Fundado en 1910

Alberto Casero con Ana Beltrán y Teodoro García EgeaPartido Popular

Las tres horas más tensas de Alberto Casero: un error con el voto y llamadas desesperadas

Su día se basó en llamadas telefónicas para intentar arreglar el error y presentarse en el Congreso para votar de manera presencial

Si se puede señalar a alguien como protagonista de la jornada de este jueves en el Congreso es al diputado del Partido Popular, Alberto Casero. El error que rodea a su voto –bien sea telemático o humano– decidió la aprobación de la reforma de la reforma laboral.

Casero hizo uso del voto telemático. Esta modalidad que antes era usada de manera puntual por los diputados se normalizó con la llegada de la pandemia. El «sí» o el «no» se verificaba anteriormente a través de una llamada telefónica, pero, de nuevo, el Covid cambió las rutinas y este paso parece haber sido eliminado.

El diputado popular solicitó este tipo de votación al encontrarse «enfermo» con gastroenteritis. Tras la aprobación, Casero accedió al sistema para marcar la casilla con la decisión de su partido, que era la de no aprobar la reforma laboral propuesta por el Gobierno. En dicho momento, el popular tuvo que responder a dos cuestiones: una sobre la convalidación del Real Decreto Ley en cuestión y otra sobre la tramitación del mismo. La primera suponía la aprobación o no de la medida y la segunda facilitaba la tramitación que permite la presentación de enmiendas. Mientras el PP votaba «no» a la aprobación, lo hacía con un «sí» a la tramitación.

Sin embargo, Casero votó (o al menos así lo refleja el sentido final) justo al revés. El PP sostiene que se trata de un fallo informático. «Advertí que el certificado emitido por la Cámara no se correspondía con el sentido del voto que manifestaba». Tras darse cuenta del error intentó ponerse en contacto con la Cámara para poder cambiar el resultado a sabiendas de que, de producirse, debía hacerse antes del comienzo de la votación. Si no conseguía esto y la votación daba comienzo, su escaño sería un «sí».

Pero la Mesa no contestó y el diputado decidió comunicarse con su partido. El PP decidió entonces llamar a Ana Pastor, miembro del PP y vicepresidenta segunda de la Mesa. Las llamadas telefónicas se sucedieron y Pastor contactó con la presidenta Meritxell Batet para avisarla de que el tiempo corría y el voto de Casero era el equivocado.

Mientras en el seno de UPN se discutía sobre la decisión del partido de apoyar la reforma, el PP buscaba soluciones ante la pasividad de la Mesa de la Cámara Baja, la única que podía arreglar el desaguisado. Solicitaron entonces una reunión urgente. Pero Batet no estaba por la labor y decidió no acceder al encuentro. Su partido contaría entonces con un «sí» que podría ser clave (como luego resultó ocurrir) para que saliese adelante el Real Decreto Ley que se tambaleaba ante un ajustado resultado.

A la desesperada, Casero decidió acudir al Congreso. Si conseguía sentarse en su escaño podría volver a votar, esta vez de manera presencial, y apretar el botón del «no». Pero los funcionarios de la Cámara, según contó más tarde Cuca Gamarra, impidieron entrar al diputado que no pudo ejercer el voto presencial. Las puertas del hemiciclo se cerraron durante la votación por lo que no pudo acceder al interior. Finalmente, y cuando la votación ya se había producido, logró entrar. Lo único que podía hacer, llegados a ese punto, era protestar.