Comandante Pedro Cardona: «La Armada es exigente, pero devuelve mucho más de lo que se da»

La Escuela Naval Militar de Marín (Pontevedra) es una de las academias militares más insignes de España. Allí se forman los oficiales de la Marina que capitanearán nuestros barcos por todos los océanos. Y también es una de las más queridas. El próximo día 12, sin ir más lejos, una pequeña parte de esa escuela, el barco-escuela Juan Sebastián Elcano, partirá de San Fernando (Cádiz) para dar una nueva vuelta al mundo.

El Debate ha hablado con su comandante director, Pedro Cardona.

–Usted fue alumno de esta misma Escuela Naval. ¿Cómo ha cambiado esta academia?

–La verdad es que para nosotros es un poco como volver a casa. Sigue teniendo el mismo objetivo que ha tenido siempre, que es proporcionar a la Armada los mejores oficiales posibles para defender a España, a sus intereses y a sus ciudadanos en y desde la mar. Pero lógicamente nos adaptamos, variamos la forma de enseñar en función de los tiempos y las circunstancias.

–¿Cuáles son esas variaciones?

–Lógicamente, la Escuela Naval, como como el resto, tiene que adaptarse a los cambios que le proponen el escenario del siglo XXI. Hay cambios en las materias que impartimos, las adaptamos, las modernizamos, las actualizamos, pero también ha habido una transformación muy severa en la forma en la que impartimos los conocimientos. Esto ha sido particularmente así en los últimos dos años, en los que, como el resto de la sociedad, la Escuela Naval ha sufrido un impacto importante por la pandemia y en lugar de percibirla como un obstáculo, lo que hemos tratado es de transformar esta crisis en una oportunidad. En ese sentido ha sido para nosotros como acelerador de un proceso de transformación que ya habíamos iniciado con anterioridad y que se cristaliza en aspectos muy concretos, como por ejemplo la transformación digital de la enseñanza. Para ello hemos empleado lógicamente, una serie de herramientas nuevas. Esto ha llevado a que la enseñanza ahora mismo sea la mejor.

–Usted también a lo largo de su trayectoria, ha trabajado en la Armada de otros países, ¿Cómo salen los alumnos de la Escuela Naval de Marín respecto a los alumnos de otros países?

–Tenemos un modelo de enseñanza que es muy similar al que se imparte en otros países amigos y aliados. De manera muy especial esto es así, concretamente con países de la Unión Europea. Hay una serie de iniciativas que tienden a que haya un cierto alineamiento entre los modelos de enseñanza de las diferentes naciones. Contamos, por ejemplo, con el Erasmus Militar, que es un mecanismo que permite un intercambio entre alumnos de la Academia. De hecho, ahora mismo, por ejemplo, en este curso en el que estamos, tenemos en torno a un 7 %, un 8 % de alumnos extranjeros de diversos países. Hay una de una gran cantidad de alumnos de otras academias que quieren estudiar aquí.

–En la Escuela Naval se estudian cuatro ramas diferentes ¿Qué diferencia hay entre unos cuerpos y otros?

–Por empezar por los que son más obvios para ojos de a la sociedad civil, el Cuerpo de Ingenieros es un cuerpo que realiza funciones de apoyo de ingeniería española directamente en diversas facetas, no solamente la de construcción. Sino también en las labores de sostenimiento y apoyo de los barcos. Los barcos de guerra son difíciles de mantener y para ello hace falta un cuerpo técnico que tenga los conocimientos suficientes como para apoyarnos en estas labores. El cuerpo de Intendencia es nuestro nuestro apoyo económico, administrativo y de aprovisionamiento. Son los que lleva la parte logística. El cuerpo de Infantería está intrínsecamente ligado a la Armada. Es uno de nuestros puños ofensivos. Su función fundamental es proyectar el poder naval sobre tierra. Finalmente tenemos el cuerpo de oficiales que es el cuerpo de mando. Asume la responsabilidad primero de operar los barcos y las unidades y eventualmente de mandar en los medios.

