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Rufián pasa por delante de Sánchez y de Calviño en el CongresoEfe

La crónica política

Sánchez acumula una docena de frentes que complicarán su supervivencia en 2022

Al presidente le espera un año muy duro. Su imagen está muy deteriorada, Yolanda Díaz va maniobrando, sus socios parlamentarios son cada vez más exigentes y Casado no deja de empujar

El mejor malabarista de España se llama Pedro. No se apellida Sánchez sino Elis, aunque también le gustan las pelotas de baloncesto, como a nuestro presidente. Pedro Elis es capaz de poner en el aire cinco de esos balones a la vez y que no se le caiga ninguno durante más de un minuto. Tiene, de hecho, dos récord guinness.

Pura destreza, pensarán. Pero nada comparado con la pericia que va a necesitar el otro Pedro, el de La Moncloa, para sobrevivir a 2022 sin que se le caiga al suelo una sola de las bolas que tiene en el aire. Y son una docena nada menos. Eso sí será de récord guinness.

Ómicron y la recuperación

El año empieza con la variante ómicron desbocada y las comunidades tratando de embridarla sin más apoyo del presidente que el moral. La sexta ola ha puesto en jaque la recuperación económica. Las previsiones del Gobierno, que ya de por sí eran optimistas, van a recibir una dosis de realidad: el Banco de España, el FMI, la OCDE y la Comisión Europea consideran imposible que el país crezca un 7 % este año recién estrenado –sus pronósticos van del 5,4 al 5,8 %–, como afirma Nadia Calviño.

La inflación, fuera de control

A ello se une el aumento del coste de la vida por el encarecimiento de la electricidad y los carburantes, sumado al cuello de botella logístico. La vicepresidenta económica ha prometido que la subida del IPC será coyuntural y no estructural, en contra del criterio de cada vez más expertos. En 2022 llegará el momento de la verdad. Y eso sí afecta al bolsillo de los españoles, no como la Ley de Memoria Democrática.

La paz social

La calle es una gran incógnita. Aunque UGT y CCOO están de parte del Gobierno, en el último trimestre de 2021 el Ejecutivo vivió en carne propia un estallido del descontento social –Cádiz, pensionistas, policías y guardias civiles…– al que no está acostumbrado. Y que no puede permitirse.

Las tres grandes reformas

A lo largo de 2022, el Ejecutivo de coalición deberá aprobar las tres grandes reformas comprometidas con la Comisión Europea para la recepción de los fondos Next Generation. La reforma laboral es un camello que Sánchez y Yolanda Díaz quieren hacer pasar por el ojo de aguja de ERC, Bildu y el PNV. La negociación será dura.

De la reforma de las pensiones solo está aprobada la primera parte, la reindexación al IPC y el llamado mecanismo de equidad intergeneracional mediante el incremento de un 0,6 % de las cotizaciones hasta 2032. Pero queda lo más peliagudo: abordar, entre otras cuestiones, el posible retraso de la edad de jubilación. 

El ministro José Luis Escrivá quiere empezar las negociaciones este mismo mes de enero. Un mes después, en febrero, está previsto que el comité de expertos designado por el Ministerio de Hacienda entregue sus conclusiones sobre la reforma fiscal. El Gobierno no adelanta acontecimientos, pero ya sabemos todos lo que quiere decir cuando habla de «armonización».

La relación con las comunidades

Así pues, la relación con las comunidades no será fácil. Por los impuestos y por el avispero de la reforma del sistema de financiación autonómica. A finales de noviembre de 2021, y convocados por el gallego Alberto Núñez Feijóo, ocho presidentes regionales del PSOE, PP y el PRC hicieron un frente común ante La Moncloa.

Galicia, Asturias, Cantabria, La Rioja, Castilla-La Mancha, Castilla y León, Extremadura y Aragón unieron fuerzas en una cumbre de presidentes –que no de siglas políticas– para reclamar las atenciones de Sánchez. Mientras, el País Vasco se rige por sus propias reglas y Cataluña presume de negociar de tú a tú y de igual a igual con el Gobierno de España.

