La crónica política
El PP sospecha que el PSOE tratará de reventar la campaña: «Algo van a intentar»
Aún no ha empezado oficialmente la batalla electoral en Castilla y León, pero Tudanca sigue el mismo camino que Gabilondo. Los populares afirman que la «garzonada» ha sido un regalo
La Bañeza, en León, es uno de esos fortines populares que se mantuvo fiel a sus siglas cuando peor le vinieron dadas. En las elecciones autonómicas de 2019, las que ganó el socialista Luis Tudanca, la Bañeza siguió votando PP.
Y ése será el lugar elegido por Pablo Casado y Alfonso Fernández Mañueco para el inicio oficial –el próximo jueves– de la campaña de unas elecciones en las que están llamados a votar 2.094.490 castellanos y leoneses, pero que tendrán evidentes efectos colaterales en la política nacional.
De hecho, el líder del PP tiene previsto visitar las nueve provincias, algunas por duplicado, en una suerte de caravana paralela a la del candidato y presidente de la Junta. A cuya llamada acudirán también Mariano Rajoy, Isabel Díaz Ayuso, Alberto Núñez Feijóo, Juanma Moreno, los alcaldes de Madrid, Zaragoza, Santander… la lista de invitados es interminable.
Nadie quiere perderse la primera fiesta del año en el PP, y Fernández Mañueco tampoco quiere que nadie se la pierda. Los populares reconocen que están en racha, y que las declaraciones de Alberto Garzón han sido «un regalo» caído del cielo. «En 2019, lo que nos podía salir bien salía regular, lo que podía salir regular salía mal y lo que podía salir mal salía muy mal. Ahora es todo lo contrario. Lo que puede salir bien sale muy bien, lo que puede salir regular sale bien y lo que puede salir mal sale regular», resume una fuente de la dirección del PPCyL para El Debate.
Ellos son la cara y el PSOE, la cruz. El partido que ganó los anteriores comicios ha vagado por la precampaña sin rumbo, noqueado por el bofetón, o chuletón, de su propio ministro de Consumo. Como hiciera Ángel Gabilondo con nulo éxito, Luis Tudanca y los suyos están intentando quedarse con parte del ajuar electoral de Ciudadanos, un partido en retirada.
No obstante, el presidente de GAD3, Narciso Michavila, le augura el mismo resultado que al entonces candidato del PSOE en Madrid. «El patrón de voto en una y otra comunidad es muy similar, con una salvedad. En Madrid, todo el voto de Ciudadanos fue al PP. En Castilla y León, una parte de los votantes de Ciudadanos no irá a votar», explica el sociólogo. Pero a la saca del PSOE, nada.
Los populares no se fían
Tudanca tiene todas las de perder, y por eso en el cuartel general del PPCyL no se fían. Sobre todo, del tándem formado por Pedro Sánchez y su jefe de Gabinete, Óscar López, que conoce bien el terreno que pisa porque él mismo fue candidato a la Junta en 2011. Entonces sacó 29 escaños; el popular Juan Vicente Herrera, 53.
Los populares afirman estar preparados para cualquier cosa del PSOE
«Siempre esperamos sorpresas extrañas. Algo van a intentar. Pero estamos preparados para cualquier cosa, para otra garzonada o lo que tramen», sostienen desde la candidatura de Fernández Mañueco.
En muchas de las encuestas publicadas, éste obtiene más escaños que la suma de toda la izquierda, lo que dejaría a Tudanca de manos atadas. Solución: polarizar, dividir y que sea Vox el que les haga el trabajo. «Con Ciudadanos hundido, Vox es el único que puede quitarnos la mayoría absoluta», argumentan en las filas populares.
Pero, ¿tramar el qué? En la campaña de las elecciones madrileñas, la izquierda llegó a activar una «alerta antifascista» después de que a Pablo Iglesias y a Fernando Grande Marlaska –entre otros– les llegaran unas cartas anónimas con balas dentro.
A la ministra Reyes Maroto le enviaron una navaja supuestamente ensangrentada (resultó ser pintura) con cuya fotografía posó a las puertas del Congreso. Poco después se supo que el remitente era un esquizofrénico diagnosticado que puso sus datos reales en el sobre. Tras las elecciones nunca más se volvió a hablar de ello. De hecho, a mediados de julio el juzgado de Instrucción número tres de Madrid archivó el caso sin más.
Con ese precedente, creen que todo es posible. Durante la precampaña, los socialistas dispararon las primeras municiones por un supuesto caso de financiación ilegal en el PP de Salamanca en el proceso de primarias por el que, en 2017, Fernández Mañueco se alzó con el liderazgo del PP de Castilla y León. Pero, pese a los intentos del PSOE y Unidas Podemos de meterlo con calzador en la agenda política, no hubo manera.
Los socialistas, «centrados»
Desde las filas socialistas, sin embargo, aseguran estar centrados en los asuntos que preocupan a los castellanos y leoneses, como la sanidad, la despoblación y la economía. Pero el drama para Tudanca es que el electorado ha acogido muy bien el discurso contra el sanchismo de Fernández Mañueco. Por más que su ex socio, Francisco Igea, señalara días atrás en una entrevista en El Debate que es «una estupidez notable» pensar que el sanchismo es el problema de Castilla y León.
Vacuno, protección del lobo, diésel, remolacha, cierre de térmicas y minas… las políticas de Sánchez son, cuando menos, controvertidas en una región donde el sector primario y la industria automovilística suponen mucho más que un porcentaje jugoso del PIB. Son un medio de vida para miles de familias y una forma de enraizar a la población. Los vallisoletanos dicen desde hace décadas que si Renault estornuda, Valladolid se constipa, en alusión a la fuerte dependencia que la ciudad tiene de la fábrica del rombo.
Está todo inventado. Cuando Juan Vicente Herrera presidía la Junta y José Luis Rodríguez Zapatero el Gobierno central, el burgalés hizo de la defensa del carbón casus belli contra el socialista, frente a la política de renovables y biomasa de este último. El cierre de la central nuclear de Garoña, en Burgos, también espoleó a la población de la región contra el zapaterismo. Carambolas de la vida, por aquel entonces el líder del PSOE de Castilla y León era el hoy jefe del Gabinete de Sánchez, Óscar López.
Más de una década después, López le ha aconsejado a Sánchez dejarse caer por la región lo justo, y así lo hará. Se le espera en el primer sábado de campaña, también en el acto central en León y en el cierre del viernes 11. Y poco más. Casi será mayor la participación de Zapatero, pero es que el expresidente ya no tiene nada que perder.