Entrevista
Francisco Camps: «El linchamiento mediático tendría que ser perseguido como delito»
El expresidente de la Comunidad Valenciana habla para El Debate sobre las injusticias que se cometieron contra el Partido Popular y de cómo se siente tras el archivo de 8 de las 9 causas judiciales que se iniciaron contra él
Francisco Camps, (Valencia, 1962) todavía recuerda, como si fuese hoy, el momento en que el jurado popular del juicio de los trajes emitió su veredicto: «No culpable». El político valenciano, quinto presidente de la Generalitat de 2003 a 2011 fue procesado de manera ininterrumpida, desde el año 2009, y ostenta el dudoso honor ser uno de los casos más sangrantes de una larga lista de damnificados por las conocidas como penas de telediario pese a que la Justicia sentenció que «no recibió regalo alguno en consideración a su cargo».
Camps se vio envuelto, a sabiendas de su inocencia, en hasta nueve procedimientos, de los que ocho ya han sido archivados o sentenciados a su favor. Los más recientes, los vinculados a la organización del circuito de la Fórmula 1 y las presuntas irregularidades durante la visita del Papa Benedicto XVI a la capital del Turia, en 2016, en el que se le ha relevado de cualquier responsabilidad.
Sin embargo, el más mediático –y el que más ha lastrado su imagen pública– fue el primero que le llevó a sentarse en un banquillo cuando, en 2008, se le acusó de un delito de cohecho impropio por, presuntamente, haber aceptado varios trajes obsequio de la trama 'Gürtel'. La Sección Cuarta de la Audiencia Provincial de Valencia, previa decisión de un jurado popular, absolvió al expresidente autonómico de todos los cargos. El Tribunal Supremo ratificó, con posterioridad, la inocencia de Camps tras rechazar un recurso presentado por el PSOE y confirmar la decisión de la instancia anterior.
–¿Cómo se encuentra Francisco Camps desde que dejó la presidencia de la Comunidad Valenciana?
–Bien. Animado por las resoluciones judiciales y con toda la ilusión por volver a la primera línea de la política en un tiempo tan confuso y preocupante por la opción socialista de Sánchez de destruir la concordia alcanzada en la Transición e involucionar hacia un régimen totalitario. Los pactos socialistas con comunistas e independentistas esconden una evidente intención de impedir la alternancia política y de mutar el pacto constitucional mediante leyes, decretos y decisiones unilaterales.
Estoy deseando volver a la primera línea de la política
Las próximas elecciones serán decisivas para el devenir del país. Las crisis económico-sanitaria y el desastre institucional requieren de un alto compromiso de la sociedad española en la defensa de la libertad y la prosperidad obtenidas tras la aprobación de la Constitución. Primero Zapatero y ahora Sánchez, maniatando al socialismo democrático occidental, han erosionado los principios sobre los que se basa la histórica convivencia y bienestar de los españoles.
–En cambio, su mandato fue muy próspero para la Comunidad Valenciana, ¿se arrepiente de alguna decisión?
–Más bien me entristece la idea de pensar que si hubiésemos continuado el camino emprendido, años atrás, la Comunidad Valenciana sería ya una de las diez regiones europeas más influyentes y de mayor proyección. A los centenares de colegios e institutos, a la ampliación cuantitativa y cualitativa de la red de salud pública, a la mejora de equipamientos culturales, deportivos y de las Infraestructuras para todos los sectores productivos, a la captación de inversión foránea,... le añadimos la celebración de encuentros, certámenes y eventos culturales, comerciales y deportivos que nos posicionaron a nivel nacional e internacional. La visibilidad dio crecimiento y empleo. Y la prosperidad se convirtió en bienestar.
Estoy firmemente convencido de las grandes decisiones que tomé. Fueron acertadas y dieron sus frutos y si, además, las comparo con las adoptadas en años posteriores, me ratifico más que nunca en las mismas.
–Entonces, si pudiese retroceder en el tiempo, ¿repetiría su entrada en política?
–Sí. Absoluta y rotundamente. Yo empecé a militar en las Nuevas Generaciones del partido de Manuel Fraga, en 1982. Fui teniente de alcalde con Rita Barberá, conseller de la Generalitat con Eduardo Zaplana, Secretario de Estado con José María Aznar, miembro de la Ejecutiva Nacional de Mariano Rajoy y Presidente de la Comunidad Valenciana, a lo largo de 30 años inolvidables en los que todo lo mejor era, y fue, posible. España y Valencia alcanzaron en aquella época las cotas de libertad y empleo más ambiciosas de toda nuestra historia.
El éxito del Partido Popular valenciano fue el detonante de una persecución injusta, una barbarie, sobre nosotros.
