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Pedro Sánchez, ayer, durante su comparecencia en La MoncloaEfe

Ni una palabra

Los 10 temas que Sánchez evitó para que nada ensombreciera su balance triunfalista

El presidente tachó de su discurso todo lo que ha sido motivo de controversia en este 2021, desde las estocadas del TC a su gestión de la pandemia al caso Ghali y la inflación disparada

Escuchando los 21 minutos de exposición inicial, y los 37 que duró su respuesta a los seis medios que fueron elegidos por La Moncloa para preguntar, cualquiera diría que 2021 ha sido un año plácido para Pedro Sánchez.

En su balance triunfalista de fin de año, que coincide además con el ecuador de la legislatura, el presidente se dejó muchos temas en el tintero. Asuntos que no consideró dignos de su informe Cumpliendo y por los que no pasó siquiera de puntillas; pero que en estos 12 meses han sido muy polémicos.

Con el número 1, los cuatro zarpazos que el Tribunal Constitucional dio a Sánchez entre junio y octubre por su gestión política de la pandemia. El primero, por meter a Pablo Iglesias e Iván Redondo en la Comisión del CNI por la puerta de atrás de un real decreto ley. El segundo, por no recurrir al estado de excepción en el primer estado de alarma. El tercero, por el cerrojazo al Congreso de aquel marzo de 2020. Y el cuarto, por la cogobernanza del segundo estado de alarma.

Con el número 2, e hilado al anterior, Sánchez tampoco habló de su uso y abuso de la figura del real decreto ley. El de la reforma laboral, que se publica este jueves en el BOE, será el número 30 de este año. En tres años y medio el actual presidente ha tirado más de decretazos que José Luis Rodríguez Zapatero en siete años y medio (106) y que Mariano Rajoy en seis años y medio (107). Y eso que es una modalidad legislativa en teoría limitada a casos de «extraordinaria y urgente necesidad».

Con el número 3, el presidente no hizo una sola mención a las previsiones económicas del Banco de España, el FMI, la OCDE y la Comisión Europea. Sencillamente porque no van en la línea del optimismo de su Gobierno, que mantiene contra viento y marea que en 2022 la economía española crecerá un 7 %. Según el Banco de España, el IPC subirá un 5,4 %.

Con el número 4, la inflación fue otro tema tabú en la comparecencia de Sánchez. Hace tres días, Funcas estimó que al cierre del año estará en el 5,8 % por el encarecimiento de la electricidad, los carburantes y, en general, la lista de la compra. El Gobierno, además, ha empezado a orillar de su discurso aquella máxima que mantenía Nadia Calviño hasta no hace mucho de que la subida del IPC es coyuntural y no estructural.

Con el número 5, Sánchez no dijo ni una sola palabra de su relación con Bildu, ni tampoco qué pasará con los 186 presos de ETA que aún cumplen condena (81 en cárceles del País Vasco y Navarra, el resto cerca). Y que, según Arnaldo Otegi, son el precio por su apoyo a los Presupuestos de 2022. 

La izquierda abertzale necesita que Sánchez reforme dos artículos del Código Penal: el artículo 76, que eleva la pena máxima de prisión a 40 años para los etarras condenados por dos o más delitos de terrorismo, siempre y cuando al menos uno de ellos estuviera castigado con una pena de más de 20 años. Y el artículo 36, que impide que los etarras condenados a más de cinco años entre rejas accedan al tercer grado hasta haber cumplido, al menos, la mitad de la condena.

Con el número 6, tampoco habló de por qué en todo 2021 no ha llamado ni una sola vez a La Moncloa al líder de la oposición, Pablo Casado. Ni siquiera al comienzo del curso, como venía siendo habitual en España. Y eso que durante su comparecencia pidió a Casado que tomara nota y aprendiera de la responsabilidad de los agentes sociales al pactar la reforma laboral con el Gobierno.

Pablo Casado durante su comparecenciaTarek

Con el número 7, la siempre complicada relación con Marruecos y el caso Ghali, en el que está imputada la exministra de Asuntos Exteriores. Precisamente la última vez que el presidente telefoneó al líder del PP fue a propósito de la avalancha migratoria en Ceuta que urdió Mohamed VI al enterarse de que España había acogido al líder del Frente Polisario a sus espaldas.

Queda por aclarar todo respecto a la entrada irregular y estancia de Ghali en un hospital en Logroño, porque el Gobierno se remite a que el asunto está judicializado (en el Juzgado de Instrucción número 7 de Zaragoza) y, en su declaración judicial, Arancha González Laya se parapetó a su vez tras la Ley de Secretos Oficiales.

Con el número 8, el presidente no dedicó ni una línea a la Ley de Memoria Democrática, la niña de sus ojos. Desde que Sánchez accedió a pactar con Unidas Podemos una enmienda a su propio proyecto de ley que supone anular parcialmente y de forma encubierta la Ley de Amnistía de 1977, nada se ha vuelto a saber. ERC y Bildu no quieren otra cosa que la derogación de esta última.

Con el número 9, y en relación a la anterior, Sánchez obvió cualquier alusión a la reforma de la Constitución, un asunto recurrente a lo largo de la legislatura. Ni siquiera a la del famoso artículo 49, que suprime el término «disminuido» y lo cambia por «personas con discapacidad». El Consejo de Ministros la aprobó en mayo pero el PP la tiene bloqueada en la Comisión Constitucional del Congreso por miedo a que acabe abriendo la puerta a un referéndum.

Y con el número 10, Juan Carlos I. El presidente dio su respaldo a Felipe VI, pero evitó cualquier alusión a la vuelta del Rey una vez que la Fiscalía de Suiza ha archivado la investigación sobre la donación de 100 millones de dólares de Arabia Saudí. Sánchez sabe que se está quedando sin coartada para mantener a Don Juan Carlos fuera de España, en Emiratos Árabes Unidos.

Cualquiera de estos 10 asuntos habría ensombrecido el balance del presidente del Gobierno. Mejor no meneallo.