España vaciada
El 86 % de las localidades de Castilla y León ha perdido población en los últimos 20 años
La falta de oportunidades laborales y las carencias de los servicios básicos arrastra a los jóvenes fuera de los pueblos
La despoblación es una gran herida abierta en el corazón de Castilla y León. La falta de oportunidades laborales y la carencia de servicios básicos en los pueblos arrastra cada año a miles de jóvenes fuera de la región. Pese a ello, la España vaciada no se resigna y se revuelve contra el abandono de las instituciones tras años de promesas baldías.
«Hay mucha gente a la que le gustaría quedarse pero no puede», asegura el popular Sergio López, alcalde de Fonfría (Zamora), una localidad que ha perdido uno de cada tres habitantes en los últimos 20 años. «Existe un déficit de servicios médicos y carreteras; la cobertura es nula. En la práctica no se ve ningún resultado de las políticas de la Junta (de Castilla y León)».
En el mismo sentido se pronuncia Juan José Arenas, regidor socialista de Santa Croya de Tera, otra localidad zamorana que ha pasado de 473 a 290 habitantes en dos décadas. «No pedimos nada del otro mundo, solo que se mantenga lo que tenemos, que no nos quiten más servicios».
«Hay muy pocos jóvenes en el pueblo. El único menor de 40 años que trabaja soy yo. La mayoría se ha ido a la capital de provincia, porque aquí no tenían ninguna posibilidad de trabajar», afirma Javier Izquierdo, alcalde popular de Camporredondo (Valladolid), cuya población ha caído un 28,5 % en este periodo.
«Hemos estado casi 20 años sin que naciera ningún niño, y ahora mismo solo hay tres en el pueblo», recuerda Izquierdo, que se muestra pesimista respecto al futuro. «Es muy difícil remontar esto, habría que crear más trabajo. La situación no tiene mucho más remedio».
Una caída imparable de población
Los datos respaldan estos análisis: Castilla y León perdió un 7 % de habitantes en la última década, mientras que la población del 86 % de las localidades de la región cayó entre 2001 y 2021, según ha podido calcular El Debate en base al censo del Instituto Nacional de Estadística (INE).
El municipio más afectado por este fenómeno es Bercimuel, en la provincia de Segovia, que en 2001 rozaba el centenar de habitantes, mientras que hoy solo quedan 20 personas. Cigudosa y Valdeprado, en Soria, Navamorales (Salamanca) y Riaguas de San Bartolomé, en Segovia, también han experimentado descensos del 70 % en su población en las últimas dos décadas.
Pese a ello, los castellanoleoneses son cada vez más conscientes de esta realidad: tres de cada diez personas consideran la despoblación el principal problema de la comunidad, según el barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). Esta misma preocupación es la bandera de las candidaturas de la plataforma España Vaciada, que concurrirán en cinco provincias (Valladolid, Soria, Burgos, Palencia y Salamanca) en las próximas autonómicas del 13 de febrero.
Los jóvenes piden un futuro
Andrés Leralta, de 32 años, es uno de los jóvenes que ha decidido quedarse en su localidad, El Barco de Ávila, ya que le gusta la zona y consiguió entrar a trabajar en una gestoría. «La mayoría de mis amigos se ha ido a Madrid, al final nos mueve el tema laboral. Aquí solo queda el trabajo en el turismo, la hostelería o el autoempleo».
El Barco de Ávila, que linda con el río Tormes, también ha perdido más de 300 habitantes, pese a ser el municipio más grande de la zona, y según Leralta faltan «infraestructuras, médicos y mejores comunicaciones por carretera». El joven considera que actualmente «no hay futuro» en los pueblos de la región, pero está convencido de que la situación «puede cambiar en función de las políticas que se hagan».
Los fondos europeos podrían jugar un papel clave para combatir la despoblación en la comunidad. La Junta de Castilla y León concedió, el pasado diciembre, 1,3 millones de euros de los fondos europeos al proyecto 'CYL-HUB', un proyecto que prevé la creación de un observatorio digital para apoyar a los jóvenes emprendedores de la región a desarrollar sus proyectos y a encontrar inversores para sacarlos adelante.
Su director, Emilio Corchado, asegura que el propósito de esta iniciativa es «retener talento, que los jóvenes no piensen en irse a Madrid o al extranjero, al saber que si tienen proyectos, va a haber corporaciones y universidades que los van a escuchar». Así, cree que «tenemos que hacer todo lo posible para generar una sensibilidad que permita crear empresas desde el minuto uno en los pueblos y pequeñas ciudades».
Del éxito de las políticas públicas, su colaboración con el tejido empresarial y de la protección de los servicios básicos dependerá el futuro de la comunidad, donde la cuenta atrás para atajar el problema de la despoblación ya está en marcha.