero no invalida la opción de la universidad. Vuelve a hablar Joel: «En mi caso, yo empecé la FP de grado medio en Barcelona y estando allí me aconsejaron la dual sobre seguros por su buena empleabilidad. Hice prácticas en Zurich y, al acabar, me contrataron. Pero ahora estoy estudiando la carrera universitaria para seguir con mi formación».
Y prosigue Jennifer. «Mi ventaja fue acabar en una empresa donde puse en práctica toda la teoría vista durante el primer año. Las empresas lo que piden es experiencia, y de la dual sales con ella. Ahora en Mapfre puedo seguir formándome, pero ya dentro de la compañía».
Ahora quien habla para este medio es la profesora Elisabeth Barranco, tutora de prácticas en la Escola del Treball de Barcelona, que dibuja el retrato robot de los estudiantes que acuden a hacer la dual: «La gran mayoría son alumnos muy jóvenes de 18 o 19 años que ya saben lo que vienen a estudiar, atraídos por la buena empleabilidad de su ciclo de la especialidad en seguros. La mitad suele proceder del bachillerato, con ganas de hacer algo más práctico, y la otra mitad de algún ciclo de grado medio. Muchos de ellos luego suelen continuar en la universidad», dice.
Continúa la tutora explicando cómo suele producirse la transición desde el aula a la empresa: «La formación dual en Cataluña exige mil horas de prácticas, lo que se traduce en una integración total en la empresa. Cuando son contratados, la transición es muy suave y sencilla», razona.
Las empresas y las prácticas
La otra pata del tablero la sostiene el sector empresarial, a la que en el caso de apostar por incorporar a talento joven, se le suele requerir la obligación de remunerar al alumnado por el tiempo que pasa formándose en la compañía. Por este motivo, la dual parece menos atractiva para las pymes. El desconocimiento de esta nueva modalidad entre las pequeñas y medianas empresas suele dificultar su conversión en centros formativos.
En primer lugar, contactamos con Daniel Tomé, director del Área Legal y RR.HH. de Unespa, la asociación que representa al seguro en España.
«El proyecto de Formación Profesional dual en seguros fue, en un momento inicial, una iniciativa de Zurich. En vista de sus buenos resultados y del interés que tenía la iniciativa para la industria aseguradora, Unespa impulsó el proyecto, que pasó a involucrar a todo el sector asegurador (tanto aseguradoras como distribuidores), así como a varios Gobiernos autonómicos e institutos, convirtiéndose en un ejemplo de cooperación público-privada. Decidimos impulsar la dual con el objetivo de incorporar nuevo talento y formar a futuros empleados según las necesidades del sector asegurador, dado que nos estábamos topando con dificultades para encontrar perfiles técnicos», relata.
Si bien la FP dual en España tiene aún un largo camino por recorrer, Gemma Herms, responsable de selección de Zurich, cree que la especialización en seguros ha experimentado un crecimiento llamativo: «Hemos pasado de veintipocos alumnos hace unos años a un proyecto de unos 500, con una tasa de empleabilidad del 75 %. La dirección siempre nos trasladó el problema de que faltaba relevo generacional, por lo que la dual ha permitido la incorporación de ese talento joven y preparado».
Cosentino recuerda su «compromiso educativo» como empresa de la periferia, alejada de las capitales como Madrid y Barcelona. «La compañía fue la primera empresa en Andalucía en implantar el sistema dual, lo que nos hace una de las empresas más comprometidas con la educación de los jóvenes de esta comunidad». Según sus datos, cerca del 90 % de los estudiantes de alguno de los cinco títulos de FP con los que cuentan –cuatro de ellos de la dual–, acaba formando parte de la plantilla al acabar sus estudios.
No copiar otros modelos
Las cifras de los alumnos están aumentando, pero siguen siendo bajas para un mercado laboral que demanda cada día más perfiles técnicos cualificados.
Nuestra última llamada fue a Guillem Salvans, jefe de proyecto de la Fundación Bertelsmann, para conocer cómo cree él que debe producirse esa importación:
«La dual bebe de una tradición de países europeos donde está muy implantada, como Suiza, Austria, Dinamarca o Alemania, pero nosotros no estamos por la labor de copiar y pegar ningún modelo, porque no funcionaría. España en todo caso tiene que inspirarse en aquellos lugares donde ha sido eficaz para montar el suyo propio. Los cambios que se necesitan no son fáciles y exigen años, porque en el fondo lo que se está intentando es cambiar la mentalidad de trabajo y los centros educativos para que trabajen conjuntamente».