La salud de la coalición

Pasado el ecuador de la legislatura, la salud de la coalición de Gobierno puede resentirse aún más. La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo tiene intención de lanzar su plataforma electoral recién inaugurado el año, a lo que se suma que tanto ella como las ministras de Podemos –Ione Belarra e Irene Montero– querrán marcar cada vez más perfil propio. Y distanciarse del presidente. 

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (i) conversa con la vicepresidenta segunda, Yolanda DíazEfe

Se avecina un constante test de estrés para la coalición, baste como botón de muestra lo sucedido con la reforma laboral: Sánchez ha tratado de diluir el protagonismo de Díaz, incluso colándole a traición a Escrivá en la rueda de prensa del que se suponía debía ser su gran día.

Su caída en las encuestas

El líder del Ejecutivo deberá luchar contra el ascenso de Díaz –la política mejor valorada barómetro tras barómetro del CIS– y también contra su propia caída en las encuestas. Sánchez ya gastó la bala de la remodelación de su Gabinete a mediados de 2021 para dar un nuevo impulso, pero el problema lo tiene más cerca: en sus zapatos. Su credibilidad está en mínimos. Ha prometido convocar el debate sobre el Estado de la Nación en el primer semestre del año y por primera vez desde 2015, pero es de prever que ese examen no cambie nada en la práctica.

La doble cita electoral

En mal momento le llega al socialista la reanudación del ciclo electoral, con el que Pablo Casado intentará ponerle la soga al cuello. «Tenemos la palabra para decidir qué queremos, sanchismo o futuro. Estas elecciones son la primera vuelta de las generales», afirmó hace unos días el presidente castellano y leonés, Alfonso Fernández Mañueco.

El PP quiere que estos comicios sean un plebiscito contra Sánchez. Estos y los andaluces, que previsiblemente serán a mediados de junio, como ya contó El Debate. El desenlace de ambas contiendas electorales marcará el calendario de las generales. Pablo Iglesias sigue convencido de que Sánchez las convocará antes de las autonómicas y municipales de mayo de 2023.

El bloque Frankenstein

Entretanto, el presidente tendrá que seguir haciendo malabares con sus socios del bloque Frankenstein, los único que tiene y tendrá, porque el acercamiento al PP es del todo inviable. Por ambas partes. La convalidación de los reales decretos ley de la reforma laboral y de la mascarilla en exteriores serán, solo, el inicio de la subida del Everest parlamentario que le espera este año. Luego vendrán la Ley de Vivienda, la de Memoria Democrática, la de Seguridad Ciudadana… ERC y Bildu siempre quieren más de lo que el Gobierno ofrece.

El independentismo catalán

En 2022, el independentismo catalán volverá a llamar a la puerta de Sánchez después de unos meses de relativas aguas mansas. Ya le advirtió el presidente de la Generalitat en su mensaje navideño que este año debe haber un «avance de la negociación con el Estado» que acabe en un referéndum.

La sentencia del castellano

De entrada, a la vuelta de Reyes se cumple el plazo dado por el Tribunal Supremo a la Generalitat para aplicar la sentencia del 25 % del castellano en las aulas. El Gobierno se ha resistido hasta ahora a pedir la aplicación forzosa del fallo a través de la Abogacía del Estado.

La manifestación en contra del 25% del español del sábado en BarcelonaEfe

Los tribunales

A Sánchez le espera otro año duro en el ámbito judicial, después de las cuatro sentencias del Tribunal Constitucional que recibió en contra de su gestión de la pandemia en 2021. La oposición tiene recurridos ante la Justicia los indultos a los nueve presos del procés, la Ley Celaá y la de la eutanasia, entre otros.

No parece que esté en los planes del presidente del Gobierno volver a intentar asaltar la Ley del Poder Judicial para cambiar la mayoría parlamentaria necesaria para elegir a los miembros del CGPJ. Pero con Sánchez nunca se sabe.