Sánchez y Marlaska, obligados a desvelar a El Debate quién fue el «Señor X» que dejó entrar a Ghali

El Gobierno de España se ha negado a cumplir las órdenes legales que, según consta en una investigación de El Debate, le trasladaron para que la propia Presidencia, hasta tres Ministerios, el Gobierno de La Rioja y el hospital de Logroño, donde internaron a Brahim Ghali, desvele quién dio la orden de permitir la entrada en España, de manera anónima y pese a estar buscado por la Audiencia Nacional, del líder del Frente Polisario.

En concreto, el Consejo de Transparencia ha ordenado a los Ministerios de Asuntos Exteriores, de Interior y de Defensa; amén de al Gobierno socialista de La Rioja y al centro médico que le atendió; la entrega a este periódico de toda la documentación de una operación llevada casi en secreto y que provocó una crisis internacional con Marruecos que, aún, no ha terminado.

El plazo dado, según la resolución con número de serie RCTBG 576/2021 impulsada por El Debate, concluyó el pasado lunes 14 de febrero, sin que conste el cumplimiento de la misma por parte de Fernando Grande-Marlaska, a quien se insta literalmente a desvelar todos los detalles de la controvertida entrada del líder polisario:

«Copia íntegra de la documentación, cualquiera que sea su formato, mediante la cual tuvo conocimiento el Ministerio del Interior o su Ministro de la entrada en España o del ingreso en el centro hospitalario de Brahim Ghali».

«Copia de las comunicaciones efectuadas o recibidas en el Ministerio al Gobierno de La Rioja o a otros ministerios del Gobierno de España relativas a la entrada en España o al ingreso en el centro hospitalario de Logroño de Brahim Ghali».

«Fecha en la que tuvo conocimiento el Ministerio de la autorización del Gobierno de España para la entrada en el país de Brahim Ghali e instrucciones dadas a las Fuerzas de Seguridad encargadas del control de fronteras para permitir su entrada en España (bajo documentación falsa)».

«Informes, dictámenes jurídicos, recomendaciones o cualquier otra documentación, cualquiera que sea su formato, relativos a la conveniencia, oportunidad o valoración jurídica de la entrada en España de Brahim Ghali (y del hecho de realizarla bajo documentación falsa)».

«Informes o documentación existente en el Ministerio del Interior sobre la autorización de la entrada, estancia y salida de Brahim Ghali. Autoridad que permitió el acceso a España de Brahim Ghali».

El mandato incumplido por el Gobierno es un misil en la línea de flotación de su estrategia para dejar en un limbo la extraña operación que permitió a Ghali entrar a España a «escondidas», el pasado mes de abril, con documentación probablemente falsa, sin informar a Rabat y sin dar cuenta a la Audiencia Nacional, que por entonces instruía un caso contra él ya archivado por supuestos crímenes contra la humanidad, según las denuncias insistentes de las autoridades marroquíes.

Antes de recibir el varapalo, Marlaska se negó a hacer entrega a El Debate de todo ello amparándose en la Ley de Secretos Oficiales de 1968; el perjuicio para las relaciones exteriores y por motivos de seguridad pública. Ahora deberá explicar lo que camufló bajo la normativa franquista de secretos de Estado.

De todas las instrucciones imperativas para el Gobierno, es especialmente relevante la que le obliga a señalar a la autoridad exacta que dio el permiso a Ghali, internado en un hospital riojano para tratarse supuestamente de una grave dolencia. Ese «señor X», responsable de la mayor pifia de la diplomacia española, que le ha costado una enemistad de consecuencias imprevisibles con su tradicional aliado africano.

Aunque el Gobierno ha agotado el plazo máximo y, de hecho, ya ha incumplido la ley, de despejarse esa incógnita podría quedar claro qué ministro en concreto dirigió las operaciones que han sacudido la diplomacia española en uno de sus frentes más calientes, estimulando con ello una crisis migratoria que incluyó el asalto por tierra de Ceuta.

