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Un acto deslucido

Batet se salta la neutralidad y abronca a Casado en el acto de la Constitución

La presidenta del Congreso y el del Gobierno se alían para recriminar al líder de la oposición, casi a coro, que no se avenga a renovar el CGPJ. Ha habido sonadas ausencias

El acto conmemorativo del 43 cumpleaños de la Constitución ha acabado convertido en una encerrona a Pablo Casado por su negativa a pactar la renovación del CGPJ en los términos que quiere Pedro Sánchez.

La tercera autoridad del Estado y presidenta del Congreso de los Diputados, Meritxell Batet, ha hecho un discurso crítico con el líder de la oposición -sin nombrarle- que no ha gustado a los populares. Puesto que se le supone, o presupone, una neutralidad institucional.

«En nuestra labor institucional nos encontramos con frecuencia con mandatos constitucionales inequívocos, que nos están específicamente dirigidos. Podemos estar en desacuerdo con las obligaciones constitucionales y legales, y hasta intentar modificarlas, pero en tanto que vigentes no es cuestionable su cumplimiento. Quien discute el cumplimiento de la Constitución, por buenas que sean sus razones, pretende situarse por encima de ella», ha señalado Batet.

Batet ha cargado contra la judicialización de la política después de que el TC tumbara los dos estados de alarma

Asimismo ha cargado contra la judicialización de la política, después de que el Tribunal Constitucional declarara inconstitucionales tanto el primer estado de alarma como el segundo. Sobre el segundo, el máxime intérprete de la Carta Magna señaló que había quedado «cancelado» el control necesario del poder legislativo al ejecutivo.

«Ser leal a la Constitución exige ante todo y en primer lugar reconocer la legitimidad del otro y sus propuestas; evitar convertir el debate político en constante reproche de inconstitucionalidad, porque dentro de nuestra norma suprema caben múltiples opciones políticas. Judicializar innecesariamente la política comporta politizar la justicia, pero sobre todo lleva a desconocer el espacio deliberativo que es propio de todo sistema político democrático», ha insistido Batet.

Los ministros asistentesEfe

No es la primera vez que la presidenta de la Cámara Baja es acusada de una actuación «de parte» en favor de Sánchez. Quien, por ejemplo, lleva tres años y medio hurtando al Parlamento y a la ciudadanía la convocatoria del debate sobre el estado de la nación sin que la propia Batet haga nada.

Minutos antes del discurso de esta última, el propio Sánchez había hecho unas declaraciones a la prensa en parecida línea, instando a los dirigentes políticos a cumplir «todos y cada uno» de los artículos de la Constitución.

Después, en un corrillo informal con periodistas acabado el acto, el presidente ha sido más taxativo: «Nos preocupa la normalización del incumplimiento flagrante de la Constitución», ha lamentado. Y ha insistido en la necesidad de tener las instituciones «plenamente renovadas» en un momento de crisis.

También varios de sus ministros han insistido en esa idea en conversaciones informales con la prensa, como el de Presidencia, Félix Bolaños.

Sánchez y Casado se han saludado brevemente, aunque el presidente ha salido a las escalinatas del Congreso por la puerta de los leones (que se abre en contadísimas ocasiones) y el líder de la oposición ya estaba sentado entre el público. Con quien sí ha hablado más el presidente del PP ha sido con el del Tribunal Supremo y del CGPJ, Carlos Lesmes.

Las ausencias

En la fotografía del Gobierno han faltado las vicepresidentas Nadia Calviño y Yolanda Díaz, así como el ministro de Educación, Manuel Castells. Sí han estado, por el contrario, Ione Belarra, Alberto Garzón e Irene Montero.

También han faltado, como todos los años, los socios de Sánchez: ERC, Bildu y el PNV, entre otros. Ellos, junto con Junts per Catalunya, el BNG y la CUP han celebrado el día emitiendo un comunicado en el que acusan a la Constitución de haberse convertido en «un instrumento para violentar derechos básicos».

Casado y Ayuso se saludanEfe

Entre los presidentes regionales también ha habido bajas. Las consabidas de Pere Aragonés e Iñigo Urkullu y otras como las de Emiliano García-Page y Juanma Moreno.

Sí han estado Isabel Díaz Ayuso, centro de las atenciones de la prensa, Alberto Núñez Feijóo, Alfonso Fernández Mañueco y Fernando López Miras por parte de los populares; y Guillermo Fernández Vara, Javier Lambán, Concha Andreu y Ángel Víctor Torres por parte de los socialistas.

En los corrillos autonómicos el tema estrella ha sido la reforma del sistema de financiación, toda vez que la semana pasada el Ministerio de Hacienda envió una propuesta embrionaria a las comunidades que no ha convencido a ninguna.

En el patio del Congreso el murciano López Miras ha vaticinado que este Gobierno no será capaz de aprobar un nuevo modelo porque será imposible conjugar las exigencias de Cataluña con las del resto. Y el gallego Núñez Feijóo ha señalado que es un sinsentido que, en lo que se refiere a Sanidad, en ese documento el Gobierno estime más coste sanitario para una persona joven que para una anciana.

Casado y Ayuso se han saludado amigablemente y se han sentado juntos, en un ambiente de tímida distensión en medio de la guerra interna del PP. De hecho la presidenta madrileña ha confiado en poder pasar «pronto página». Aunque sin moverse un ápice de sus postulados.