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Educación

Preocupación en las universidades de élite de Estados Unidos por el escaso vocabulario y comprensión lectora

Hay profesores que lamentan que los alumnos no aceptan leerse varios libros en un solo semestre, lo que afecta a la variedad de su lenguaje

Estados Unidos es uno de los países que cuenta con un mayor número de universidades prestigiosas y de élite del mundo. Estas instituciones educativas marcan los pasos a seguir y funcionan muchas veces como guía de otras universidades. Es por esto que las directrices que emanan de estos centros cobran una especial importancia para el resto.

Nicholas Dames es profesor de Literatura y Humanidades en la Universidad de Columbia desde el año 1998 y, según ha relatado a The Atlantic, ha observado un cambio radical en los estudiantes durante los últimos años.

En tiempos pasados, los estudiantes mostraban entusiasmo por adentrarse en textos extensos y desentrañar cada matiz de las obras que se les presentaban. Sin embargo, hoy en día, es común encontrarse con jóvenes que, desde el primer día de clases, manifiestan sentirse desbordados ante la cantidad de lectura asignada.

«Mis alumnos parecen desconcertados ante la idea de completar varios libros en un solo semestre», señala Dames en una entrevista para el citado medio. Lo que inicialmente parecía un fenómeno aislado ahora se ha convertido en una tendencia recurrente, confirmada también por numerosos colegas en prestigiosas universidades de Estados Unidos.

Anthony Grafton, historiador en Princeton, apunta a que los alumnos llegan a la educación superior con un vocabulario limitado y una comprensión del lenguaje inferior a la de generaciones anteriores, lo que les dificulta alcanzar el nivel requerido para este tipo de universidades.

Prioridad a los textos breves

Con la implementación de programas federales como No Child Left Behind y Common Core, el enfoque educativo cambió drásticamente. Se dio prioridad a la enseñanza de textos informativos breves y a la preparación intensiva para pruebas estandarizadas. Este giro en las políticas educativas dejó en un segundo plano la lectura y análisis de obras literarias extensas, limitando la oportunidad de los estudiantes de sumergirse en narrativas complejas y enriquecer su comprensión crítica de la literatura.

Como consecuencia, numerosos maestros en diversas escuelas dejaron de asignar libros completos a sus estudiantes. En su lugar, optaron por utilizar fragmentos de textos, artículos periodísticos y poesía breve, materiales que facilitan la evaluación de habilidades específicas como la identificación de ideas principales y la realización de análisis rápidos.

Este enfoque, aunque práctico para los objetivos de las pruebas estandarizadas, redujo significativamente la inmersión de los estudiantes en narrativas largas y su capacidad para desarrollar un pensamiento crítico más profundo.

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