Moreno se lanza a por los 120.000 últimos votos de Cs para apuntalar una mayoría sin Vox
Los populares creen estar en condiciones de acercarse a la cifra mágica de los 55 escaños gracias a una campaña que les ha sonreído. El reparto de los restos jugará un papel clave
MadridActualizada 04:47
La playa. El lugar con el que muchos sueñan a estas alturas del año se ha convertido en un quebradero de cabeza para Juanma Moreno. Por toda Andalucía hay vallas con el aviso del PP al electorado: «Días de playa hay muchos, pero solo uno para seguir avanzando». Terminada la campaña, los mayores enemigos del presidente y candidato del PP siguen siendo la abstención y el exceso de confianza. No el suyo, sino el de sus potenciales votantes.
Las expectativas de Moreno han ido de menos a más, gracias a la transferencia de antiguos votantes socialistas y al estancamiento de Vox en las encuestas. Tanto que, grano a grano, los populares se ven en condiciones de quedarse muy cerca de la mayoría absoluta.
El PP está a 120.000 votos de esa cifra mágica de 55 escaños, la de la tranquilidad máxima, calculan los populares. Esos son los votos que aún retiene Ciudadanos y que, sin embargo, por una cuestión de porcentajes de voto (deben obtener el 3 % como mínimo en la circunscripción) no se traducirían en ningún escaño. Rigores de la Ley d’Hont.
Son los famosos restos. «Depende de cómo se distribuyan esos restos, el resultado será más o menos holgado», señalan desde el equipo de Moreno. También destacan que el domingo se producirán en Andalucía «ocho elecciones distintas», en alusión a las ocho circunscripciones, «y los restos no afectan por igual».
En las elecciones municipales y autonómicas de mayo de 2015, María Dolores de Cospedal perdió la mayoría absoluta y el Gobierno de Castilla-La Mancha por el mordisco que le pegó Cs, que obtuvo 94.626 votos. Con la paradoja de que, aun así, Ciudadanos se quedó sin representación en las Cortes regionales. Así que fueron votos a la basura.
El drama de Cs
El candidato de Cs, Juan Marín, insiste estos días en que su partido tendrá representación en el Parlamento, pero los sondeos no le son nada halagüeños y ya ha perdido 540.000 de los 660.000 votos que obtuvo en diciembre de 2018. El gran drama de Ciudadanos, a decir del propio Marín, es que la gestión de estos tres años y medio la ha capitalizado casi por completo Moreno. Está toda en el haber del candidato del PP.
Este último ha delegado en su hasta ahora vicepresidente la tarea de confrontar con Vox. Moreno ha huido de toda polémica con un partido con el que sabe que de una u otra forma tendrá que entenderse.
El punto de inflexión
Precisamente, el punto de inflexión de la campaña lo protagonizó Macarena Olona cuando el lunes en el debate de Canal Sur subió la apuesta de Vox: avisó a Moreno de que si le falta un solo voto para ser investido presidente, no lo será si ellos no entran en el Gobierno regional.
Los populares consideran que esa intransigencia mostrada por Vox, sin esperar al resultado del domingo, les beneficia a ellos. De hecho, aseguran estar detectando trasvase de votos de Vox al PP, que aun así superará el 15% de porcentaje de voto.
Si hay trasvase no es, desde luego, tan significativo como el del PSOE al PP. Es por ahí por donde ha conseguido crecer la candidatura de Moreno en los últimos días -al menos, sobre el papel- hasta consolidarse cerca de la mayoría absoluta. Ahí reside el salvo cuantitativo y cualitativo en sus expectativas.
Los socialistas han ido de mal en peor en esta campaña, lastrados por su pasado y por el bajo nivel de conocimiento de su candidato, Juan Espadas. Empezaron confiando en no bajar de los 33 escaños que obtuvo Susana Díaz en diciembre de 2018 y ahora temen seriamente caer por debajo de los 30, como ha contado El Debate.
El PSOE-A ha dado algunos tumbos en los últimos días, en los que Pedro Sánchez se borró de la campaña hasta que reapareció el mismo día de cierre, este viernes. Destacable resultó la intervención del ex presidente José Luis Rodríguez Zapatero reivindicando a Manuel Chaves y José Antonio Griñán, ambos ex presidentes condenados en el caso de los EREs y pendientes de que el Tribunal Supremo revise los recursos que presentaron a la sentencia (el alto tribunal decidió posponer su pronunciamiento hasta después de las elecciones del domingo).
Después, el propio Espadas recogió el guante y afirmó el jueves: «Nos abochorna habernos mezclado con personas que han faltado a la dignidad de Andalucía, pero me siento orgulloso de Chaves y Griñán. No se han llevado un duro».
A la espera de conocer a cuánta distancia se queda Juanma Moreno de la mayoría absoluta, Alberto Núñez Feijóo le dio el miércoles a Pedro Sánchez la solución si tanto le preocupa la participación de Vox en el Gobierno o en la gobernabilidad: la abstención del PSOE en la investidura.
La maniobra del líder del PP, pensada para descargar la presión de Vox sobre el PSOE y sacudir el avispero del PSOE, no gustó nada a los socialistas. Estos llevan desde entonces negando que vayan a facilitar la investidura de Moreno. Un presidente que creyeron accidental y ya va a por su segunda legislatura.
El resultado del domingo amenaza con provocar la implosión de la izquierda. No solo en la parte que le toca al PSOE, sino también en el espacio a su izquierda, que se presenta a estas elecciones dividido y peleado. En vísperas de que despegue el «proceso de escucha» de Yolanda Díaz.
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