Partido Popular
Miguel Ángel Rodríguez, la mano derecha de Ayuso al que señalan desde Génova
La presidenta cenó con él en diciembre del 2019 para pedirle que fuese su jefe de gabinete. Lo que iba a ser una despedida, se convirtió en su nombramiento
Los grandes políticos siempre han tenido asesores destacados a su lado. Generalmente, también polémicos. Como Brad Parscale fue para Donald Trump o Iván Redondo para Pedro Sánchez; Miguel Ángel Rodríguez ha sido la persona de confianza de Isabel Díaz Ayuso durante los últimos dos años. Con sus luces y sombras, la mano derecha de la actual presidenta de la Comunidad de Madrid se ha convertido en el foco de atención en varias ocasiones. Esta vez, por la disputa que se vive en el seno del Partido Popular entre Génova y Sol.
Miguel Ángel Rodríguez es MAR. Así lo conoce prácticamente todo el mundo en el panorama político y periodístico español. Nació en Valladolid, en el año 1964 y lleva siendo la sombra de Ayuso desde 2019, cuando la presidenta le llamó para contar con su consejo en el camino que le llevaría a convertirse en una de las políticas mejor valoradas del país. En las navidades de ese mismo año, meses después de ocupar su puesto en Sol, Ayuso le convocó en una cena en la que le comunicó que quería que se quedase a su lado. Le nombró jefe de gabinete.
Su historia pública comenzó a los 23 años, caminando junto a José María Aznar al que ayudó a convertirse en el presidente de Castilla y León, gobierno en el que fue portavoz. Aznar contaba con él para todo. Tanto es así que dos años después le nombró director de Comunicación del Partido Popular cuando el ex presidente fue llamado por Manuel Fraga para convertirse en candidato a las generales. MAR no sabía entonces «ni dónde estaba la Cibeles», reconoce a El Debate añadiendo que para él Madrid era un «lugar inhóspito». E intento huir de la capital y volver a su tierra natal. En mayo del 96, Aznar se convirtió en presidente del Gobierno y Rodríguez regresó a Valladolid. Su estancia vallisoletana duró muy poco. «¿Dónde estás que no te veo?». Así le requirió el dirigente popular que volviese a Madrid. «Mañana te quiero a las ocho en mi despacho». Y tuvo que volver.
Su carrera profesional tomó un gran impulso en ese momento llegando, incluso, a ocupar la secretaría de Estado de Comunicación. Tenía 32 años y ya había alcanzado uno de los puestos más altos que puede ocupar un profesional en este campo. Dos años después abandonaría la política para volver al sector privado presidiendo la multinacional CARAT. No fue hasta 21 años más tarde que volvió a la comunicación política. En este caso con Ayuso.
Ahora, Rodríguez se levanta a las seis de la mañana. A las ocho todo el mundo está ya en su despacho. Con café, el equipo de la presidenta se pone al día. En la sala se escucha la radio, se lee la prensa y se ve la televisión. Todo a la vez. Entre el barullo mediático, organizan el día y unos minutos después se produce la llamada de la presidenta. Tras la planificación rutinaria cada uno se ocupa de sus tareas y al día siguiente, vuelta a empezar. Porque siempre hay una entrevista que preparar o un problema que resolver.
Un perfil duro
La presidenta le nombró jefe de gabinete, y ambos se han convertido en uña y carne. Ayuso escucha su consejo. Y es que fue precisamente su carácter marcado el que convenció a la líder del PP en la Comunidad de Madrid que no quería ni pasar desapercibida, ni dejarse amedrentar por los factores internos y externos del partido y de su tarea como política.
El nombramiento trajo consigo la polémica. Rodríguez no se esconde y tampoco se calla. Antes de convertirse oficialmente en el jefe de gabinete de Ayuso, dirigió fuertes críticas al por aquel entonces vicepresidente, Ignacio Aguado, que mostró su disconformidad con la elección de la presidenta. «Lo respeto, pero no lo comparto», declaró.
Dos denuncias
«Nazi». Así calificó Miguel Ángel Rodríguez al ex coordinador de Urgencias del Hospital Severo Ochoa de Leganés, el doctor Luis Montes, al que tuvo que indemnizar con 10.000 euros. El insulto lo argumentó en las presuntas sedaciones realizadas por el doctor, caso que fue finalmente archivado.
Pero no ha sido el único problema que el ahora asesor de Ayuso ha tenido con la justicia. En el año 2013 fue detenido tras haber conducido en estado de embriaguez. El propio Rodríguez reconoció su error en redes sociales: «En estas horas tan terribles necesito pedir perdón a las tres personas cuyos coches dañé ayer, y a la sociedad por mi mal ejemplo», escribió.
A pesar de los incidentes, Rodríguez es altamente valorado en Sol. Sus compañeros le describen como un tipo «afable» al que es difícil llevar la contraria, pero en el que todos confían. Asunto aparte son las opiniones que el asesor levanta en la sede popular. Génova le señala como el culpable de los enfrentamientos entre la presidenta y el partido y como instructor de los problemas internos del PP.
Pero Rodríguez cuenta con la total confianza de Ayuso y mañana a las ocho de la mañana –para desgracia de muchos– la mano derecha de la presidenta volverá a reunir al equipo en su luminoso despacho de la Real Casa de Correos, preparado para la lucha de desgaste que se libra entre la dirección del partido y el km 0 de Madrid.