–No es lo mismo trabajar en un barco que en campo abierto. ¿Hay diferencia de valores entre las distintas ramas del ejército?

–Hay cuatro pilares que se enseñan, que se inculcan aquí en la Escuela Naval a los oficiales de la Armada que son honor, valor, disciplina y lealtad. Cada academia, cada ejército tiene sus propias peculiaridades. Tenemos una manera muy gráfica en la que explicamos a nuestros alumnos la peculiaridad de la Armada. La Armada se compara muy bien con una barca de remos. Hay 4, 5, 6 remeros pero también hay una persona que toma las decisiones y las decisiones de esa persona afectan a la suerte, afectan a la vida, afectan al devenir de la rotación completa del barco. Y, por tanto, esto requiere que cada uno de los miembros de la organización cumpla exactamente con una serie de órdenes, procedimientos que se han establecido y que obedezcan de manera, con convencimiento, pero de manera sincera, las órdenes que imparte una persona La disciplina es un valor esencial, central.

–¿Las situaciones como la que se está viviendo ahora en Ucrania hace variar la enseñanza?

–Cuando se lee un poco sobre e sobre el escenario estratégico internacional, el adjetivo que más se encuentra es incierto. El escenario, es obviamente cambiante, muy difícil de predecir. Y por tanto, si enfocamos nuestra enseñanza hacia un suceso concreto o hacia un modelo de conflicto concreto, le haremos un flaco favor a nuestros alumnos. Lo que nosotros pretendemos es darles un kit de herramientas, mentales muchas veces, para que sean capaces de adaptarse a ese escenario incierto que de manera indefectible se van a encontrar. Si nos atuviéramos a las situaciones concretas, como decimos los marinos, probablemente ganaríamos la guerra pasada y no la guerra que viene. Esto no quiere decir que lógicamente le demos la espalda a los acontecimientos relevantes que se presentan en la actualidad. Lo que sí que hacemos es utilizar estos estos sucesos, no siempre bélicos porque también está la pandemia, para presentarlos como ejemplos, como problemas sobre los que tienen que pensar para determinar qué y por qué está pasando.

–El día 12 sale el Juan Sebastián Elcano en una nueva ruta. ¿Qué importancia tiene el barco en la Escuela Naval?

–El viaje es un momento mágico, es un momento especial. Yo diría que es un año que modula, moldea el carácter de la marina. Es un barco de vela y por tanto se vive, trabaja y prácticamente se realizan todas las actividades de cubierta. Eso permite un contacto muy especial, muy directo con el entorno en el que luego vas a desarrollar tu carrera. Además es una parte de España a la que se le tiene un cariño muy, muy especial en muchas partes del mundo, y eso también se nota.

–¿Cómo animaría a los jóvenes para que se inscriban, para que vengan a la Escuela Naval de Marín?

Quiero ser sincero, aquí hacen falta una serie de requisitos importantes. No hablo de requisitos físicos ni intelectuales, que también, hablo de cosas un poco diferentes. La carrera de la Armada exige generosidad porque aquí tienen que hacer renuncias, algunas importantes. Y también hace falta tener un cierto espíritu de servicio. La Armada sirve en España a sus ciudadanos. Cuanto más arriba llegas más sirves. Porque nosotros solemos decir que mandar es servir. La Escuela Naval en concreto no es una ocupación, no es una profesión, es una forma de vida. Y yo creo que esto es probablemente uno de los grandes atractivos que tiene. Es un modo de vida exigente, pero que les va a devolver mucho más de lo que ellos dan. Además, creo que hay que animar, particularmente a las mujeres. Nosotros tenemos en la escuela un 12 % de mujeres cuando en la sociedad son el 51 %. Y yo sí que les animaría a ellas. Sí les animaría a investigar, a leer, a preguntar, a llamarnos, para que comprendan las posibilidades tan tremendas que tiene esta profesión para ellas.