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Naufragio

La Audiencia Nacional remite a la Justicia gallega el presunto homicidio imprudente del Villa de Pitanxo

Será la Audiencia Provincial de Pontevedra la que decida si hay indicios suficientes para abrir un procedimiento penal contra el capitán del barco, tras las acusaciones de uno de los tres marineros supervivientes

La Fiscalía de la Audiencia Nacional ha entregado al juez instructor de la causa del Villa de Pitanxo, el barco gallego que naufragó mientras faenaba en aguas de Terranova, el informe preceptivo en el que determina que la competencia para conocer del caso es de la Audiencia Provincial de Pontevedra. El texto -firmado por el fiscal Marcelo Azcárraga a petición del magistrado Ismael Moreno, titular del Juzgado de Instrucción Central número 2- ha entendido que , dado que el puerto de arribada del buque está ubicado en la localidad gallega de Marín, el posible delito de homicidio imprudente uno de los marineros supervivientes, Samuel Koufie, atribuye al capitán de la nave, se habría producido en territorio español, en cuyo caso son los tribunales provinciales los encargados de avanzar en el caso.

Hasta la fecha, el análisis de la información disponible, se ha limitado a un «estudio del Derecho Marítimo Internacional» para determinar «qué tribunal debía hacerse cargo» de las posibles responsabilidades penales en los trágicos hechos ocurridos el pasado día 15 de febrero. De los 24 tripulantes tan sólo sobrevivieron 3, el capitán, su sobrino y un marinero. Este último es quien ha ofrecido una versión distinta, revelada en exclusiva por El Debate, a la inicialmente prestada ante las autoridades canadienses, acusando directamente al patrón de cometer graves negligencias en el momento del hundimiento.

En poder de los investigadores, el bruto de los datos objetivos de navegación del barco. «Dos balizas, una manual» que fuentes próximas a la Fiscalía han confirmado a El Debate que el capitán activó en el momento de la alerta y otra «automática, que se activa en caso de «vía de agua insalvable», cuando se produce un hundimiento. Además, la denominada «caja azul» del barco, que es la encargada de aportar el recorrido o «derrota de la nave» durante su estancia fuera de puerto.

Ahora, será la Capitanía Marítima de Pontevedra, dependiente del Ministerio de Transportes, la encargada de analizar todos los valores recogidos y emitir un informe técnico, con valor de prueba pericial, que «será clave para determinar en sede judicial» si la versión prestada por el marinero ghanés que sobrevivió a la tragedia coincide con el transcurso temporal de los acontecimientos.

Sin trajes salvavidas

Este marinero tuvo que explicar el motivo por el que no vestía el traje de supervivencia en el momento que el buque se fue a pique. Detalló que cuando el capitán asumió que el naufragio era inminente y dio la orden de subir al puente, él pensó que no iba a tener tiempo a ponerse esta vestimenta, puesto que durante esta marea no se habían probado los trajes para adjudicarlos por tallas. Así que decidió acatar el mandato del patrón (subir al puente), pero desistió de intentar localizar la ropa de emergencia y vestírsela.

Además, el trabajador ghanés resaltó que sólo dos de los 24 hombres que iban a bordo del Villa de Pitanxo llegaron a equiparse correctamente para hacer frente al naufragio. El primero al que vio así vestido fue al capitán: cuando Samuel Koufie subió al puente, le sorprendió comprobar que Juan Enrique Padín Costas tenía ya puesto el traje salvavidas. El otro que se pudo equipar fue el sobrino del patrón, Eduardo Rial Padín. Éste declaró en Canadá que, tras escuchar cómo su tío dio la señal de abandono del buque (siete pitadas cortas y una larga), se fue al camarote, tomó el chaleco y el traje de supervivencia y subió al puente. Éste ya estaba prácticamente hundido, por lo que lo recogieron en el mar y lo lograron aupar a la lancha de salvamento. A esta embarcación se subieron un total de nueve personas, entre ellas los tres supervivientes.

Sobrevivir a la hipotermia

En su declaración del día 25 de febrero, Samuel Koufie aseguró que el capitán no realizó esas ocho pitadas y que en ningún momento ordenó que los tripulantes se pusiesen los trajes de supervivencia. Además, añadió que durante la marea no se llevó a cabo ninguna práctica o ejercicio que los preparase ante una eventual emergencia, es decir, que no se realizaron simulacros de supervivencia, evacuación o contraincendios.

En esa misma declaración, aseguró que, cuando estaba en Canadá, el patrón y un miembro de la empresa armadora –este vía telefónica desde España– le presionaron para que dijese que el capitán había dado señal de abandono del buque, había ordenado a la tripulación que se colocase los trajes de supervivencia y que durante la singladura se habían realizado las prácticas reglamentarias.

La realidad es que fue un milagro que Samuel sobreviviese sin ese traje. Ramón Porto, capitán del Playa Menduiña Dos, buque que rescató a los tres supervivientes del Villa de Pitanxo, destacó la gran utilidad de este tipo de vestimentas en declaraciones a la agencia Europa Press: «Estos trajes tenemos claro que son buenos, porque caes al mar y, si te metes en la balsa, puedes salvar la vida. Pero si no te metes en la balsa estás muerto. En poco más de media hora estás KO».

¿Cómo resistió el marinero ghanés sin esa protección durante cinco horas? Pues recurrió a una técnica de supervivencia que había visto en un programa pocos días antes de embarcar, según contó días atrás La Voz de Galicia. Estuvo durante todo ese tiempo de pie, agarrado a las paredes de la balsa, para que el agua no tocase su cuerpo. El objetivo era estar seco de rodillas para arriba, como se recomendaba en ese espacio televisivo. Le funcionó.