Fundado en 1910

Santiago Abascal y Juan García-Gallardo durante un mitinEfe

Primicia de El Debate

Vox lanza un órdago al PP: «O entramos en el gobierno o preferimos volver a unas elecciones»

Tras escuchar el duro discurso de Casado del martes, el partido de Abascal responde que votará en contra de la investidura de Fernández Mañueco si éste no accede a una coalición como con Cs

El discurso que el martes por la tarde hizo Pablo Casado ante su Comité Ejecutivo Nacional, en el que cargó contra los «populismos a un lado y a otro», ha retumbado en la sede de Vox. En el partido que preside Santiago Abascal se lo han tomado como una bofetada -otra, dicen- en plenos prolegómenos de las conversaciones que ha de emprender Alfonso Fernández Mañueco para ser investido presidente.

La cuerda está muy tensa. Tanto que desde la dirección nacional de Vox adelantan a El Debate un órdago en toda regla al PP: «O Vox entra en el gobierno o no habrá ninguna posibilidad de investidura. No nos abstendremos, nuestros votantes no lo aceptarían. Preferimos volver a unas elecciones», aseguran desde la formación que atesora 13 escaños clave para garantizar no solo la investidura de Fernández Mañueco, sino también la gobernabilidad de Castilla y León.

Las mismas fuentes subrayan que el resultado de las elecciones del domingo obliga, que supone «un mandato para gobernar». Y que ya han sido engañados demasiadas veces por el PP como para confiar en ellos. «El PP no cumple nunca», sostienen.

En Vox se están cuidando mucho de no hablar de consejerías. Su candidato, Juan García-Gallardo, no ha hablado de ninguna en concreto en las entrevistas que ha concedido desde el lunes. Pero afirman que quieren «ni más ni menos que Ciudadanos».

La legislatura pasada, el acuerdo de gobierno entre el PP y Cs incluyó la Presidencia de las Cortes para los naranjas, además de la Vicepresidencia de la Junta -que asumió Francisco Igea- y cuatro consejerías: Sanidad; Transparencia, Ordenación del Territorio y Acción Exterior; Industria y Empleo; y Cultura y Turismo.

La diferencia fue que entonces ganó las elecciones el socialista Luis Tudanca, y el PP y Cs unieron sus 41 escaños (justo la mayoría absoluta) para impedir que gobernara. Los primeros sacaron 29 y los segundos, 12. En este caso, Fernández Mañueco ha ganado las elecciones con 31 escaños y Vox tiene 13.

En Vox aseguran que su postura es inamovible: o entran en el gobierno para propiciar «un cambio de rumbo» o votarán en contra de la investidura. De momento no ha habido comunicación con Fernández Mañueco ni con ningún otro portavoz del PP. García-Gallardo no ha llamado al presidente en funciones de la Junta de Castilla y León ni viceversa. Pero la intención de Vox es que sean ellos quienes negocien directamente. Que es, por otra parte, lo que también pretende Fernández Mañueco: tener el control, sin tutelas de Génova 13.

Desde la dirección de Vox insisten en que es «fácil» llegar a un acuerdo si hay voluntad porque los votantes de ambos partidos así lo quieren. Pero sitúan el problema más en Madrid que en Valladolid: en la estrategia de conjunto de Pablo Casado, a quien este miércoles Pedro Sánchez ha instado a decidir «si abre las puertas a un Gobierno del PP con la ultraderecha o no».

Los populares no se han tomado en serio la oferta que el presidente les hizo el martes en el Senado: la abstención del PSOE a cambio de que el PP rompa con Vox en toda España.

Si Vox se reafirma en que no se abstendrá gratis, a Fernández Mañueco solo le quedaría una opción: conseguir los tres votos de Soria YA! (algo relativamente fácil), los tres de UPL (más difícil), y el de Por Ávila y pedir tres abstenciones al PSOE. O dos al PSOE y la otra a Igea, aunque el candidato de Cs juró y perjuró durante la campaña que jamás facilitaría una investidura de quien le echó de la Junta.