Sánchez y el Rey Felipe

El varapalo a Moncloa no queda ahí y llega a la propia Presidencia, a quien también se obliga a dar cuenta pública de otros puntos clave de esta enorme polémica, mediante la RCTBG 577/2021, de 31 de enero, ahora en propiedad de este periódico:

«Copia de la documentación, cualquiera que sea su formato, informes, estudios, remitidas por el Gobierno de España a la Casa Real desde el inicio de la crisis provocada por el ingreso en un centro hospitalario de Logroño del líder del Frente Polisario el 18 de abril pasado, relativos a la crisis migratoria y a las relaciones hispano marroquíes y las consecuencias derivadas del acogimiento por razones humanitarias en nuestro país de Brahim Ghali».

«Número de despachos mantenidos entre el Presidente del Gobierno y el Rey Felipe VI desde el 18 de abril de 2021 para tratar el tema de la crisis migratoria, las relaciones con Marruecos y el ingreso en un centro hospitalario español del líder del Frente Polisario».

«Copia de la documentación remitida desde el Gobierno de España a la Casa Real solicitando la intervención del Monarca, en función de intermediación diplomática con el Reino de Marruecos y número de despachos, día de celebración y modo (presencial, telemático…) en que se ha solicitado al Rey dicha intervención diplomática con el Reino de Marruecos».

Ni Sánchez ni Marlaska ni ningún Ministerio afectado ha atendido las resoluciones legales: todos han incumplido los plazos para no dar pistas del «Señor X» que autorizó la llegada de Ghali

Merece especial atención el desempeño personal de Pedro Sánchez como Jefe del Ejecutivo. Más allá de servirse del Jefe de Estado en Fitur para buscar un acercamiento al Rey de Marruecos, ¿de qué informó Sánchez a su Majestad el Rey sobre tan delicada crisis migratoria y política, si es que lo hizo? Ésa es la gran pregunta.

Moncloa suele escudarse en que la Casa Real tan solo debe rendir cuentas por aplicación de la Ley de Transparencia y previo permiso suyo, de cuestiones meramente administrativas.

El papel de la presidenta de La Rioja

La investigación realizada por El Debate salpica directamente a la presidenta de La Rioja, Concepción Andreu, con un papel clave que se ve forzada a desvelar ahora, muy a su pesar y de su completo silencio.

El aprieto es aún mayor dado que este periódico había ampliado su investigación a La Rioja, y lo que antes Marlaska había tratado de ocultar, según se ha explicado, ha sido objeto de sendas resoluciones que imponen la obligación a la presidenta riojana de informar sobre extremos clave.

Tales documentos son las Resoluciones del Consejo de Transparencia 538/2021 y 559/2021, del 5 de enero y 13 de enero respectivamente, y que a la fecha de elaboración de este artículo no han sido cumplidas, habiendo sido denunciados tales incumplimientos. La presidenta de La Rioja, al igual que el resto de altos cargos del PSOE, debe hacer entrega de la siguiente documentación:

«Copia de la documentación acreditativa del ingreso en el Centro».

«Copia de las instrucciones, recomendaciones, informes en materia de seguridad de Brahim Ghali que hayan sido dadas al centro hospitalario y al personal del mismo por la (Delegación del Gobierno en La Rioja, Ministerio del Interior, Gobierno de La Rioja o cualquier otra institución)».

«Copia (de la documentación relativa a la implementación de un dispositivo especial de seguridad) sobre la persona de Brahim Ghali».

«Copia íntegra (de la documentación), cualquiera que sea su formato, (por la cual se ordenó el ingreso en el centro hospitalario) y documentación justificativa de la necesidad u oportunidad del ingreso».

«Copia de las comunicaciones efectuadas desde el Gobierno de La Rioja al Gobierno de España, (juzgados) o cualquier otra institución, comunicando el ingreso en el centro hospitalario de Brahim Ghali».

El Debate publica en exclusiva este avance informativo, e irá aportando nuevos datos que afectan a Presidencia, Exteriores, Defensa y Consejo de Seguridad Nacional en función de la documentación recibida sobre tan delicado caso, detonante de un pulso con Marruecos que aún dista de estar solucionado. Y que Ghali verá, probablemente desde la distancia de un cobijo en Argelia.