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Alumnos de bachillerato del Colegio Virgen de Europa de Boadilla del Monte (Madrid)

Alumnos de bachillerato del Colegio Virgen de Europa de Boadilla del Monte (Madrid)Europa Press

Educación

El otro dato de PISA que ni la OCDE se atreve a explicar: España se queda sin alumnos excelentes

Los estudiantes que alcanzan la excelencia en nuestro país empiezan a ser una rara avis, pero los autores del trabajo no se arriesgan a poner en la picota al modelo que prioriza las competencias sobre los conocimientos

El último informe PISA, que confirmó el descalabro educativo al que ha sometido la izquierda al país, dejó otros datos relevantes. Algunos, además, los cuales ni la OCDE, autora del trabajo, es capaz de explicar.

Es el caso del bajísimo número de alumnos excelentes que tiene España. Solo un 5 %, lejos de la media de la OCDE (7 %) y la Unión Europea (6 %). Japón, por ejemplo, tiene el 16 %.

¿Y a qué se debe? Pues es curioso que hasta el propio informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico lo considera llamativo, pero se ve incapaz de explicarlo: «En la mayoría de los casos existe una relación entre el rendimiento medio de un país y el porcentaje en los niveles altos, pero no es así en el caso de España, cuyo porcentaje de alumnado en niveles altos se sitúa en el entorno del de países con un rendimiento medio estimado significativamente más bajo, como Letonia (6 %) o Turquía (5 %)».

Sin explicar las causas

A pesar de que, en la mencionada evaluación al alumnado de 15 años para esta investigación, España se quedó con el puesto 23 en matemáticas, acabó cayendo al 21 en el porcentaje de estudiantes que alcanzan la excelencia.

Si hubo una región que en el informe salvó los muebles, esa fue Castilla y León. Pues bien, la autonomía castellanoleonesa tampoco va sobrada en alumnos excelentes. De la quinta posición por puntuación media, descendería a la decimosexta si se computara solo los niveles más altos.

Lo sucedido con el descenso de estudiantes cuyas cotas sean excelsas deja sin explicación a PISA, que por otra parte se dedica a recopilar y ofrecer datos, no a analizarlos.

Sin embargo, y aunque la OCDE prefiere no entrar en este jardín, hay muchas voces críticas las que señalan hacia la tendencia a despreciar los conocimientos en favor de algo que se ha venido a llamar una ‘enseñanza más competencial’, que por otra parte, parecen defender tanto la Unión Europea como la propia Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos. Sin embargo, los datos del último informe se empeñan en matar su enquistamiento en esta postura.

Corregir el rumbo

Escocia ha sido una de las primeras naciones occidentales en dar marcha atrás. El país británico, pionero en haber adoptado un modelo basado en competencias, al igual que ha hecho España desde la aprobación de la ley Celaà, se ha dado cuenta del error de marginar los conocimientos y ha adoptado un cambio de rumbo.

Se da la circunstancia que Estonia, que se ha convertido en el referente europeo en dichas evaluaciones internacionales desbancando a la otrora poderosa Finlandia, ofrece una gran libertad a su profesorado en cuanto a contenidos y metodología, evitando encorsetarlo en un determinado modelo.

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