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Pedro Sánchez y Olaf Scholz, en La Moncloa, en eneroBorja Puig de la Bellacasa

La crisis energética

La jugada más arriesgada de Sánchez: así intentará esquivar la bajada de impuestos

La partida se juega entre este viernes y el Consejo Europeo de la próxima semana. El presidente ha puesto las expectativas tan altas que puede fracasar. Enfrente tiene al alemán Scholz

Pedro Sánchez quiere repetir la imagen que se produjo en julio de 2020, cuando a sus ministros les faltó mantearlo. Acababa de volver de un Consejo Europeo con 140.000 millones de euros de los Fondos Next Generation para España bajo el brazo, y su Gobierno en pleno le ovacionó con entusiasmo a la entrada de La Moncloa.

Los ministros aplaudiendo a Sánchez a la vuelta de un Consejo Europeo

Ahora Sánchez tiene otra misión. El presidente pretende que sea la UE la que embride la escalada de precios de la energía para él no tener que bajar impuestos de forma drástica. Esto último afectaría a la recaudación y, por ende, comprometería el gasto público que tiene previsto el Gobierno para este año: 458.970 millones de euros.

El Ejecutivo, de hecho, lleva días insistiendo en el mensaje de que ya ha dejado de recaudar 12.000 millones de euros por las últimas rebajas a la fiscalidad de los carburantes, el gas y la electricidad. Y en que no servirá de nada seguirlo haciendo si la UE no hace su trabajo. «No vale solo con bajar impuestos, hay que atajar de raíz el problema, si solo bajamos la carga impositiva, pero sigue cara la energía, no acabaremos con el encarecimiento. Por eso proponemos en Europa compras descentralizadas, impulso a las energías renovables, desligar los precios de gas y electricidad…», insistió la portavoz del Ejecutivo, Isabel Rodríguez, este jueves.

Sánchez, preso de sus altas expectativas

El socialista ha puesto todos los huevos en la cesta del Consejo Europeo de los días 24 y 25 de marzo. Él mismo y su Gobierno han situado las expectativas muy altas. Tanto, que todo lo que no sea conseguir que la UE acceda a desligar el gas del precio de la electricidad será considerado un fracaso. Eso y que Bruselas dé carta blanca a los países miembro para limitar los precios.

La partida se juega, sobre todo, este viernes. El presidente viajará por la mañana a Roma para reunirse con el primer ministro italiano, Mario Draghi, el griego, Kyriakos Mitsotakis, y el portugués, António Costa.

Sánchez pretende constituir con ellos tres una especie de frente sur que empuje en la misma dirección. A Costa ya se lo tiene ganado, y de hecho la propuesta que adelantó este jueves la vicepresidenta Teresa Ribera de limitar el precio del megavatio hora a 180 euros (en el mercado mayorista) es conjunta con Portugal. Draghi está receptivo, aunque su posición no es concluyente.

Pedro Sánchez y Mario DraghiBorja Puig de la Bellacasa

En torno al mediodía, los cuatro mandatarios comparecerán de forma conjunta en una rueda de prensa. De ahí, Sánchez volará a Berlín para enfrentarse a su particular Goliat: el canciller Olaf Scholz, con quien mantendrá una cena de trabajo.

Alemania tiene una gran dependencia del gas ruso, lo que condiciona la posición de Scholz, contraria a la de Sánchez. Con dos excepciones: ambos comparten su oposición a la energía nuclear (en esa tesis están también Austria y Luxemburgo) y su apuesta por las renovables.

En enero, Scholz, socialdemócrata como Sánchez, visitó a éste por primera vez en La Moncloa y ambos constataron sus diferencias en política energética. Ya entonces, el canciller se opuso a la reforma del mercado que el presidente español lleva reclamando desde el verano.

Ésta incluye, además de topar precios y desvincular el gas de la electricidad, hacer compras centralizadas en el mercado mayorista para obtener mejores precios. Como ocurrió con las vacunas contra el coronavirus.

Este jueves, la víspera de esa jornada clave, el presidente viajó a Bucarest para entrevistarse con el primer ministro de Rumanía, Klaus Iohannis. Y allí insistió en que la UE debe desacoplar el gas del precio de la electricidad, para lo que obtuvo el respaldo del mandatario rumano.

Y mientras Sánchez busca aliados entre los Veintisiete, en su propio Gobierno Unidas Podemos cuestiona su plan de respuesta. Este jueves Yolanda Díaz, Ione Belarra y Pablo Echenique pidieron casi al unísono que el Gobierno recorte los beneficios caídos del cielo de las eléctricas y cree un «impuesto extraordinario» para las grandes compañías del sector.

«Las tres grandes eléctricas en nuestro país han incrementado de 2020 a 2021 un 47% sus beneficios antes de impuestos, llegando a una cifra de 10.022 millones de euros", se quejó la vicepresidenta segunda. Belarra y Echenique, por su parte, auguraron que limitar a 180 euros el precio del megavatio hora no hará que las eléctricas dejen de «forrarse». «Es insultante que, en 2021, con la factura más cara de la historia, las eléctricas cuadruplicaran sus beneficios y el presidente de Iberdrola -imputado por presuntamente contratar al mafioso Villarejo para extorsionar a sus rivales- ganase más de 35.000€ cada día», denunció Echenique en Twitter.

En cualquier caso, el resultado de las reuniones de este viernes y del Consejo Europeo de la semana próxima será definitivo para las medidas que finalmente apruebe el Consejo de Ministros el 29 de marzo. Que estas logren el respaldo unánime de los partidos políticos, las comunidades autónomas y los agentes sociales, como le gustaría a Sánchez, se antoja imposible.