El asesino más sanguinario de ETA, Txapote, podría salir de prisión en tres años si Sánchez cede ante Bildu

Es difícil saber si será el terrorista que más asesinatos acumula. Se sospecha que ordenó o ejecutó hasta 55 asesinatos. Pero, sin duda, es el más sanguinario, el que menos escrúpulos, el ejecutor nato. No le tembló el pulso para apretar el gatillo de la pistola que asesinó a Miguel Ángel Blanco. Tampoco tuvo reparos en asesinar al dirigente socialista Fernando Múgica ni en ordenar que se acabara con el también socialista Fernando Buesa a toda costa.

Tal fue su sangre fría que no tardó en hacerse con los mandos de los comandos terroristas en su ascenso hacia la cúpula de la banda asesina. Sustituyó a Kantauri, autor de una veintena de asesinatos y que, por cierto, también saldría de prisión en 2025 gracias a estos beneficios. Y en los dos años que estuvo al frente de la rama militar, organizó hasta 20 comandos adiestrando a terroristas procedentes de la kale borroka.

Condenado por 14 asesinatos

Javier García Gaztelu cumple condena por 14 asesinatos, aunque si se suman los asesinatos producidos durante su actividad como jefe del aparato militar, la cifra ascendería a 55 muertes.

Sin embargo, Txapote podría salir de la prisión de Extremera, donde permanece ahora junto con su pareja y también asesina, Irantzu Gallastegui, en apenas tres años si el Gobierno de Pedro Sánchez accede a la petición de Bildu de reformar el Código Penal de manera que las penas de prisión cumplidas en Francia se resten de las penas a las que fueron condenados los terroristas en España.

De esta forma, García Gaztelu saldría de prisión en 2025 después de restar los seis años que permaneció en cárceles del país vecino desde que fue detenido en 2001 hasta que fue entregado a España en 2007. De hecho, la propia entrega por parte de Francia ya fue un beneficio penitenciario, puesto que terminó de cumplir en España la pena que le había sido impuesta en Francia. Este tiempo le computó también como pena en España.

También fue beneficiado cuando en marzo del año pasado fue acercado de la cárcel de Huelva a la de Estremera, en Madrid. De esta forma, seguía los pasos de su pareja, Irantzu Gallastegui, a quien conoció dentro del Comando Donosti y con quien compartió el asesinato de Miguel Ángel Blanco.

Ahora, una vez más, el asesino más sanguinario de ETA, el que no solo no se arrepiente de lo que hizo sino que se muestra orgulloso, podrá beneficiarse de las políticas penitenciarias del Gobierno de Pedro Sánchez, movidas por la dependencia que tiene de Bildu.