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Varios alumnos realizan las pruebas de la EBAU de la Universidad de OviedoEFE

Lo que falta por solucionar en la Selectividad después de los cambios para 2025

Aunque desaparece por fin el escenario covid que ha bajado el nivel de los alumnos, queda sin resolver el que no haya un único examen para toda España y se genere una desigualdad en el acceso a la Universidad en función de la Comunidad Autónoma de Origen

En solo unos meses, los estudiantes de 2º de Bachillerato se enfrentarán a la Selectividad (Ebau, Evau, según la Comunidad Autónoma). Pero sus reglas de juego son extrañas: mantienen el modelo covid a pesar de que no hay pandemia y les evalúan según una ley que ya no está en vigor porque ya han estudiado según la LOMLOE. El problema de este desajuste está en que el adelanto electoral de la pasada primavera dejó en un cajón la necesaria reforma del decreto de selectividad.

Visto el caos provocado para el curso 23-24, el Gobierno se ha puesto a trabajar con más antelación en el modelo de selectividad que se aplicará en junio de 2025. Aunque aún solo se trabaja con el borrador del decreto que regulará la prueba de acceso a la Universidad, y que después, además, tiene que adaptarse en cada Comunidad Autónoma, ya se han conocido algunos cambios. Hay puntos de mejora respecto al actual modelo, pero quedan pendientes algunas cuestiones fundamentales.

Sin Selectividad única

La cuestión de fondo que el borrador para la nueva selectividad no toca es la inatendida demanda de muchos alumnos y padres, de las Comunidades Autónomas gobernadas por el PP y de Vox de tener un modelo único de Selectividad, puesto que el resultado del examen, hoy por hoy muy diferente en cada Autonomía tanto por contenidos como por nivel de exigencia, da igual acceso al llamado «distrito único universitario». Es decir, la nota obtenida en una Comunidad con un nivel de exigencia menor cuenta exactamente igual que la de un examen realizado en un lugar con más temario y nivel de exigencia. Con ella se puede solicitar el acceso a cualquier universidad española sin importar la Comunidad.

Para Begoña Ladrón de Guevara, presidenta de la Confederación de Asociaciones de Padres (COFAPA), «lo que las familias necesitan es seguridad jurídica. Y, ante un distrito único universitario, que es muy buena medida porque da igualdad de oportunidades de acceso a la universidad, hace falta un examen único que permita no discriminar, que evite que haya estudiantes en inferioridad de condiciones».

Este es uno de los melones abiertos sobre la mesa de cada ministro de Educación y la solución no es sencilla. De hecho, en opinión de Raül Adames, director de Colegios del grupo CEU, la posibilidad de un único examen «es casi inviable en este momento, cuando no hay temarios conjuntos. Las diferencias de currículo [entre Comunidades Autónomas] son abismales, tanto en niveles de exigencia como en la concreción del temario» y a esto hay que añadir la cuestión de las lenguas cooficiales.

Para Carmen Escribano, profesora de Matemáticas en la Universidad CEU San Pablo con una larga trayectoria en la docencia tanto universitaria como de Secundaria y Bachillerato, las diferencias en la preparación de los alumnos dependiendo de la Comunidad Autónoma de origen son significativas. Esto supone un agravio comparativo en el acceso, en un momento en el que las notas de corte son muy elevadas y una dificultad añadida cuando ya están en las aulas, porque los índices de fracaso de los estudiantes peor preparados son elevados.

Estudiar todo el temario

En el año del confinamiento por la pandemia, 2020, los exámenes de Selectividad se simplificaron para que el alumno tuviera más posibilidades de elegir entre muchas preguntas. El objetivo en el verano de la covid era no perjudicar en exceso a los alumnos que hubieran tenido peores condiciones para seguir la docencia online durante el confinamiento. Pero el modelo se extendió, primero por los confinamientos puntuales y después porque ya se iba a implantar la LOMLOE y así se adaptaba a la nueva ley. Ahí es donde el adelanto electoral dejó en el cajón el borrador que ahora se retoma, no para la Selectividad 2024, como debería haberse hecho, sino para la del 2025.

Para Carmen Escribano, en su área de Matemáticas se ha notado mucho en los últimos años el descenso en el nivel de conocimiento de los alumnos. Aunque explica que no se puede generalizar y hay colegios que han seguido manteniendo un grado de exigencia muy elevado, sí se ha encontrado con alumnos de algunos centros educativos en los que se aprovechaba este «modelo covid» para no estudiar de una parte más complicada del temario. Eso supone un grave hándicap a la hora de seguir las clases en la Universidad.

El «modelo covid» rebajaba la tensión de los alumnos, que elegían preguntas casi a demanda. Como explica Carolina López Santos, responsable de Secundaria y Bachillerato del Alameda International School, en Madrid, la medida tomada para el curso 2025 que limita las posibilidades de elegir qué preguntas contestar tiene de bueno que garantiza un estudio continuado de todo el currículo, pero hará que los alumnos vayan más nerviosos y eso puede jugar una mala pasada a los estudiantes en un día muy concreto.

Evaluar las competencias

Otro de los cambios propuestos, que llevaba anunciándose mucho tiempo y que adaptará la Selectividad a la ley vigente, es el dar mayor valor a las competencias que a los conocimientos. El problema, según apunta Adames, es que, aunque en principio parece adecuado tener menos preguntas cortas y fomentar el pensamiento, «habrá que ver cómo se concreta en cada Comunidad».

Para Begoña Ladrón de Guevara, aunque el sistema competencial tiene elementos positivos, también genera el reto de «una evaluación más subjetiva que, además, no está en manos del profesor con el que han aprendido los alumnos. El sistema competencial es muy bueno para el aula, pero más complicado cuando evalúa un profesor que no ha estado día a día de esos estudiantes».