Crónicas Diplomáticas
Por qué Marruecos gana todas sus negociaciones contra España
El Majzen, el Estado profundo marroquí, tiene definida su estrategia desde hace décadas y sabe esperar el momento para aprovechar al máximo las crisis políticas españolas
«Dudo que el apaciguamiento produzca rentabilidad en sitio alguno; y en el norte de África, muchos menos... Hace siglos que nos conocemos». Estas son las palabras de un tiempo a esta parte más repetidas en los entornos diplomáticos del MAEC, el Ministerio de Asuntos Exteriores de España. Y es que la imagen de un sonriente ministro, José Manuel Albares, reuniéndose en Marrakech con su homólogo marroquí, Naser Burita, se contempla desde Madrid con escepticismo por una notable parte de la carrera diplomática.
El encuentro de Albares con Burita supuso el colofón institucional a la previa reconciliación política entre ambos países; reconciliación en la que Pedro Sánchez giró decididamente a favor de Marruecos en el conflicto del Sáhara Occidental. A la salida de dicho encuentro, Albares, satisfecho, anunció vía Twitter el próximo «reforzamiento de lazos humanos y económicos, la lucha contra la trata de personas y la migración irregular» entre España y Marruecos.
Lo sucedido en las últimas semanas parece cualquier cosa menos una estrategia reflexiva y desarrollada en el tiempo por conocedores de la materia
Fuentes cercanas al MAEC mantienen, sin embargo, un análisis reticente. «Lo sucedido en las últimas semanas parece cualquier cosa menos una estrategia reflexiva y desarrollada en el tiempo por conocedores del tema. En vez de visualizar con serenidad pros y contras en la toma de decisiones, el Ejecutivo ha actuado con precipitación ante el enfado de Mohamed VI por haber traído a Brahim Gali, el secretario general del Frente Polisario, a curarse de la covid a Logroño. La tensión resultante con el país vecino, avalancha humana sobre Ceuta incluida, derivó en una catarata de reacciones por parte de Madrid; y todo ha concluido por parte de España con lo que parece más una rendición que cualquier otra cosa».
Los mismos interlocutores interpretan así el escenario al que se está llegando en la política exterior de Pedro Sánchez con respecto al Magreb: «Moncloa y Albares están transformado un error coyuntural en una mala situación estructural. España tiene política exterior conocida desde los reyes godos y, al contrario, con respecto a Marruecos las decisiones de los últimos meses parecen ocurrencias salpimentadas con intentos de simpatías personales. A decir verdad, es una ejecutoria bastante limitada».
Trípode Marruecos, Argelia y Túnez
Los analistas diplomáticos de Ministerio recurren para El Debate a una metáfora visual para describir el marco estándar sobre el que España asienta sus vínculos con el Magreb: «Siempre hemos prestado atención desde Madrid a las tres patas de un trípode que lo conforman Marruecos, Argelia y Túnez. Con las últimas decisiones del presidente Sánchez y el ministro Albares, esa estructura se descompensa y se prima por primera vez expresamente a uno de sus elementos: el marroquí. Sin consultar a nadie, sin debate parlamentario de ninguna clase, ha saltado por los aires una estructura fundamental de nuestra política exterior que, con sus variaciones, se ha mantenido en Madrid desde que concluyeron las guerras de África con Miguel Primo de Rivera, es decir; desde antes de la II República».
Estas «variaciones» por parte del Gobierno español suponen un factor decisivo en las relaciones hispano-marroquíes, porque al otro lado de estrecho de Gibraltar el proceso de decisión política es muy diferente del español. «Rabat entiende que tiene bien resuelta la toma de decisiones político-internacionales, como probaría su mantenimiento a lo largo del tiempo, durante décadas, de una línea de actuación coherente y constante; acaso más coherente y constante que su actual contraparte en Madrid», precisa un segundo interlocutor de El Debate; en este caso, experto en Relaciones Internacionales y que, en su condición de conocedor de la laberíntica alta política del reino alauita, prefiere reservar su identidad para mejor ocasión.
En el Majzen, la élite de Marruecos nucleada en torno a la monarquía, que son los que realmente gobiernan el país desde la sombra, hay gente muy inteligente y capaz
Precisa esta segunda fuente que mientras Marruecos, Argelia y Túnez «tienen claro qué quieren», España «ignora cómo articular soluciones a las crisis habituales». Así, el Magreb en general y Rabat en particular sabrían cómo lograr beneficios en el momento oportuno.
Majzen Vs. PSOE
«Hay que reconocer una realidad», prosigue el segundo de nuestros interlocutores, «en el Majzen, la élite de Marruecos nucleada en torno a la monarquía, hay gente inteligente, preparada y con colmillo retorcido. Basta reseñar que, desde los tiempos de Mohamed V, el abuelo del actual rey, cada vez que se ha producido una crisis con España, ellos, los marroquíes, han ganado casi siempre: desde el Ifni y la Marcha Verde hasta la muy inquietante no inmatriculación de Ceuta y Melilla dentro de la OTAN... Y así llegamos hasta el Sáhara, cuando España se ha desvinculado de la doctrina de la ONU».
Hoy Madrid se mostraría más titubeante que nunca. «Lo que sucedió con la muerte de Franco, salvando las distancias, se proyecta en la falta de proyecto de un Gobierno como el actual, con su consecuente incapacidad de reacción, brutalmente reflejada en la actuación de Moncloa a través de la presencia en La Rioja del líder del Frente Polisario, con todas sus posteriores derivadas. Si comparamos España con Marruecos en el plano fijo, nuestro país tiene una proyección exterior evidentemente mucho mayor. Pero el Majzen sabe esperar su oportunidad; y cuando nuestros Gobiernos muestran debilidad, ellos sacan tajada al máximo».
Desde el Majzen esperan su oportunidad, y cuando España experimenta una crisis, aprovechan el momento al máximo
La valoración que esta segunda fuente de El Debate realiza sobre la gestión del tándem Sánchez-Albares no parece especialmente halagüeña. «Mientras que en el Majzen mantienen una visión de conjunto, orientada hacia la construcción de una gran Marruecos, este Gobierno carece de nada parecido a una estrategia sólida en favor de los intereses de los españoles. Observamos una coalición y unos apoyos externos que se centran solo en el momento, en los constantes malabares de Pedro Sánchez para mantenerse en el poder. Con un Ejecutivo así, al Majzen no le resulta complicado optimizar las crisis. Lo hemos visto con el Sáhara… Y con el espionaje a los móviles».