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Irene Montero durante un actoPodemos/ Irene Lingua

Podemos

Temor en Podemos por su proceso acelerado de disolución

Podemos se deshace. La salida de Pablo Iglesias el pasado mes de mayo, no supuso únicamente el abandono del último fundador, sino que dio comienzo a un periodo de descomposición que preocupa al partido. La dimisión de la secretaria de Estado de Igualdad, Noelia Vera, y la amenaza de la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, que según sus palabras, no aguantará más luchas de «ego», desestabilizan aún más al partido mientras la cúpula intenta mantenerlo a flote.

La formación morada no atraviesa su mejor momento a nivel interno. A pesar de haber cumplido el objetivo de llegar al Gobierno y aprobar varias de las medidas que abanderaban en su programa, las diferencias han ido en aumento en los últimos meses. Su principal problema procede del brote de dos corrientes: los que entienden la necesidad de una comunicación fluida y sosegada con sus socios socialistas, y los que quieren mantener las distancias. Entre los primeros se encuentra Yolanda Díaz. Liderando a los segundos, la ministra de Igualdad, Irene Montero.

Díaz se ha convertido en el enlace perfecto con el presidente, Pedro Sánchez. La simbiosis ha ido creciendo con el tiempo y ha endulzado los encuentros entre socios de Gobierno. El PSOE ha encontrado en la ministra un medio para cerrar negociaciones que con su antecesor Iglesias, parecían imposibles. Un ejemplo son los Presupuestos Generales del Estado (PGE) que pese a seguir atascados, son más viables gracias a la mediación de Díaz en temas polémicos como la regulación de los alquileres. Pero este estrechamiento en las relaciones no ha sido visto con buenos ojos por parte Montero y de la secretaria general de Podemos, Ione Belarra, que consideran que Podemos tiene que imponerse ante sus socios para no convertirse en una simple muleta en el Gobierno.

No ha sido la mejor semana para los morados que han visto como la secretaria de Estado de Igualdad, Noelia Vera, dimitía de su puesto en el ministerio de Montero y, además, de todos sus cargos en el partido. A pesar de que Vera asegura que su motivación es puramente personal, su salida supone, al fin y al cabo, un nuevo abandono.

Una líder desconocida

Belarra es otro de los puntos clave de la pérdida de empuje del partido. La psicóloga, que ganó unas primarias con el peor dato de participación de la historia del partido, no consigue movilizar a la militancia de la misma manera que lo hacía Pablo Iglesias. Belarra siempre ha contado con el apoyo de su antecesor y ha seguido fielmente la línea marcada por él. Aún así, la secretaria general ha sido eclipsada por la vicepresidenta Yolanda Díaz

Según los datos del CIS del mes de julio, la ministra de Trabajo es una desconocida únicamente para el 17,% de los españoles. La cifra sube hasta el 56,3% cuando se les preguntó por Belarra.

Ione BelarraPodemos

Rodeada de «egos»

La popularidad de Yolanda Díaz es inversamente proporcional a su buena relación con Podemos. La vicepresidenta segunda advirtió este jueves que abandonará su puesto en la formación si se encuentra «rodeada de egos». 

Díaz reconoció también estar emprendiendo un nuevo proyecto – dentro del paraguas de Podemos- del que no explicó muchos detalles, pero para el cual ya está manteniendo distintas reuniones con la sociedad civil.

El exlíder de Podemos, Pablo Iglesias y la ministra de Trabajo, Yolanda DíazPodemos

El doble filo de Montero

La ministra de Igualdad se encuentra en una encrucijada. Por una parte, carga en sus espaldas con la responsabilidad de calmar las aguas y aunar a los miembros de Podemos para evitar su disolución y, por otro, se ha erigido como una de las voces más críticas con Díaz. Eso sí, de puertas para adentro.

Tras las declaraciones de la ministra de Trabajo sobre su hipotética salida, Montero dio un paso al frente y aseguró que en Podemos todos están implicados en que «Yolanda sea presidenta». De esta manera, la número dos intentó cerrar filas y dar por zanjada la polémica.

Peligro de escisión

Uno de los miedos del partido es que se repita lo que ocurrió con la exalcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, y el líder de Más País, Iñigo Errejón. En esta dirección apuntó el cofundador de Podemos, Juan Carlos Monedero, que advirtió del peligro de que las políticas de un partido se centrasen únicamente en una persona. Según sostuvo Monedero en su blog, es importante que los partidos no sean «sustituidos por el carisma».

Este temor también está unido a las declaraciones de Díaz en las que dejaba entrever las primeras pinceladas de su «nuevo proyecto». Sus intenciones recuerdan inevitablemente a las de Carmena y Errejón que terminaron con la división absoluta y el enfrentamiento entre formaciones.