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El presidente del Gobierno, Pedro SánchezEFE/ La Moncloa / Fernando Calvo

Un país en retirada

La creciente irrelevancia internacional de España

Joe Biden hablará hoy con los dirigentes de Francia, Alemania, Reino Unido e Italia sobre la guerra de Ucrania. España no está invitada. La política exterior de Pedro Sánchez está conduciendo al país hacia un creciente retraimiento de la esfera mundial

El presidente estadounidense, Joe Biden, abordará este martes cuestiones relativas a la invasión rusa a Ucrania en una conversación telefónica con dirigentes europeos. La llamada con los líderes de gobierno de Reino Unido, Alemania, Francia e Italia será «para discutir los últimos acontecimientos relativos a la invasión rusa de Ucrania», ha adelantado un portavoz de la Casa Blanca. Pedro Sánchez no está invitado a la reunión.

¿El motivo? La entrega del Sáhara a Marruecos, las cesiones en la negociación del Gibraltar en la era postBrexit, la connivencia con los regímenes chavista y castrista en Hispanoamérica… Más allá del coyuntural éxito de Sánchez con su «excepción ibérica» a los precios de la energía, éxito que no ha sido tal, ya que la propia Comisión Europea autorizó desde el 8 de marzo a los Estados miembros a intervenir en los impuestos de luz y gas, lo cierto es que España camina desde hace años hacia un creciente retraimiento de la esfera mundial.

La situación no es fruto del azar. Las políticas de Pedro Sánchez, o la ausencia de estas, hacen que España no esté, ni se la espere, en los foros mundiales de toma de decisión y sí, en cambio, en 'apagar' los crecientes problemas domésticos. Señalamos a continuación las principales áreas geopolíticas donde la acción exterior española ha estado caracterizada por el desacierto o la incomparecencia.

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, junto a Pedro Sánchez, en el G-20EFE

EE.UU.

Sánchez fue ignorado de nuevo por Joe Biden el pasado día 24 en Bruselas en la cumbre de la OTAN para analizar la guerra de Ucrania. Sigue clavado en la memoria el paseíllo de menos de un minuto que el presidente español dio junto a su homólogo estadounidense en junio del año pasado en otra cumbre, la del G20; paseíllo que es recordado como uno de los mayores fiascos de la historia reciente de la diplomacia española. Los desplantes de Biden hacia Sánchez han sido constantes. El motivo de este rechazo estadounidense es la presencia de ministros comunistas en el ejecutivo español, hecho que en el contexto occidental es visto como una anomalía que impide la confianza y la colaboración. Sánchez tendrá la oportunidad de redimirse de estos desplantes el próximo junio, en la cumbre que los días 29 y 30 la OTAN celebrará en Madrid. Madrid entonces será un anfitrión en el plano logístico, con los evidentes réditos que ello conlleva, pero no significará que esté en la toma de decisiones.

Pedro Sánchez y Fernando Grande Marlaska, en un encuentro con Mohamed VIEFE

Magreb

La voluntad por mejorar a toda costa las relaciones bilaterales entre España y EE.UU. es uno de los factores que explican el súbito cambio de posición con respecto al Sáhara Occidental tras 46 años defendiendo posiciones opuestas. Pedro Sánchez ha renunciado al referéndum de autodeterminación que el Gobierno español, en concordancia con la ONU, reclamaba desde 1975 para el pueblo saharaui. Aceptar la propuesta de Marruecos de convertir la excolonia en una comunidad autónoma del reino alauita significa reconocer de facto la soberanía marroquí sobre el territorio. El giro ha sido tanto más súbito cuanto que el pasado año el líder del Frente Polisario, Brahim Gali, fue trasladado a Logroño para ser tratado de covid, hecho que provocó la retirada de Madrid de la embajadora marroquí y poco después una avalancha humana sobre Ceuta. No parece, sin embargo, que este giro histórico hacia Marruecos, tradicional aliado de EE.UU., haya sido especialmente apreciado por parte de Washington; el pasado día 25, su secretario de Estado, Antony Blinken, anunció una gira en la que pisará suelo argelino y marroquí, pero no español. Argelia, por su parte, ha retirado a su embajador de Madrid.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, en la base de Torrejón, MadridJuan Medina / GTRES

Europa

En la Unión Europea, donde muchos países miembros sufrieron el yugo ruso-soviético durante décadas, también causa notable desconfianza y malestar el Ejecutivo de Sánchez; el único, recordamos, con ministros comunistas en toda la Historia de la UE. El populismo de extrema izquierda no solo significa una cuestión de ideología, sino que también tiene traslación en el plano práctico, donde son frecuentes los bandazos de Sánchez, con el consiguiente descrédito que ello conlleva. Por ejemplo, el pasado 28 de febrero, aceptando las presiones de Unidas Podemos, Sánchez anunció que no enviaría armas a Ucrania. La presión de la opinión pública, española e internacional, hicieron que dos días más tarde el Ejecutivo español variase su postura inicial al anunciar, ahora sí, el envío de armas a Ucrania.

El Peñón de GibraltarCreative Commons

Gibraltar

La Comisión Europea y el Gobierno británico iniciaron el pasado 11 de octubre las negociaciones sobre Gibraltar tras el Brexit. Las negociaciones entre Londres y Bruselas por la situación en Irlanda del Norte no favorecen un clima de acuerdo y, además, existen sospechas de actitudes entreguistas por parte del Gobierno que preside Pedro Sánchez a la vista de cómo se están desarrollando las negociaciones, que solo han logrado fortalecer la posición del Reino Unido, país que ha salido de la UE, y debilitar la posición de los socios europeos, además de la propia de España. Todas las luces de alarma se han encendido en Europa tras la reciente cesión española en la cuestión saharaui.

Hispanoamérica

La nueva embajadora de EE.UU. en España, Julissa Reynoso, ha afeado el papel político desempeñado por el ejecutivo de Pedro Sánchez en América Latina. La embajadora, proveniente del ala izquierdista del Partido Demócrata, y con experiencia en América Central y del Sur, ha afirmado estar «bastante familiarizada» con la, a su juicio, «deslucida» política española en Cuba, Venezuela y Nicaragua. Según Reynoso, España podría hacer «mucho más» en Latinoamérica a la hora de defender los Derechos Humanos y las libertades fundamentales. Críticas similares hacia Sánchez se formulan desde Bruselas, donde detectan actitudes cómplices hacia estas dictaduras.