PP y Vox en Madrid: ¿ruptura o antesala del órdago electoral nacional?
Las restricciones a la movilidad, las leyes LGTBI, los Presupuestos o Telemadrid son hoy las monedas de cambio que determinarán el futuro de los madrileños
Las confrontaciones políticas en la capital de España entre los partidos de Casado y Abascal acaparan buena parte de las portadas. Enfrentados en el consistorio y a medio fuego en el Gobierno regional, ambas formaciones adelantan sin embargo posiciones en las encuestas para un futuro gobierno nacional de coalición. Las restricciones a la movilidad, las leyes LGTBI, los Presupuestos o Telemadrid son hoy las monedas de cambio que determinarán no sólo el futuro de los madrileños sino también del resto de los españoles.
La relación con Vox del alcalde de la Villa se muestra más débil de la que ostenta su homóloga en la Comunidad, Isabel Díaz Ayuso. «Madrid Central se acaba en 117 días con un gobierno del Partido Popular», recogieron los micrófonos de la Asamblea madrileña con la declaración pública de Martínez-Almeida de la época de campaña electoral, hirientemente recordada por el portavoz del grupo municipal de Abascal, Javier Ortega Smith. El político de Vox, que votó en contra de la nueva Ordenanza de Movilidad madrileña que acaba con Madrid Central, hizo tiritar, una vez más, las relaciones entre ambos partidos.
Sin mayor oposición, el gobierno de Almeida aprobó una nueva ola de restricciones a la movilidad de los vecinos de la capital no sólo por contar con el apoyo numérico de Ciudadanos y Recupera Madrid (con los cuatro exediles de Carmena) sino por el imperativo legal, europeo y ya nacional, de contar con una zona de bajas emisiones en todas las ciudades de más de 50 mil habitantes.
Ahora bien, que esta rencilla municipal no impida ver el bosque. Los acuerdos logrados a nivel autonómico entre los partidos del ala más conservadora del Parlamento madrileño son más de los que nadie pudo haber imaginado hace apenas dos años. Una circunstancia que se vislumbra como antesala de futuros grandes acuerdos a escala nacional.
Ayuso y Monasterio acercan posiciones
La relación entre las damas de hierro de la derecha española se consolida con pasos lentos pero firmes. El apoyo de Rocío Monasterio a Ayuso no será gratuito, tal y como ya advirtió la líder de Vox en la sesión de investidura, donde exigió a la popular reducir el gobierno regional a siete consejerías, cerrar Telemadrid, derogar las leyes LGTBI o discutir los Presupuestos autonómicos. Unos objetivos que, escrupulosamente desmenuzados, se están alcanzado con destacables acercamientos entre las partes.
Fuentes de la Asamblea del Grupo popular confirman que «una vez que el Gobierno elabore unos presupuestos, nos sentaremos con Vox para negociarlos». Por su parte, Monasterio subrayó a este periódico que «pretenden influir en todo» pues cuentan con «los equipos técnicos y las ideas para en todo aportar»: en la reducción del gasto político ineficaz, el refuerzo de la educación excelente o aquellas políticas que garanticen la seguridad. Sin duda, se atisba toda una negociación de caballeros, entre señoras.
Cambios en materia LGTBI
El propósito de Vox siempre ha sido claro: «Las leyes 2 y 3/2016 no respetan la presunción de inocencia, porque si no, puede pasar como el bulo de Malasaña, que te acusen de algo que no seas autor», comentó Monasterio para RNE refiriéndose a la dificultad de probar la no comisión de un delito por parte de su autor. Por su parte, las mismas fuentes del grupo popular apuntaron que «estamos dispuestos a analizar estas leyes, para mejorarlas».
En opinión de los de Ayuso, «esas leyes son necesarias porque hay personas en situación de vulnerabilidad y hay que protegerlas, pero hay ocasiones en las que hay injusticias y eso hay que analizarlo». El no respeto a la presunción de inocencia o el error, en opinión de Monasterio en declaraciones a este periódico, de basarse «en la autodeterminación de género» son el motivo por el que Vox aboga por una completa derogación de la legislación LGTBI.
El estado, mínimo
La política de la limitación estatal de Adam Smith impregna a las dos formaciones políticas. Por ello, el recorte del número de diputados en la Asamblea de Madrid o del presupuesto de «casi 80 millones», en palabras de la política de Vox, dedicados a Telemadrid, han surgido casi de manera natural entre Ayuso y Monasterio.
Ambas formaciones han sabido transmitir a su electorado estos recortes, al igual que el filósofo y economista británico en otras obras menos conocidas, de la mano de virtudes morales como la solidaridad o la compasión: «Gasto, gasto y gasto y, mientras, las familias no saben cómo pagar la luz», subrayó Monasterio la semana pasada en la radio pública.
Las rencillas entre los dos grandes partidos que algunos medios presentan como ruptura podrían no ser sino como esas pequeñas batallas iniciales de las parejas que miran a futuro con compromiso de continuidad. Atentos a los mensajes que sus líderes están trasladando a sus votantes en sus convenciones de Valencia o en el IFEMA de Madrid. ¿Comunismo o PP-Vox?