Sin marcha atrás
La pinza entre Pedro Sánchez y Yolanda Díaz acentúa la agonía de Podemos
Los morados tienen asumido que la ministra de Trabajo es su única tabla de salvación, pero desconfían cada vez más de sus planes. Y tienen motivos
El CIS del pasado miércoles, aun después de pasar por los fogones de José Félix Tezanos, arrojó un dato demoledor para Podemos. Sus dos ministras, Ione Belarra –que también es la líder del partido– e Irene Montero, son las peor valoradas de todo el Gobierno de coalición, con notas de 3,8 y 3,9, respectivamente.
No era ningún secreto que Pedro Sánchez había dado por amortizada a la formación de Pablo Iglesias desde hace tiempo, e incluso enseñado la puerta de salida a sus dos ministras cuando ambas –solo ellas, ni siquiera Alberto Garzón– se opusieron al envío de armas a Ucrania.
Pero, este lunes, el presidente del Gobierno fue un paso más lejos en Espejo Público al oficializar que su socia es y será Yolanda Díaz, a sabiendas de que una parte de la izquierda jamás le votaría a él pero sí a ella. A lo que Díaz respondió este martes recogiendo el guante, agradecida: «Comparto con el presidente del Gobierno que vamos a trabajar juntos, colaborando», aseguró.
La alusión directa de Sánchez a «lo que representa el espacio de Yolanda Díaz», aun cuando ésta no tiene de momento partido ni plataforma detrás, ha aumentado los recelos de Podemos respecto a la heredera que designó Iglesias en marzo de 2021. Por más que, en público, su portavoz restara este lunes hierro a las palabras nada espontáneas del presidente: «Ella es nuestra candidata y nos parece absolutamente normal esa referencia», aseguró Isa Serra.
Los morados saben que Díaz es su única tabla de salvación para no acabar como UPyD –salvando las distancias–, pero desconfían cada vez más de sus planes, y tienen motivos.
En primer lugar, porque temen que la gallega vaya por libre si, llegado el caso, decidieran abandonar el Gobierno y ella no. De hecho, Díaz siempre ha sido partidaria de aguantar y cabalgar contradicciones –que diría Iglesias–, como la del cambio de postura unilateral de Sánchez respecto al Sáhara Occidental.
Además, la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo ha afirmado en varias ocasiones que el suyo será un proyecto transversal que «no va de formaciones políticas», en una clara alusión a sus compañeros de coalición.
La marca morada, abrasada
Hasta ahora, Podemos ha sido el partido alfa de la coalición Unidas Podemos, pero sus días como tal están contados. Su marca está abrasada y Díaz pretende hacerla desaparecer en eso que se ha venido en llamar «frente amplio»; aunque a la ministra de Trabajo lo de «frente» no le termine de convencer.
En las elecciones de Castilla y León, Unidas Podemos obtuvo un único procurador y apenas el 5 % de los votos, pese a ir por primera vez en coalición con IU. Díaz, que se veía venir el batacazo, solo asomó por la campaña una mañana, y en un pueblo vallisoletano –Castronuño– de poco más de 800 habitantes.
En las madrileñas de mayo de 2021 la candidatura que encabezaba el propio Iglesias fue ampliamente superada por Más Madrid y, de cara a las andaluzas, Podemos todavía no sabe qué quiere ser: está buscando un acuerdo con Izquierda Unida y Más País, pero de momento las «fuerzas progresistas» no se ponen de acuerdo ni en el candidato ni en todo lo demás.
La distancia entre Podemos y Yolanda Díaz quedó patente este martes. La plana mayor de los morados acudió a la presentación del libro de Iglesias, Verdades a la cara. Recuerdos de los años salvajes. Sin embargo, allí no estaba la ministra de Trabajo, que alegó que tenía un viaje a Galicia inaplazable.
Sí estuvieron Montero, Belarra y también Serra, así como el portavoz de Unidas Podemos en el Congreso, Pablo Echenique, la secretaria de Organización de Podemos, Lilith Verstrynge, y los secretarios de Estado de Derechos Sociales y de la Agenda 2030, Nacho Álvarez y Enrique Santiago. Este último, también secretario general del PCE, es íntimo del ex líder de Podemos.
Iglesias, por su parte, procura habitualmente evitar las críticas a Díaz en público, pero cuando le ha tocado elegir entre Podemos y la ministra de Trabajo no ha dudado nunca en qué lado ponerse. Como con el envío de armas a Ucrania. En las últimas horas, Belarra y él mismo se han adherido a un manifiesto en el que insisten en que el diálogo con Vladimir Putin es la única vía posible. Entre las firmas no estaba Díaz, ni tampoco se la esperaba.
El proceso de escucha de Yolanda Díaz acumula retraso tras retraso
Ella, entretanto, continúa retrasando esa «conversación abierta con la sociedad española», como la denominó este martes en TVE. Una conversación que inicialmente iba a empezar en otoño, y que de hecho arrancó con un acto de Díaz en Valencia, en compañía de Ada Colau y de Mónica Oltra.
Después lo interrumpió para, supuestamente, retomarlo en febrero, tras la convalidación de la reforma laboral en el Congreso. Pero no lo hizo, y semanas después llegó la invasión de Ucrania y se acentuó la crisis energética y la inflación. Así que Díaz lo vio claro y a finales de marzo anunció que posponía esa escucha otra vez, sine die en esta ocasión, por «pura responsabilidad con el Gobierno de España». Y hasta hoy.