Entrevista El Debate
Carla Toscano (Vox): «Las mujeres ahora somos esclavas del feminismo»
La diputada de Abascal cree que el feminismo radical «no deja pensar ni actuar a las mujeres» y que «lesiona los derechos fundamentales de los hombres»
La política de Vox recibe a El Debate en el Congreso para ofrecer su opinión sobre la libertad del hombre y la mujer en el panorama social actual y explicar la postura de su partido sobre el proyecto de Ley Orgánica de Garantía Integral de la Libertad Sexual. La más conocida como ‘Ley del solo sí es sí’ superó las enmiendas a la totalidad planteadas por Vox y PP y ahora se enfrenta a la no menos complicada disputa de abolir o regular la prostitución en España. Carla Toscano lo tiene claro: «Es bastante hipócrita abrir este debate cuando se están trayendo inmigrantes ilegales, fomentando la trata de personas o continúa abierto el caso de las menores tuteladas de Baleares».
Carla nos confiesa su miedo a las alturas, pero no a contestar. La política del NotMeToo responde a este medio sobre el puente de la Cámara Baja diseñado por el arquitecto Antonio Cámara: «La mujer no es más libre que nunca, ahora es cuando menos libertad tiene», a lo que añade: «Desde que llegó el feminismo radical, las mujeres ahora somos esclavas del feminismo, ya que este no nos deja pensar ni actuar como queremos y los hombres ven lesionados sus derechos fundamentales».
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Distinción entre abuso y violación
Una diferencia en la tipificación que permitía considerar la proporcionalidad del hecho delictivo y que ahora fulmina la nueva regulación del Gobierno. Según la política que copó todas las portadas por su intervención de la semana pasada en el hemiciclo, «no todas las agresiones ni todos los actos tienen misma importancia ni gravedad», por lo que, en su opinión, «es un error muy grande unificar los tipos». Toscano se pregunta «qué pasa si una mujer se arrepiente en la mitad del acto y después denuncia porque en la mitad no quiso seguir» y «cómo demuestra el hombre que sí». Según la portavoz de la formación de Abascal en la Comisión de Violencia de Género del Congreso, si esta legislación sale adelante, va a ser complicado para el hombre «cubrir sus espaldas para no ser acusado de violación, siendo inocente».
¿Abolir, regular o dejarlo estar?
Sin contestar directamente a la cuestión de la prostitución, la política de Vox considera que primero hay que solucionar otros problemas como la inmigración ilegal, la trata de personas o casos particulares como el de las menores tuteladas de Baleares y «después, cuando haya una ley sobre la mesa, ya se hablará de ello». En este mismo sentido se significó su compañero de filas Jorge Buxadé, el pasado lunes en la rueda de prensa semanal de la formación, cuando contestó a la propuesta del PSOE de prohibir esta práctica: «Es como prohibir el hambre». Desde el otra ala del Parlamento, la coalición morada propone dar la nacionalidad a las prostitutas extranjeras. Por su parte, el Ministerio de Irene Montero pausa la cuestión cuando afirma que, en los dos años restantes de legislatura, solo se conseguirá sentar las bases. Una vez más, el debate de profundidad dentro y fuera del Parlamento sobre esta realidad alegal queda pendiente, y miles de mujeres y hombres, explotados sexualmente.
Los hombres, al margen
Toscano entiende que «no interesa saber que hay parejas homosexuales que sufren violencia entre ellos, ni las cifras de hombres que sufren violencia intrafamiliar, ni que el 70 % de los niños que sufren agresiones en el ámbito familiar son agredidos por mujeres». Según la política, «el mensaje esencial del Gobierno es que la mujer siempre es víctima y el hombre siempre es culpable y de ahí no salen». Así de contundente se significa la diputada de Vox por Madrid en referencia a la no consideración de la prostitución masculina de la nueva regulación que, sin embargo, afecta a un porcentaje considerable de la población que ejerce esta práctica: 1 de cada 10 son hombres.
Según la política de Abascal, «en Vox apoyamos todo tipo de protección para las personas –no solo para las mujeres– que se ven forzadas a realizar trabajos como la prostitución, a las que son explotadas sexualmente». Unas declaraciones que junto a sus camisetas de mensajes (como el de «Keep calm and ignore feminazis») encarnan a la perfección la postura de Vox contra el feminismo radical.