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Luis E. Togores
Luis E. Togores

Lo que le espera a España, un futuro sin profesores universitarios

La actual clase política en general, en muchos casos los ministros responsables de la educación en España, sus directores generales… tienen una visión cortoplacista marcada por motivos electorales

Actualizada 10:11

Ilustración: educacion, universidad

Lu Tolstova

Hace ya algún tiempo, cuando a la canciller alemana Merkel le preguntaron sus jueces por qué cobraban menos que los profesores universitarios la canciller les respondió: «¿No pretenderá usted cobrar lo mismo que las personas que les enseñaron su profesión?».

Ya se empiezan a detectar en España, en algunas disciplinas, la falta de profesores universitarios. En Matemáticas, Anatomía, en muchas materias que se imparten en las titulaciones de las ingenieras y de las ciencias económicas cada vez es más difícil encontrar personas cualificadas que quieran dedicar su vida a la docencia universitaria.

Esto se debe fundamentalmente a los siguientes motivos:

—La falta de prestigio social que, desde hace unos años, tiene en España el ser docente en general y profesor universitario en particular.

—Lo extraordinariamente larga que es la carrera universitaria hasta llegar al puesto estable de profesor titular: completar los estudios universitarios, hacer una tesis doctoral, obtener al menos dos sexenios de investigación… supone como mínimo dos décadas, siendo, por todo esto, lo más normal acceder a la titularidad con más de 40 años

—La baja remuneración económica de los profesores universitarios, pero muy especialmente en los más jóvenes, si se compara con los salarios en otros puestos de la administración, del mundo laboral, empresarias o del libre ejercicio de la profesión. Sobre todo, si se tiene en cuenta que no se logra un salario que compense mínimamente el esfuerzo realizado hasta una edad bastante avanzada.

Es cierto que será muy probable que sigamos teniendo profesores de Historia, Filosofía, Literatura… pues para estas profesiones la universidad es y seguramente seguirá siendo una razonablemente buena salida laboral. Pero esto ya ha dejado de ocurrir con la mayor parte de las titulaciones universitarias a las que el mercado laboral ofrece, nada más obtener el título, mejores opciones económicas. Médicos, dentistas, economistas, ingenieros, profesionales de carreras de ciencias y experimentales serán con el paso del tiempo titulados universitarios que no verán entre sus opciones laborales deseables el hacer carrera en el mundo universitario español.

Una tendencia que ya se está también produciendo en otros espectros del mundo laboral español en el que nos encontramos como nuestros nuevos titulados universitarios (médicos, enfermeros, ingenieros…) optan por emigrar a mercados laborales con sueldos más altos y mejores condiciones de vida profesional, una realidad que en la universidad va a ser mucho más acentuada.

Salvo en las carreras de letras resulta cada vez más difícil para muchos departamentos conseguir recién licenciados jóvenes que quiera optar a una beca predoctoral (4 años con un salario muy muy bajo) que les sirva de inicio en su carrera como docente universitario.

En el momento en que se jubile la actual generación de profesores universitarios (catedrático y titulares), que tienen por lo general más de 50 años, su sustitución parece que va a ser francamente complicada para muchos departamentos, para muchas universidades. Los asociados no son la solución. La actual estructura del mundo universitario necesita cada vez más profesores fijos para la gestión del cada día más burocratizado sistema universitario español (público y privado). No solo la docencia necesita titulares y catedráticos, la investigación, la gestión universitaria, la dirección de tesis y los tribunales de tesis doctorales… todos estos trabajos requieren un número importante de profesores a tiempo completo poseedores de sexenios de investigación, para impartir docencia, liderar y ejecutar los planes de investigación… en resumidas cuentas que dediquen su vida a la universidad.

La actual clase política en general, en muchos casos los ministros responsables de la educación en España, sus directores generales… tienen una visión cortoplacista marcada por motivos electorales. Si no se remedian los problemas arriba señalados a medio plazo, la universidad española puede enfrentarse a un problema, a una crisis gravísima que la puede dejar herida casi de muerte. Este tsunami se acerca, ya se ve en el horizonte, pero por el momento casi nadie parece ser consciente de lo que se avecina. Si la universidad española quiere sobrevivir de una forma genuinamente universitaria tiene que afrontar su reforma en los próximos años. La subida de las remuneraciones del profesorado desde el comienzo de sus carreras como docente es fundamental, pero no solo esto es necesario. Una universidad sin alumnos no es nada, pero sin profesores no existe.

  • Luis E. Togores es Catedrático de Historia Contemporánea y Vicerrector de Profesorado USPCEU
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