Interior mantiene en un almacén las pistolas «Taser» adquiridas para la Policía Nacional
Más de 200 cuerpos policiales municipales y autonómicos cuentan con ellas, mientras los agentes nacionales solo dispone de sus armas de fuego
El Gobierno tenía razón. Hace año y medio anunció a bombo y platillo la adquisición de más de 1.000 pistolas «taser» para la Policía Nacional por valor de 2.099.350 euros. «Dado que la Dirección General de la Policía tiene como uno de sus principales objetivos el alcanzar la cota más alta posible en la seguridad y salud de los miembros de la Policía Nacional en el desarrollo de sus cometidos profesionales es necesario adquirir un elemento operativo, del que actualmente se carece, para graduar el uso de la fuerza y utilizarlo como solución intermedia al arma de fuego en situaciones de riesgo elevado para los policías o terceras personas», justificaba Interior a la hora de sacar a concurso la adquisión.
Y las pistolas llegaron en tiempo y hora (de momento 600 y en mes y medio llegará el resto). Pero, una vez llegadas, las «taser» se guardaron en el almacén y ahí se aburren en el desuso.
«Trasfondo político»
El Sindicato Unificado de Policía (SUP) demanda que «el Ministerio del Interior debe entregar de inmediato los dispositivos eléctricos a los policías nacionales que lo necesitan, o explicar si es cierto que el retraso en la entrega de los dispositivos tiene un trasfondo político relacionado con el rechazo de sus socios de Gobierno a cualquier mejora para la Policía Nacional».
Porque el problema no está en el uso de este tipo de herramientas de defensa. Más de 200 cuerpos policiales en España, entre locales y autonómicas, disponen ya de pistolas «taser», algunos como los Mossos d'Esquadra desde hace años. Y las usan en las situaciones que lo requieren como alternativa al uso del arma de fuego, que puede resultar peor para la persona contra la que se utiliza y favorece la protección del agente. Desde el SUP consideran que se trata de una «discriminación» que les deja en «desamparo».
Descarga eléctrica
La pistola «Taser» es un dispositivo de defensa que lanza dos ganchos que se adhieren al cuerpo de la persona violenta y le provoca una descarga de unos 50.000 voltios durante un tiempo inferior a los 5 segundos. Esta descarga genera una paralización muscular ya que confunde al sistema nervioso del cuerpo y la persona violenta puede ser neutralizada.
Organizaciones vinculadas a los Derechos Humanos dudan de este tipo de herramientas aduciendo que pueden ser empleados como «elementos de tortura». Otras voces aluden a la Ley de Protección de Datos, ya que las «taser» disponen una cámara que graba la actuación policial. Desde el sindicato policial apelan a la responsabilidad del agente. «Los policías no tenemos nada que ocultar», aseguran.