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Casado posa con sus presidentes regionalesEfe

La crónica política

Casado quería elecciones en Andalucía antes que en Castilla y León pero Moreno no cedió

El presidente de PP y Fernández Mañueco activaron el botón del adelanto –el 13 de febrero– ante las reticencias del barón andaluz, que ahora ve el camino despejado para convocar en junio

vértigo es, según el diccionario de la RAE, la «sensación de inseguridad y miedo a precipitarse desde una altura». Algo parecido recorre estos días el espinazo de los populares en Castilla y León, Andalucía y, cómo no, el del propio Pablo Casado y su dirección.

El PP mira al PSOE por encima del hombro en las encuestas desde la victoria electoral de Isabel Díaz Ayuso en la Comunidad de Madrid y el haraquiri de Ciudadanos. Pero la operación diseñada por Génova 13 para reanudar el ciclo electoral entraña riesgos, y puede dar con los huesos de Casado en el suelo. Sin embargo, el que no arriesga no gana.

Si sale bien, Alfonso Fernández Mañueco ganará por amplísima mayoría, gobernará en solitario evitando la entrada de Vox, Casado subirá otro peldaño en las encuestas, Sánchez lo bajará, Juan Manuel Moreno replicará la victoria en Andalucía en junio y vendrán días de vino y rosas.

Si sale mal, Fernández Mañueco se verá obligado a gobernar en coalición con Vox y la izquierda utilizará ese gobierno de coalición PP-Vox contra la campaña de reelección de Juanma Moreno meses después. Es lo que más temen en el Palacio de San Telmo, sede de la Presidencia de la Junta de Andalucía.

En Murcia se habló del aleteo de la mariposa y en esta ocasión ha sido la piada de un pájaro, el de Twitter. Ésa, un tuit, fue la forma que el lunes eligió Alfonso Fernández Mañueco para comunicar la voladura de su coalición con Cs y la convocatoria de elecciones el 13 de febrero.

En pleno y duro invierno castellano y leonés, lo cual condicionará mucho la participación. «Sabemos que van a ser unas elecciones de baja participación, así que ganará el que lleve a los suyos a votar», afirma un miembro de la Ejecutiva del PP de Castilla y León, que el lunes se reúne al mediodía para diseñar una campaña basada precisamente en eso: la movilización.

A Casado y su secretario general les habría gustado que la secuela de las elecciones madrileñas se produjese en tierras andaluzas. De hecho, Juan Manuel Moreno ha soportado no pocas presiones en los últimos meses, y ha mantenido discusiones subidas de tono con la dirección nacional.

Casado pretendía que la secuela de las elecciones madrileñas fuera en tierras andaluzas

Pero Moreno ha ganado el pulso. Se negó a que en Madrid eligieran la fecha de las elecciones andaluzas por él y el plan B de Casado fue llamar a la puerta de Fernández Mañueco. Que le dejó entrar.

Pablo Casado y Alfonso Fernández MañuecoEfe

La convocatoria del 13 de febrero en Castilla y León apuntala las opciones de que en Andalucía las elecciones se celebren a mediados de junio, con suficiente distancia entre unas y otras, como quería Moreno.

Además, desde el equipo del presidente andaluz explican a El Debate que las elecciones en primavera históricamente le han ido bien a quien gobernaba –el PSOE– y que te dan margen para aprobar un Presupuesto para 2022 y no seguir todo el año con el de 2021 prorrogado. No obstante, octubre, la otra fecha señalada en el calendario de Moreno, aún no está descartada, aunque es menos probable que hasta hace una semana.

Convocando en junio, Moreno tendrá margen para aprobar un Presupuesto en 2022

El presidente castellano y leonés y todo el PPCyL llevan días desgañitándose en los medios de comunicación; construyendo el relato de que Cs no ha dejado a Fernández Mañueco otro camino al traicionarle y pactar a sus espaldas los Presupuestos con Por Ávila. Es decir, buscando al culpable dentro.

En Andalucía, el relato será muy distinto. «Aquí no vamos a romper la coalición, ni a distanciarnos de Juan Marín según se vaya acercando el momento. Cs se está disolviendo como un azucarillo, no hace falta rematarlo», explican desde el entorno de Moreno. El culpable, en su caso, lo buscarán fuera: en los palos en la rueda que Vox y el PSOE están poniendo a la acción de gobierno. Por ejemplo tumbando los Presupuestos de 2022, como ocurrió a finales de noviembre.

Distintas estrategias con Cs

Unas y otras elecciones pondrán de manifiesto dos formas distintas de neutralizar a Cs. En Castilla y León, a puñaladas. En Andalucía, a besos. La clave está en la base electoral de Cs en una y otra comunidad: en la de Fernández Mañueco son exvotantes del PP que podrían volver al PP. En la de Moreno, por el contrario, son exvotantes del PSOE. Y en el PP andaluz lo tienen claro: mejor que se queden en Cs a que vuelvan al PSOE.

La estrategia desplegada en Castilla y León ha dejado las primeras contradicciones esta misma semana, a propósito de las medidas para atajar la sexta ola. En las cinco olas anteriores, Castilla y León ha sido una de las comunidades más restrictivas. Ahora ya no.

El nuevo consejero de Sanidad de Castilla y León ha puesto distancia con su antecesora, de Cs

El nuevo consejero de Sanidad, Alejandro Vázquez, ha roto con el modus operandi de su antecesora, la médico de Cs Verónica Casado. E incluso ha apostado por que «los castellanos y leoneses sean dueños de su vida». La respuesta de ella en una entrevista en El Norte de Castilla no se ha hecho esperar: «Nosotros sí íbamos a poner restricciones».

Desde el entorno de Fernández Mañueco señalan a este periódico que la ruptura con los de Francisco Igea es total: no habrá ningún tipo de integración de excargos de Cs en las listas del PP y tampoco después. «No los necesitamos para nada», presumen.

En eso también hay diferencias con Andalucía. Allí, pase lo que pase con Cs, Moreno sí tiene intención de seguir contando en el futuro –si es que es reelegido– con dirigentes naranjas que han tenido responsabilidades de gobierno. Al estilo de lo que hizo Díaz Ayuso con Marta Rivera de la Cruz en la Consejería de Cultura.

La partida electoral continúa. Como en el juego de las siete y media, Pablo Casado ha pedido carta, aun a riesgo de pasarse. La única certeza a estas alturas es que el año 2022 será decisivo para él y su partido.