–Nunca dos trajes de 150 euros salieron tan caros…
–A mí, desde luego, por lo que significó de brutal persecución. Y, al país, porque aquella barbarie, sólo en funcionarios de Justicia y policía destinados al asunto, debió costar más de medio millón de euros.
–¿Cómo está recibiendo sus noticias judiciales, todas favorables?
–Con sensación agridulce. Satisfecho de demostrar públicamente lo que desde el primer momento era obvio y verdad mientras los archivos llegan tantos años después. He sufrido cada día intentando demostrar mi inocencia cuando ya había sido juzgado y condenado en titulares, informativos, columnas de opinión, programas de radio y televisión, redes sociales y debates de toda índole.
–¿Cómo las habrán recibido quienes le acompañaban entonces?
–Con la misma sensación agridulce. La verdad siempre llega pero muy tardía y la absolución judicial está quedando silenciada por la anterior condena pública.
–Y... ¿Rita Barberá?
–Con Rita, al dolor por la brutal injusticia cometida, el ruido de los extraños y el silencio de los propios, se sumó la abrumadora realidad de que murió sin poder defender su honorabilidad, nadie se lo permitió. Y en el caso de la alcaldesa, además, el acoso fue físico e intelectual: físico porque su propia casa estaba rodeada de pintadas, intelectual porque que pretendió desmontarse toda su obra para mayor escarnio hacia su persona.
Rita Barberá murió sin poder defender su honorabilidad, nadie se lo permitió.
«Después de la degradación, el vacío se hizo en torno nuestro. Sentíamos que ya no éramos seres humanos como los demás, aislados del mundo de los vivos», esta frase de Mathieu Dreyfus resume perfectamente lo que se siente en la situación vivida por Rita, por mí y por tantos otros.
–¿El Partido Popular de Valencia murió de éxito?
–Sin duda el éxito del Partido Popular fue el detonante de la persecución a toda costa sobre todos nosotros. La izquierda sabía que las urnas no eran el camino y optaron por la algarada y la insidia. El éxito del PP fue creer en Valencia, ciudad y autonomía, y hacerlas atractivas para vivir, disfrutar, trabajar y soñar.
–¿Está justificado, de algún modo, el linchamiento mediático? ¿Alguien podrá resarcirle?
–Nunca. Es repugnante. Me repugna el propio y el extraño. Y no solo cuando se trata de un político, sino exactamente igual cuando es un artista, un deportista, un famoso o cualquier ciudadano en cualquier tarea o actividad. El linchamiento tendría que estar tipificado y, por lo tanto, perseguido como delito. El honor es el primer y más importante patrimonio de cualquier persona y en España está absolutamente desprotegido. Ya existe normativa europea en materia de garantías procesales de los sospechosos e investigados, que establece que la forma y el contexto en que se divulgue la información no deben crear la impresión de que la persona es culpable antes de que su culpabilidad haya sido probada en los tribunales.
La mentira continuada con efectos dañinos en todos los ámbitos de la vida no tiene reparación posible. Tal vez el primer abrazo y las felicitaciones del momento alivien temporalmente, pero queda la tristeza de ver tu obra personal destruida a conciencia.
–¿Qué secuelas ha sufrido?
–He superado este tiempo con mi familia y mis amigos, algo de deporte, mucha lectura,... También con mi trabajo en el Consejo Consultivo, en la Universidad Católica de Valencia, dando clases y conferencias y, ahora, en un despacho de abogados. He defendido magna Cum Laude una tesis doctoral sobre la reforma del sistema electoral y puesto en marcha un Master que ya está en su octava promoción. He coordinado ciclos de conferencias, cursos de verano y elaboración de argumentarios políticos.
En cualquier caso el profundo desasosiego por la barbarie lo he intentado neutralizar haciendo cosas que tal vez no podría haber hecho si no hubiese dimitido. Pero nunca he dejado de observar y analizar la realidad política local, autonómica y nacional.
–Si tuviese delante a quienes le condenaron sin esperar al desenlace, ¿qué les diría?
–A las fiscales Sabadell y Segura, al juez Flors, al comisario Morocho y a Puig que si yo dimití como presidente de la Generalitat inmediatamente después de ganar democráticamente las elecciones, por tercera vez, para acudir a juicio ellos tendrían en justa correspondencia que haber abandonado sus respectivos puestos cuando fui absuelto. Lejos de esto, muchos de ellos han seguido estando directa o indirectamente detrás de las sucesivas imputaciones que he sufrido.
A los demás, que me permitan defenderme no solo en los tribunales sino en el campo en el que desde el año 91 siempre les he ganado, en una lista o como candidato, en elecciones municipales, generales o autonómicas, pero en las urnas. De todas las tareas que a lo largo de mi vida he podido realizar, las que he comentado o las que, entre otras, tuve en la empresa familiar antes de ser concejal, no hay nada más gratificante para mí que el servicio a mis conciudadanos.