Asturias arrincona al castellano y obliga a poner nombres en bable y eonaviego a sus escuelas de 0 a 3 años
La Consejería de Educación se ha encargado de buscar nombres autóctonos después de analizar «las peculiaridades culturales y lingüísticas de cada concejo»
La Consejería de Educación del Principado de Asturias continúa su senda de promoción del asturiano y el eonaviego y ha decidido poner nombres en esas lenguas a los 31 centros que integran la primera fase de la red autonómica, pública y gratuita de escuelas infantiles de 0 a 3 años, conocida como escuelines. De esta forma se arrincona al castellano, que es la lengua mayoritaria de los asturianos, para que el bable y el eonaviego tengan presencia y «permita la identificación de los nuevos equipamientos».
El departamento que encabeza Lydia Espina se ha encargado de buscar nombres autóctonos, «en colaboración y con el consenso de los ayuntamientos», después de analizar las peculiaridades culturales y lingüísticas de cada concejo, según ha informado el Principado en una nota de prensa.
Los nombres de las escuelas hacen referencia a personajes de la mitología asturiana –Les xanines, Los nuberinos, El diañu burllón–, a los topónimos de la zona –La Veiga, La Brañona, Los polesinos, o Los carbayoninos–, a juegos infantiles –L'escondelerite– o a flora y fauna –El Castañéu, O esguín, La parpayuela–.
La consejería está ultimando un informe que contiene una ficha de cada escuela infantil con la denominación genérica y específica, el código de centro, la dirección, el lugar y el concejo, además del número de aulas previstas y la capacidad máxima de alumnado.
Ese informe se remitirá próximamente al Consejo de Gobierno, que deberá autorizar tanto la creación como sus nombres oficiales. El Principado ha recordado que construirá directamente 15 escuelas en espacios disponibles en colegios públicos, mientras que las otras 16 las están edificando los ayuntamientos con la última subvención de fondos europeos del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia (MRR) y que asumirá también el Gobierno de Asturias. Esta primera fase consta de un total de 54 unidades y un máximo de 832 plazas.
En cualquier caso, llama la atención que de 31 primeros centros que van a integrar esta red no se haya optado por ningún nombre en castellano, cuando la mayoría de habitantes mayoritariamente hablan esta lengua. Es lo que ocurre, por ejemplo, con las escuelas que se abrirán en Avilés, Gijón, Lugones, Llanera, Oviedo o Pola de Siero, poblaciones en las que el español es prácticamente el único idioma que se escucha. Aunque en otras localidades sí que esté más presente el asturiano, en su mayoría lo hace en forma de amestao, una mezcla entre castellano y bable.
Polémica campaña
La decisión de poner nombres en asturiano y eonaviego a les escuelines viene unos días después de que el Principado diese a conocer la última campaña de la Consejería de Educación para fomentar la matriculación de alumnos de Primaria y Secundaria en las lenguas de Asturias, que no son oficiales.
Por ello, son materias optativas, motivo por el que el Gobierno de Barbón ha utilizado la fórmula Apúntome, apuntámoslos (Me apunto, los apuntamos). En la propaganda difundida por el Principado se incide en el «valor de la diversidad lingüística y cultural», así como en los supuestos beneficios que aporta estudiar las diferentes lenguas de Asturias en las distintas etapas educativas y en su relación «con las señas de identidad autóctonas».
Entre los eslóganes que acompañan los diferentes carteles encontramos afirmaciones como «Porque con la literatura asturiana sueño aventuras», «¡Porque no se habla en casa y quiero saber», «Porque hago Tiktoks en asturiano», «Porque tengo derecho a matricularme en todos los centros» o «Porque conozcas mejor Asturias y valores más otras lenguas».
A raíz de esto, el diputado de Vox en la comunidad, Javier Jové, exigió a la Consejería de Educación la retirada de la campaña: «En Vox defendemos que la Consejería ha de ser neutra en sus preferencias respecto de las asignaturas optativas y no interferir en el proceso de toma de decisión de los alumnos», argumenta Jové.
Javier Jové aseguró que «la Consejería está anteponiendo motivos ideológicos al interés de los alumnos, al tratar de convencerles de que estudien una materia que objetivamente aporta mucho menos valor para su futuro laboral en un mundo cada vez más competitivo y global».