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Estudiantes jugando al voleibolPxHere

Un colegio cristiano podrá ser castigado por negarse a participar en competiciones adulteradas por la ley trans

En 2013, la Federación Interescolar de California decidió cambiar los estatutos y permitir a los chicos con disforia de género jugar en los equipos femeninos

«No creemos que el sexo sea modificable y no tenemos intención de participar en eventos que transmitan un mensaje diferente». Con estas palabras, el colegio católico Stone Ridge, situado en el Valle Central de California, ha justificado su decisión de retirarse de una competición de voleibol femenino al darse cuenta de que entre los oponentes del San Francisco Waldorf, el quipo rival, se encontraba estudiante transgénero.

Según sus palabras, que ha recogido Alliance Defending Freedom, las jóvenes del colegio decidieron abandonar uno de los partidos más decisivos de la temporada para defender «la verdad» y rechazar «las mentiras de la ideología de género»

Este caso, a pesar de que ha sido uno de los más mediáticos, no ha sido el único. En 2013, la Federación Interescolar de California decidió cambiar los estatutos y permitir a los chicos con disforia de género jugar en los equipos femeninos, una decisión que con el paso de los años se ha vuelto más controvertida.

Cansados de la norma estatal y de las injusticias que esta generaba, 10 años después, en 2023, el 70 % de los estadounidenses se manifestó en contra de que los hombres compitiesen en una categoría diferente a la suya. Así, denunciaron que «no se les debería permitir competir en deportes femeninos», explica el grupo de defensa legal cristiano.

Tras este revuelo, la Asociación Estadounidense de Atletas Interuniversitarios decidió en 2024 prohibir a las mujeres transexuales –biológicamente hombres– competir en deportes femeninos. Esta es la postura más estricta que se ha tomado en EE.UU. hasta el momento, después de que varias atletas se quejasen de los resultados en sus competiciones.

Entre las voces más críticas destaca Martina Navratilova. La nueve veces campeona de Wimbledon denunció en las redes sociales la victoria del ciclista transgénero Austin Killips en una carrera en Nuevo México. El deportista, que además se llevó 35.000 dólares, estuvo esperando al resto de competidoras, que llegaron una hora después a la meta. Después de lo ocurrido, la tenista aseguró que los atletas masculinos identificados como trans «no tienen cabida en los deportes femeninos». Deben competir en su categoría.

Un caso similar fue el que le ocurrió a la ciclista profesional Hannah Arensman, una joven de 25 años que anunció a principios de años su retirada tras caer derrotada por dos mujeres trans, una de ellas Austin Killips. Esto fue algo desolador para Arensman, ya que aspiraba a estar entre las tres primeras y ni siquiera pudo subirse al pódium. Este resultado llevó a la deportista a abandonar la competición, perdiendo así la oportunidad de participar en el Campeonato del Mundo de Ciclocros, uno de los más importantes del mundo.

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