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Casado y Mañueco

Pablo Casado y Alfonso Fernández MañuecoDavid Mudarra

Crónica política

Un tiempo para Mañueco, un tiempo para Casado

Todo el congreso del PP castellanoleonés se ha vivido en clave nacional, como el inicio de una larga campaña electoral que culminará en 2023

«Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora», afirma el Eclesiastés. «Un tiempo para nacer, y un tiempo para morir; un tiempo para plantar, y un tiempo para cosechar», prosigue el texto sagrado. Parece claro que la dirección del Partido Popular interpreta las próximas elecciones autonómicas en Castilla y León como el tiempo oportuno para que Alfonso Fernández Mañueco logre una holgada victoria que, a su vez, cuan ola surfera, lleve a Pablo Casado, si no encalla en Andalucía, desde Génova hasta el Palacio de la Moncloa.

Los comicios que esta comunidad tendrá el próximo día 13 son los primeros de corte autonómico que Castilla y León celebra en solitario, pero su efecto marcará el conjunto del clima político español. Quizás por ello, todos los líderes populares, del primero al último, que han intervenido ayer y hoy en León en el marco del congreso del PP castellanoleonés han manifestado con sus palabras que la estrategia es primero Mañueco, y luego, Casado.

Casado desarma al PSOE: «Creen que un buey es un holograma de Juego de Tronos»

Gamarra, Almeida, Feijóo, López-Miras... Todos han hecho una lectura en clave nacional de los comicios del día 13 de febrero

Cuca Gamarra, portavoz del PP en el Congreso, ha avisado a Pedro Sánchez de que «el 13 de febrero es el tic-tac, el momento de darle la patada de La Moncloa». José Luis Martínez Almeida, portavoz nacional del PP y alcalde de Madrid, ha pedido a Mañueco que transmita el 13 de febrero que «hay luz al final del túnel del sanchismo». Y el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, ha insistido en unir el voto del centroderecha para que el próximo 13 de febrero sea primer paso para la victoria al PP en el conjunto del país. En la misma línea han ido las intervenciones de Ayuso, López-Miras o Juanma Moreno. Más claro, agua.

La implicación de Pablo Casado será máxima: conoce y ama esta tierra por sus orígenes palentinos y por haber sido diputado por Ávila. Quiere impregnarse de la más que probable victoria de Mañueco y, además, Castilla y León está a tiro de piedra de Madrid. Aunque fuentes muy cercanas a su equipo señalan que «solo» estará en el acto de inauguración y en el de cierre, más en dos mítines, que serán los dos sábados centrales, incluida por tanto la precampaña, el truco serán los actos sectoriales, a los que piensa asistir «según le vaya surgiendo la oportunidad». Es decir, que si una granja de vacas en Burgos, que si una fábrica de coches en Valladolid, que si los jamones de Guijuelo, que si los viñedos de… En resumen, Casado estará por Castilla y León todo el santo día.

Madrid Invasion

Alfonso Fernández Mañueco recibe con agrado esta Madrid Invasion. Por la tradicional vinculación entre las dos comunidades, todo lo que acontece en Madrid, especialmente si tiene un aroma liberal-conservador, es visto con agrado en Castilla y León. Además, Ayuso es abulense por parte de padre y Casado, como ya hemos señalado, palentino. No quedará forzada su presencia en la campaña autonómica; incluso realza al presidente regional, otorgándole un aura de mayor trascendencia.

Aun así, quizás un tanto abrumado por la repercusión mediática y política que están adquiriendo estos comicios, desde el entorno cercano a Mañueco recalcan que estas, fundamentalmente, son unas elecciones autonómicas, y que ante todo quieren hablar de soluciones, «en tono positivo», a los problemas reales de los castellanoleoneses. Aprovechan entonces para meter algún anuncio sobre una bajada en el IRPF y nuevas deducciones a los residentes en zonas rurales en riesgo de despoblación. En esos momentos algún genotiva presente en el corrillo entorna los ojos, sonríe con malicia y empieza a musitar para sus adentros: «Sánchez, tic, tac, tic, tac…»

El PP son conscientes de que ya no pueden estirar más el chicle de Garzón, que incluso comienza a beneficiar al mortecino Podemos de la zona

En el congreso se ha hablado por activa y por pasiva del affaire Garzón. En una comunidad tan ganadera, había interés por parte de los adversarios políticos del ministro comunista en exprimir su metedura de pata. Ahora bien, en el PP son conscientes de que ya no pueden estirar más el chicle, que incluso comienza a beneficiar al mortecino Podemos de la zona, dándole una vitola de víctima con la que tratar de ganar algo de espacio electoral con un discurso en clave ecologista.

De ahí que Génova a partir de ahora mueva su foco desde Garzón al propio PSOE para, de este modo, ilustrar el caso como un signo de la debilidad política de Sánchez por no cesarle. «La verdad es que el caso de Garzón nos viene de perlas. Si dimite, bien. Si no dimite, mejor aún. Sánchez demuestra que no gobierna ni su propio Gobierno, y seguirá sus andanzas con esta patata caliente incrustada, quemándole a él, no a nosotros. Demuestran que son eso; la izquierda caviar y que no quieren ni pueden dejar de serlo. Allá ellos».

Efectivamente, estas elecciones en Castilla y León serán en realidad un plebiscito camuflado sobre un nombre y un apellido: Pedro Sánchez.

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